26 diciembre 2021

#EstrellasDeTinta La nave del amor: Mi amigo Mak. Parte 2

Este es mi relato de diciembre para el reto de escritura Estrellas de tinta, organizado por Katty Cool. Puedes leer las instrucciones del reto (y solictar apuntarte) en la bitácora de la organizadora:

https://plumakatty.blogspot.com/2020/12/estrellas-de-tinta-reto-de-escritura.html

Se trata del último relato del reto (aún me queda el microrrelato). En esta ocasión, voy a poner objetivos y objetos delante, asi como número de palabras.

Objetivo que cumple: 22R—Escribe un relato a medias con otre participante.

24- Una gema

34- La gravedaad 

A destacar que este relato está escrito a medias con Isabel, cuyo blog es este: https://supeingoreson.wordpress.com/ . Esta es la segunda parte del relato que escribimos a media. Una experiencia muy recomendable.

Son 1478 palabras según https://www.contarcaracteres.com/palabras.html (he quitado un asterisco de separación de escenas), así que cumplo los objetivos de extensión.

Por cierto, Isaac, el barman de Vacaciones en el Mar es el personaje que hemos llamado Aisak.

Espero que os guste.

 

LA NAVE DEL AMOR. MI AMIGO MAK (SEGUNDA PARTE) 

El decimotercer día de travesía, el capitán de la Princesa de Zensou está tomándose un cóctel en puente de mando. Recuerda con nostalgia la primera vez que vio el cometa X+ desde aquel mismo sitio. Era un capitán joven y lleno de ilusión. Ya no es tan joven, pero la ilusión la conserva intacta.

Una visita inesperada lo saca de sus recuerdos. Yuli aparece junto a un pasajero, un hombre bajo de tentáculos dorados. Tras los saludos, la mujer tira con suavidad del pasajero, que no deja de mirar las pantallas y demás dispositivos del puente de mando.

—Le presento a Mak, el amigo de Aisak.

Se estrechan los tentáculos y, pronto, hacen buenas migas. El capitán no para de hablarle del funcionamiento de la Princesa de Zensou y Mak atiende en silencio, asintiendo de vez en cuando.

En esto, entra una joven ingeniera, muy apurada.

—Señor capitán, tiene que ver esto.

El capitán mira la pantalla portátil que la chica ha traído y tarda un instante en abrir mucho los ojos.

—¡No puede ser! ¿Las medidas son correctas? —La ingeniera asiente—. Hay que localizar la avería.

—Está localizada. Un sensor se ha quemado y ha roto una válvula, pero… no tenemos repuestos.

—¿Cómo que no tenemos repuestos? ¡¿Por qué no tenemos repuestos de todas las piezas?! —brama fuera de sí.

—Habíamos cambiado todos los sensores y todas las válvulas. No creíamos que fuera necesario, así que preferimos cargar otras piezas que sí se rompen más a menudo.

Mak, que ha asistido a la conversación en silencio, se acerca al capitán y a la chica.

—¿Qué sucede? —le pregunta Mak.

—Una válvula del motor cuatro se ha roto y no tenemos repuestos.

—¿Le importaría llevarme al lugar de la avería?

—¿Es ingeniero aeroespacial? —dice el capitán, asombrado.

—Bueno —dice Mak con una sonrisa—, en realidad no soy más que un profesor de universidad, pero veré si puedo hacer algo.

El capitán los lleva al lugar de la avería y Mak analiza el problema. La válvula está inservible y ha causado daños muy graves a otras partes del motor. Deberían reemplazar al menos cuatro piezas.

—Aisak —dice Mak—, ve al bar y tráeme un vaso largo de chupito, de esos de diez centímetros de alto. Capitán, ¿tiene en su despacho gomas elásticas? Necesitaré al menos quince. Yuli, ¿te importa si uso tu brazalete? ¿Es muy valioso?

—Mucho menos que las vidas de todos los pasajeros —le dice con una sonrisa—. Aquí lo tienes.

Aisak vuelve con el vaso y el capitán le entrega las gomas. Con el vaso reemplaza la válvula y, con algunos alambres de la caja de herramientas de la ingeniera, reacopla parte de las piezas dañadas. Las reajusta con las gomas elásticas para dar flexibilidad a su invento y evitar que se desmorone y coloca el brazalete de Yuli en el engranaje para que vuelva a girar como la rueda de un molino.

Mak suspira aliviado. No quería trasmitir su nerviosismo al resto, pero estaban perdidos sin el motor cuatro. De no haberlo podido arreglar, la nave habría estallado, matando a todos en su interior.

—¡Es un milagro del cometa X+! —vitorea el capitán—. Muchas gracias, joven. Si no llega a ser por ti no sé que habría sido de nosotros.

—No tiene por qué darme las gracias. Encantado de haber podido ayudar.

—Por favor, esta noche lo quiero en la mesa del capitán como mi invitado especial.

—El caso es que ya le había dicho a Yuli que cenaría con ella —le dice Mak un poco apurado.

—Pues os venís los dos. Muchacho, has hecho algo muy grande, no me hagáis el feo de rechazar mi invitación.
—No, claro que no, capitán.

Yuli y Mak salen del puente de mando y se miran, sonrientes.

