30 septiembre 2021

#EstrellasDeTinta Churchill ya tiene preparado el discurso sobre el fracaso del desembarco de Normandía

Este es mi microrrelato de septiembre para el reto de escritura Estrellas de tinta, organizado por Katty Cool. Puedes leer las instrucciones del reto (y solictar apuntarte) en la bitácora de la organizadora:

https://plumakatty.blogspot.com/2020/12/estrellas-de-tinta-reto-de-escritura.html

Objetivo que cumple

21—Escribe un artículo periodístico.

Objeto

9- La velocidad de la luz

Son 454 palabras según https://www.contarcaracteres.com/palabras.html Me he gastado tres estrellas para ampliar la extensión en 250 palabras más.

La pegatina del mes está aquí:

 


 

Este artículo periodístico es una sátira a los medios de comunicación modernos, en particular a los medios de comunicación online. Es importante que leais las notas que hay al final del artículo periodístico y de los artículos relacionados y el enlace patrocinado. Las notas están marcadas con (*) y están separadas del cuerpo del microrrelato.

 

CHURCHILL YA TIENE PREPARADO EL DISCURSO SOBRE EL FRACASO DEL DESEMBARCO DE NORMANDÍA

“Pido valor y esperanza al pueblo británico en la hora más oscura imaginable” dice el Primer Ministro.

LONDRES. A pesar de la esperanza que el gobierno británico ha querido inspirar ante la inminente invasión de la Francia ocupada, Churchill ha escrito un discurso demoledor pidiendo perdón al pueblo británico por el fracaso del desembarco y solicitando valor y esperanza en estos momentos tan difíciles.

Los analistas consultados por este periódico afirman que un fracaso del desembarco de Normandía obligaría a los Aliados a pedir la paz con los nazis. “La destrucción de los ejércitos aliados en Inglaterra dejaría indefenso al Reino Unido frente al contrataque alemán. La rendición incondicional y pactar una ocupación pacífica del Reino Unido sería la única alternativa”, afirma Sir J. Wellinigton, analista del ejército. “Lo mejor que pueden hacer los judíos y los polacos refugiados en Inglaterra es salir del país a la velocidad de la luz”, aconseja M. W. Tooth, coronel del ejército británico.

Según la mayoría de los estrategas, la apertura de un segundo frente en Europa habría sido decisiva para detener a la Alemania Nazi. El anunciado fracaso del desembarco de Normandía, posiblemente, indica que la guerra ya está perdida.

Tras conocer la noticia, miles de manifestantes han salido a las calles para pedir la firma de un tratado de paz con los nazis. Las llamadas de Churchill de esperar, al menos, a que se produzca el desembarco no han calado en la población.

La derrota de los Aliados frente a la Alemania Nazi conllevaría el control efectivo del planeta por parte de Alemania y de sus aliados, Japón e Italia. Algunos analistas creen que la independencia del Reino Unido y de los EEUU podría respetarse siempre y cuando estos países lleven a cabo políticas de limpieza étnica bajo supervisión nazi y sigan una política exterior compaible con los planes del Eje para una nueva ordenación del mundo.

El fracaso del desembarco de Normandía supondría la reducción de la democracia a un papel mínimo en el devenir del mundo y, quizá, en unas décadas veamos su desaparición, arrollada por la pujanza de los regímenes autoritarios nazis y fascistas. Nunca en la historia, el fracaso de una operación militar habría cambiado de manera tan decisiva el mundo.

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* * * * *


(*) NOTAS. Es cierto que Winston Churchill escribió un discurso que debería pronunciar en el caso de que el desembarco de Normandía hubiera fracasado. Pero escribió tal discurso a la vez que redactaba el que finalmente se leyó, el pensado para el caso en que el desembarco fuera un éxito. Ante la incertidumbre lógica acerca del éxito de la operación, se hicieron preparativos para ambas eventualidades.

