30 agosto 2020

#OrigiReto2020 Parecía un buen negocio

Este es mi relato de agosto de 2020 para el OrigiReto 2020. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras:

http://plumakatty.blogspot.com/2019/12/origireto-creativo-2020-reto-juego-de.html

o en

https://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2019/12/reto-de-escritura-2020-origireto.html

Son 1963 palabras según https://www.contarcaracteres.com/palabras.html 

Creo que queda claro, pero este relato es una sátira y tiene una referencia a la novela 1984.

 

PARECÍA UN BUEN NEGOCIO

 

Marzo de 2075

Julio acudía a aquel encuentro como representante del cuerpo de ingenieros eléctricos, pero, con mucho, era quien menor rango tenía. Se ocupaba de la subestación cibernética que suministraba electricidad a Lucena y sus fábricas de robots de combate de clase zeta. El resto de los asistentes eran representantes provinciales y autonómicos de instituciones estatales y grandes empresas. Julio sentía que no encajaba allí.

El señor Antonio, alto directivo de Eléctricas del Futuro, configuró la presentación tridimensional que el resto, sentado a una mesa semicircular con el holograma en el centro del círculo, iba a disfrutar. O a sufrir, como él.

En el holograma se mostró un bosque de estilo europeo, de esos que habían desaparecido de España hacía un par de décadas. Un niño y una niña lloraban acurrucados junto al tronco de un árbol.

—No llores más, Gretel. Nuestros padres nos han abandonado porque querían comprar más comida no saludable, más productos contaminantes y pagar menos impuestos. Eso es lo único que les importa.

—Pero yo les quería, Hansel.

—A los que no quieren pagar impuestos ni vivir sano no se los puede querer. No llores más.

Aquella propaganda daba ganas de vomitar a Julio. Eran la pobreza y la presión fiscal las que obligaban a la gente a abandonar a sus hijos, no su maldad. Confió en no delatarse y que nadie advirtiera su disgusto.

En el holograma se vio a los dos niños atravesar el bosque, cogidos de la mano, secándose el sudor y quejándose del calor. Llegaron a una cabaña preciosa, con un sistema de aire acondicionado en funcionamiento. Los niños llamaron a la puerta, pero retrocedieron unos pasos porque les había abierto una bruja horripilante.

—Queridos niños —dijo la mujer, con una voz falsa de pésima actriz—, pasad, por favor, ahí fuera hace calor, y tengo dulces.

Los niños entraron con bastantes reparos. Gretel, asustada, se apretaba contra su hermano. La malvada bruja intentaba hacerlos comer dulces, bollería industrial muy poco saludable que les provocaría obesidad. Pero lo peor no era eso.

—Tiene… tiene… —Hansel no se lo podía creer. —¡Es un generador eléctrico no autorizado!

—¡Sí, niños estúpidos! —gritó la bruja y empezó a reírse enloquecida—. ¡Y vosotros vais a mantenerlo en marcha haciendo girar el rotor!

Hansel y Gretel se apretaron contra la pared, aterrorizados. Se veían cuatro sillas de bicicleta estática y cuatro pares de pedales.

Entonces, dos policías echaron la puerta abajo y le gritaron a la bruja que alzara los brazos y se pegara a una pared o disparaban. La bruja obedeció entre lágrimas. Mientras los policías la reducían, entró un hombre joven, atractivo y vestido con chaqueta y corbata. Tras él, se aproximaron dos técnicos de electricidad, vestidos con la misma elegancia y portando maletines de herramientas y un aparato de aire acondicionado. Julio no pudo soportarlo y se tapó la boca para que no lo vieran sonreír. Los uniformes reales de los operarios eléctricos eran monos sucios y raídos.

—Dejad de llorar, niños —dijo el hombre elegante—. Soy un representante del gobierno y os he tomado bajo mi cuidado. Nada os pasará. Mis operarios van a instalar el nuevo sistema de aire acondicionado Super Freeze Special (TM) y el calor y el frío serán un extraño recuerdo.