—El capitán es muy insistente —le comenta Mak a Yuli con una risa nerviosa.

—Sí, está demasiado acostumbrado a dar órdenes. La tripulación tenemos que pedirle permiso hasta para estornudar.

—Si no te importa, me gustaría ir a asearme y descansar antes de la cena. Me he puesto perdido de aceite de motor —se ríe—. ¿En la tienda del barco venden corbatines? No he traído ninguno y supongo que necesitaré ir elegante si voy a cenar con el capitán.

—Sí, venden de muchos modelos, ¿quieres que te acompañe?

—No, ya iré yo después de asearme un poco o bastante —le responde mientras observa todas las manchas que lleva por su ropa, los tentáculos, las manos…

—Muy bien, entonces nos vemos en la cena. Pasaré a buscarte al camarote a las nueve.

—Te estaré esperando con impaciencia.

La cena con el capitán transcurre sin contratiempos. Esa noche es el paso del cometa y tanto pasajeros como tripulación se asoman a las diferentes ventanas de las cubiertas para poderlo observar. Han modificado la gravedad de la nave para poder inclinarla y que se vea su paso desde cualquier ventanal.

Yuli y Mak lo observan pasar desde un rincón muy íntimo. Solo están ellos dos en ese lugar de la nave. Es un sitio que Yuli conoce bien por todos los años que lleva trabajando en la Princesa de Zensou.

El cometa pasa y su cola colorea el cielo. Mak mira a Yuli. Su cara está iluminada de rojo y verde y le parece que nunca la había visto tan hermosa. Cuando va a tomarle de las manos, descubre que lleva unas hojas de zertiz en ellas.

—¿Por qué llevas ese adorno entre los dedos?

—Estaba colgado del techo y lo he quitado cuando nos hemos situado aquí para ver el cometa.

—¿Por qué? —le pregunta extrañado.

—Porque, según la tradición, tendríamos que besarnos y si te beso, me enamoraré aún más de ti.

—¿Aún más? Yuli, ¿tú…?

—Déjalo —lo interrumpe mientras gira la cabeza para no mirarlo—. No quiero seguir con esta conversación. Dentro de poco te vas a Techukuri. No podemos empezar algo que no puede acabar bien.

—Yuli, yo también te quiero. Olvídate de Techukuri: voy a renunciar al trabajo, me quiero quedar en Ratio contigo. —Se mete la mano en el bolsillo y le entrega un estuche de una joya. Yuli lo abre y se queda muda al ver un brazalete de compromiso con dos enormes gemas, una roja y una verde—. Yuli Makoi, te debía un brazalete. ¿Quieres ser mi esposa?

Yuli se queda callada unos instantes que a Mak se le hacen eternos.

—¡Sí! ¡Sí quiero! ¡Claro que quiero casarme contigo!

Lo primero  que hace Yuli al día siguiente, tras desayunar, es ir a buscar a Goffa. Se lo encuentra en su oficina, le cuenta que va a casarse y le enseña el brazalete símbolo de su compromiso. Goffa apenas puede hacer otra cosa que asentir y sonreír, ya que Yuli no para de hablar por el entusiasmo. Cuando esta se calla para suspirar, Goffa le enseña un papel.

—He hablado con Mak hace nada. Lo notaba muy feliz, pero no me lo contó. Solo dijo que había tomado la mejor decisión de su vida. Pensé que se refería a este telegrama. Por cierto, ¿te importaría llevarlo a la sala de comunicaciones para que lo envíen?

Yuli acepta encantada y, de camino a la sala de comunicaciones, no se resiste a leerlo. Y se queda tan sorprendida que se tiene que apoyar contra una pared, con los ojos llenos de lágrimas. El trabajo que Mak ha rechazado para casarse con ella no es de profesor de universidad. Es un puesto para construir una serie de depuradoras de agua en una de las regiones más pobres de Techukuri, un sitio al que nadie quiere ir. Va a mejorar las condiciones de vida de miles de personas que no tienen nada. Yuli siente que no puede negarles su futuro a tantos necesitados.

Cuando llama a la puerta del camarote de Mak, este se inquieta al verla tan triste.

—No puedo aceptarlo —le dice Yuli, tendiéndole el brazalete.

Mak no sabe que decir.

—La gente de Techukuri te necesita. Te quiero con todo mi corazón, pero no sería feliz sabiendo que has dejado de ayudar a tanta gente por mi culpa. Ve a Techukuri, utiliza todo lo que sabes para ayudarlos y, cuando vuelvas, si aún quieres casarte conmigo, te diré que sí otra vez. Te prometo que se esperaré. Pero ahora no puedo aceptar el brazalete.

Mak la mira con los ojos brillantes.

—Sabía que eras la mujer de mi vida. Tan generosa, tan buena, tan guapa… Guardaré este brazalete como un tesoro. Cuando haya terminado mi proyecto, compraré un pasaje en la Princesa de Zensou y volveré a darte el brazalete cuando estemos viendo el cometa X+.

—Yo le pediré al capitán que nos case allí mismo. Invitaremos a toda la tripulación y nos tomaremos todos los cócteles de Aisak, los conocidos y los nuevos que se haya inventado.

Mak asiente y se funden en un abrazo.

—Prometido —dice Mak.

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