Creo que fue ayer, como no podía ser de otra forma, que el Congreso rechazó, por seis votos escasos, la propuesta de dar marcha atrás a la subida del IVA que vamos a padecer desde julio de este año.
Esta ocurrencia es, simplemente, el remate a la crisis. Es, más o menos, lo contrario de lo que debería haber hecho el Estado. No sé cómo creen que va a ayudar a un pueblo asfixiado por una crisis económica subirle los impuestos. Es como si un tendero, viendo que sus clientes están ahogados por las deudas, decide "ayudarles" subiendo sus precios. Esto nos demuestra que el Estado se limita velar por sus propios intereses y el pueblo que se apriete el cinturón, que para eso está.
Desgraciadamente, les va a salir el tiro por la culata porque creo que no entienden que el dinero no viene regalado; lo normal es que la gente tenga que trabajar para ganarlo. No sé los lectores, pero si planto un billete de 20 euros en una maceta, da igual que la riegue a diario y le eche abono. No va a crecerme un arbolito del que pueda recolectar muchos más billetes de 20. Si quiero tener más billetes de esos tengo que trabajar. Y como no hay mucho trabajo ahora mismo, la subida de impuestos me va a afectar.
Dice el Estado que esto no va a afectar a las empresas. Mirando la teoría del impuesto, es cierto que no. Por desgracia, en la práctica va a suponer cosas tan dañinas como las siguientes:
- Si los impuestos suben un 2%, como los billetes no crían ni siquiera con el mejor de los abonos, el porcentaje de ventas de todas las empresas va a disminuir, como mínimo, un 2%. De donde no hay, no se puede sacar más. Es de perogrullo.
- Los precios subirán bastante más de un 2%. Si yo vendía algo a 100, IVA incluido, con la subida se me pone a 101,73. Qué número más feo. Ya puestos, subo a 102, o quizá a 105. Eso provocará que el consumo interno, el motor del 60% de nuestra economía, se hunda todavía más y las ventas disminuyan más.
- La disminución en las ventas tiene consecuencias tales como hacer inviables a más de dos empresas. O una de dos, o reducirán plantilla (las más afortunadas) o cerrarán. Eso significa más parados, que tienen menos dinero para gastar y una reducción adicional de las ventas. Y, de rebote, más gastos para el Estado. De rebote, menos ventas implican menos recaudación por IVA...
- Hay empresas que no podrán repercutir la subida del 2% en el IVA. Eso significa que, de pronto, sus ingresos brutos se reducen un 2%. Será la puntilla para muchas y ya sabéis lo que eso conlleva: más paro.
- Aún más sutil. El problema actual es que las empresas no tienen liquidez. Así que no pueden pagar a sus proveedores. Bien. Sea una empresa que tiene que comprar en julio existencias para el mes por valor de 3000 euros más IVA. Antes de la subida, pagaría 3480, después 3540. La empresa ya no tenía liquidez para pagar antes, con la subida le costará aún más trabajo. Como los bancos no prestan dinero, sólo queda la morosidad. Claro, dice el Estado, la empresa paga más IVA, pero luego se deduce más. El problema es que la empresa sólo puede deducirse el IVA el 20 de octubre, tres meses y medio después. El pago es inmediato, la deducción no. Aún mejor, si a una empresa le dejaban a deber 10.000 euros más IVA, la deuda era de 11.600. Ahora será de 11.800. Pero, aunque esa empresa no la haya cobrado, los 1.800 euros los tiene que ingresar, so pena de sanciones y multas. Ya es bastante malo que no te paguen, pero, encima, el Estado aumentará tanto la deuda como la cantidad de dinero que tendrás que ingresarle te paguen o no. La subida del IVA agravará el problema de la morosidad. Justo, lo que nos hacía falta.
Pero, lo peor del caso es constatar que la Humanidad no aprende nada de la Historia. Cuando en 1993, se subió el IVA un 1%, la recaudación bajó. Y ahora, lo suben un 2%. Bajó por dos razones: bajada de las ventas y aumento de la economía sumergida. Potenciar la economía sumergida es, precisamente, lo peor que nos pueden hacer a las empresas que cumplimos con la ley, porque contra el que te factura en negro no hay defensa posible: sus precios son un 18% más baratos que los tuyos y, en nuestro caso, en que el margen que tenemos es del 20%, ya no es posible hacer una rebaja del 18%.
La reflexión más curiosa es que esta medida va a afectar, y mucho, a hoteles y a la hostelería en general. Los hoteles fijan sus tarifas con un año de antelación. Así que las fijaron sin saber que el IVA subiría, con lo que ahora se encuentran que no sólo han congelado sus precios por culpa de la crisis, sino que, además, el Estado les exige un 1% más de sus ventas. O sea, se ataca a los sectores que podrían salvarnos un poco, hundida sin remedio la construcción.
Curiosamente, a mi empresa, una consultora informática, esto no le afecta. Todos nuestros presupuestos los calculamos sin IVA, y casi todos nuestros clientes se lo pueden deducir, así que da igual. Y al tener un gasto escaso en material y no tener problemas de liquidez, nos da igual también la subida en las compras... Pero, claro, nuestro sector en España es poca cosa. Se ha atacado a los que más empleo y riqueza generan.
No quiero ser pesimista, pero nos esperan unos años muy malos.