Hansel y Gretel rieron y se abrazaron. En esto, entró una chica guapísima, vestida de rojo y con un escote de vértigo. A Julio no le bastó con taparse la boca: tuvo que fingir que tosía para que nadie se diera cuenta de que se estaba riendo.

—Hola, niños —dijo la espectacular morena, que parecía recién bajada de una pasarela—, voy a ser vuestra asistente social y cumpliré las órdenes de nuestras instituciones para haceros crecer felices y contentos.

Hansel y Gretel reían, saltaban y lloraban de felicidad. Al menos, todo era tan ridículo que a Julio se le habían pasado las náuseas.

Por suerte, el anuncio, porque eso era después de todo, terminaba ahí. El señor Antonio, se ensorberbeció.

—Participé activamente en el guion de este anuncio —dijo con tanto orgullo que Julio se tapó la boca para fingir un ataque de tos—. El propósito de esta reunión es presentarles el nuevo sistema de aire acondicionado Super Freeze Special (TM). El objetivo es que antes del 15 de junio, al menos el 50% de las viviendas lo hayan implantado.

Tras aquello, hubo una larga exposición de las características técnicas del producto. Era una copia del diseño base de un aparato NJ-200-V, con un par de mejoras mínimas y una característica tan curiosa que lo hizo realizar un par de cálculos. Cuando llegó el turno de preguntas, Julio alzó la mano.

—Disculpe, señor Antonio. Según mis cálculos, el consumo energético de estos dispositivos supera en un 2,5% el consumo medio de los aparatos instalados en Lucena.

—Se ha diseñado para que el consumo supere en un 4% la media nacional. Es lógico que en Lucena, con picos de temperatura de 60 grados, pueda variar un poco el aumento.

Julio tragó saliva.

—También he calculado la capacidad de mi subestación. Una subida del consumo como esa durante julio y agosto podría sobrecargarla.

—Se harán las inversiones necesarias. ¿Alguna pregunta más?

 

Julio de 2075

Era la mañana del día más caluroso del año. En Lucena, se preveía llegar a los 60,5 grados, un récord absoluto. Estar en la calle era arriesgarse a morir, así que todo el mundo estaba en sus casas, con el aire acondicionado al máximo. Y el 60% de las casas estaban equipadas con el nuevo e ineficiente Super Freeze Special (TM).

El cambio climático había cambiado a la humanidad. Se pudo haber evitado, pero la sociedad de hacía medio siglo no quiso modificar su forma de trabajar y vivir. La naturaleza ya no podía mantener las condiciones adecuadas para la vida humana, pero eso, en vez de concebirse como una catástrofe, se veía en el último cuarto del siglo XXI como una oportunidad de negocio. Todo lo que antes la naturaleza hacía por sí misma, tenían que hacerlo las eléctricas y el gobierno, a un precio muy alto.

Para los que importaban, la clase muy alta y los gobernantes, que eran dos manifestaciones de lo mismo, se estaba viviendo la mayor época de prosperidad de la historia del ser humano. Los ingresos de las grandes compañías y los bancos, todos semipúblicos, crecían a la misma tasa a la que se empobrecía y endeudaba el pueblo. Lo normal era renunciar a comprar ropa nueva, a comer todos los días y al ocio para pagar facturas de electricidad, agua e impuestos. La situación no había estallado aún porque la legislación permitía la refinanciación indefinida de las deudas personales. Julio no sabía qué sucedería cuando el nivel de endeudamiento no se pudiera sostener más.

Nunca llegó a saberlo. En la representación gigantesca de su subestación, que debía supervisar tan a menudo que vivía en ella, saltó un indicador en rojo. Ese indicador se contagió a diez de los transformadores vecinos. Fue una avería tan seria, acontecida en uno de los peores momentos posibles, que podría tratarse de un sabotaje de los Skinwalkers, el grupo terrorista que pretendía liberar al pueblo y había tomado el nombre de un ser mitológico de una cultura ya desaparecida por culpa de la subida de las temperaturas.

Sin embargo, no se trataba de un sabotaje. Logró apagar el fuego con rapidez, gracias a los extintores de arena, pero el incendio no lo había causado ninguna bomba: los transformadores estaban demasiado calientes debido a que la cantidad de energía que procesaban era enorme. Julio, a duras penas, logró usar los sistemas de refrigeración basados en aire para detener el aumento de la temperatura.

Contra lo que sucedió después, no pudo hacer nada. Las estimaciones a las tres de la tarde se habían quedado cortas. Los que pudieron, aumentaron todavía más la potencia de los sistemas de refrigeración, al tiempo que la producción de las fábricas de armamento seguía al mismo ritmo. La red eléctrica se vino abajo, en pleno julio, en un día tórrido.

Según el aislamiento de cada vivienda, cuyas normas se habían relajado para aumentar el despilfarro energético, dentro de entre 15 y 30 minutos empezaría a morir la gente por culpa del calor. Julio llamó desesperado a las estaciones principales, pero el problema se daba en todo el país.

Tardaron media hora en comunicarle que, por la red de emergencia, se le iba a suministrar energía eléctrica para que la actividad de la fábrica de armamento de Lucena funcionara a un cuarto de su capacidad.

—¿Y la población? —dijo Julio, enfurecido por primera vez desde que ocupaba aquel puesto.

—No se puede hacer nada y los robots de combate son vitales en el frente. Configure de inmediato la subestación para reactivar la fábrica.

El cambio climático había iniciado una guerra indefinida entre los diferentes bloques mundiales por el control del agua y otros recursos, pero, para que el esfuerzo bélico pudiera dilatarse en el tiempo y dar beneficios a gobiernos y magnates, solo luchaban los robots. Los restos de aquellos que eran destruidos se reciclaban, de forma que la guerra podría mantenerse durante décadas.

Julio eligió aquel momento para rebelarse. Cuando llegó la energía eléctrica, configuró la subestación para reenviarla a los barrios de Lucena con casas mejor acondicionadas. Se alegró de comprobar que en el 10% de la ciudad, se recuperó el consumo de energía. Había salvado a varios miles de personas. Julio sabía que su actuación iba a recibir un premio que no olvidaría.

 

Agosto de 2075

Recibió su premio por haber salvado miles de vidas más rápido de lo que pensaba, habida cuenta del atasco del sistema judicial. Lo condenaron a cadena perpetua por desobedecer órdenes directas y paralizar la producción de robots. Le daba igual. Había recibido cientos de emails de los supervivientes de Lucena, había sabido que decenas de supervisores de subestaciones a lo largo del país habían hecho lo mismo e iban a pasar el resto de sus vidas en la cárcel, pero con la conciencia tan tranquila como él.

Había algo que lo alegraba aún más. La ministra de economía, Margarita Sánchez, la nieta del famoso presidente del congreso durante la covid-19, Pedro Sánchez, daba un discurso. Los datos eran peores de lo imaginable. Tras haber intentado mentir con las cifras, el Estado se veía obligado a dar las reales. En dos horas de colapso de la red eléctrica, habían muerto cerca de seis millones de personas. Lo grave es que esos datos eran solo de España. La caída de la red había tenido lugar en Francia, y dado que ese país exportaba mucha electricidad a media Europa, las demás redes se vinieron abajo una tras otra.

Con millones de consumidores y contribuyentes muertos de pronto, la confiscación de todos sus bienes solo permitió cubrir una parte de sus deudas personales. El sistema financiero se vino abajo, el déficit público obligó a reducir sueldos y gastos públicos. Demasiado tarde, el gobierno se dio cuenta de que sin el pueblo, el sistema no podía subsistir, de que los muertos no pagan impuestos. Faltaban impuestos para mantener las fábricas de robots, y los bloques ruso y africano estaban rompiendo las líneas europeas y destruyendo el equilibrio de fuerzas que mantenía el sistema económico mundial. Se había decretado la movilización general, lo que sería el suicidio de Europa: un continente envejecido que, de pronto, había perdido cincuenta millones de habitantes enviaba al frente a millones de personas, para que la población menguara aún más.

Y todo eso había sucedido por vender sistemas de aire acondicionado que gastaban un 4% más con el propósito de ganar más dinero. En todo caso, ya no era el problema de Julio. Qué verdades atesoraba el refranero: “la avaricia rompe el saco”.

 

*  *  *  *  *

 


Objetivo principal:  1    Escribe un cuento con enseñanza.

Cuentos y leyendas. Objetivo secundario 1: A    Hansel y Gretel.

Criaturas del camino. Objetivo secundario 2: IX   Skinwalkers.

Objeto oculto 1: 10   Arena

Objeto oculto 2: 14   Un personaje conocido

Cumple con mi objetivo personal: Julio salva a miles de personas a sabiendas de que iba a terminar condenado a cadena perpetua.

No cumple con otros objetivos.

 

28 agosto 2020

Evento especial del #OrigiReto2020: la canción del verano.

Os traigo la canción del verano del #OrigiReto2020. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras:

http://plumakatty.blogspot.com/2019/12/origireto-creativo-2020-reto-juego-de.html

o en

https://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2019/12/reto-de-escritura-2020-origireto.html

Os pido perdón por no haber cambiado demasiado la letra de la canción, pero soy un negado para la música y no se me ocurrió otra cosa.

Os pongo primero, la canción en la que se basa. Es una canción bastante filosófica, que trata un tema de gran profundidad que podría enlazarse con las obras de los mejores pensadores griegos y los filósofos más influyentes, pero dándole un aire novedoso y fresco.

 



Y aquí está la letra "tuneada". 

 

LOS BOTÍJERS DICEN QUE UN CUENTO CON GAMBA SABE MÁS BUENO.

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x4)

Cuando yo escribía solito solo un lector tenía
Y ahora que ya soy botíjer,
suerte la mía.
Ahora todos me comentan y otros muchos me leen
Y yo trato de explicarlo, pero nadie lo quiere ver

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x4)

Por qué será que a los lectores les gusta tanto el cuento con gamba
¡Ay, no, no lo sé! ¡Ay, dímelo otra vez!
El cuento con gamba sabe más bueno, el cuento con gamba sabe mejor.
¡Ay, sí, mamita! ¡Ay sí mi amor!

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x4)

En el Twitter donde escribo conocen mi situación
Y al saber que soy botíjer mil me leen con emoción
Ahora mi suegra comenta
¡Qué será de ese literato,
porque, fíjate, mi niña de sus cuentos se ha enamorao!

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x4)

Tiene viviencia, tiene ritmo, tiene mucho swing
Y teclea muy suavecito porque escribe más, Oh, eh, oe, Oh, eh, oa
Siempre escribe cuentecitos y te invita a un buen gambón, Oh, eh, oe, Oh, eh, oa

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x2)

¡Ay! Este cuentito es muy sabroso
Ya es botijerito, ya está sabrosón, ¡Mambo!

Está muy bueno, el cuento está muy bueno.
Está muy bueno, ¡botíjer! Está más bueno.

¿Los botijers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno?, eso dicen, mmmmm
Eso dicen, ¡Eh! ¡Eh!, eso dicen
Eso dicen, ¡Eh! ¡Eh!, eso dicen

Yo soy un lindo botíjer, pero sabroso y muy liberado (x2)

Está muy bueno, el cuento está muy bueno.
Está muy bueno, ¡botíjer! Está más bueno.

Los botíjers dicen que un cuento con gamba sabe más bueno (x4)