La prensa moderna habría hecho lo que describo en esta sátira. Habrían publicado artículos catastrofistas hablando del “discurso de la derrota” y habrían olvidado “casualmente” darle importancia a la noticia completa, que también había un discurso para celebrar el éxito del desembarco. Y en estos tiempos que corren, para páginas de noticias en internet, se sigue dirigiendo la opinión del público con artículos relacionados y publicidad que, leídos de manera independiente son inofensivos, pero al asociarlos a la noticia principal logran crear una sensación de pánico en el público. Por supuesto, se aterroriza al pueblo con verbos en condicional, con “expertos” que dicen que “creen que”. No se miente, no se hacen afirmaciones de las que no se tienen pruebas (en mi sátira, aún no ha habido rendición alguna), pero solo se recogen opiniones de quienes dan la guerra por perdida.

No hace falta que recuerde que el desembarco de Normandía tuvo éxito y que fue clave en la derrota de los nazis.

Los motivos que pueden tener los medios de comunicación modernos para tener al pueblo aterrorizado se me escapan. La pandemia nos ha demostrado que ese es el objetivo, incomprensible para mí.

29 septiembre 2021

#EstrellasDeTinta La niña que cerraba los ojos al sonreír

Este es mi relato de septiembre para el reto de escritura Estrellas de tinta, organizado por Katty Cool. Puedes leer las instrucciones del reto (y solictar apuntarte) en la bitácora de la organizadora:

https://plumakatty.blogspot.com/2020/12/estrellas-de-tinta-reto-de-escritura.html

El objetivo y los objetos son:

10—Cuenta una historia sobre los Dioses que viven entre nosotros. Si quieres, puedes usar a la Gran Diosa Gamba Sagrada Cósmica Intergaláctica, patrona del reto.

Objetos 

16- Una quincena

26- Un incendio

Son 1491 palabras según https://www.contarcaracteres.com/palabras.html 

Sin TW 


LA NIÑA QUE CERRABA LOS OJOS AL SONREÍR

Madrid. Diciembre de 2021.

A Pedro le gustaban los domingos de invierno. Su madre y él salían temprano para tomar el metro y bajarse en la Estación de Atocha. Entraban en El Retiro y daban un largo paseo. Pedro disfrutaba de ir abrigado y, a la vez, sentir el viento frío en el rostro.

Algunas veces, su padre también los acompañaba, pero la mayoría de domingos iban los dos solos, aunque solían encontrarse con alguna amiga de su madre. Una de ellas, Eloísa, siempre le preguntaba que cuántos años tenía, y Pedro siempre respondía que cuatro.

Aquella mañana, Pedro estaba jugando con un camión amarillo de juguete, que hacía rodar sobre la hierba. Su madre y Eloísa charlaban sentadas sobre una manta a unos veinte metros de él, aunque Pedro sabía que su madre lo miraba cada medio minuto.

Entonces, la vio. Una niña de su edad, vestida de blanco y con el pelo muy negro, sentada junto al tronco de un árbol, cerca de él. Tenía la cabeza inclinada y se frotaba los ojos para secarse las lágrimas. A Pedro le dio mucha pena verla llorar. Cogió su camión y se sentó frente a ella.

—¿Quieres jugar con mi camión?

—¿Me lo prestas? —respondió la niña, con los ojos castaños muy abiertos.

Pedro asintió y la niña cogió el camión con ambas manos. Lo hizo rodar imitando el sonido de un motor. Él se rio y ella, que ya no lloraba, también lo hizo. Siguió jugando un poco más y lo miró sonriente. Cerraba los ojos al sonreír.

Estuvieron jugando un cuarto de hora. Pedro le contó que había venido al parque con su madre y que le gustaba mucho dibujar en el colegio. Ella le dijo que se lo pasaba muy bien en el campo, pero que le daba pena que los árboles estuvieran tan tristes. Cuando su madre fue a buscarlo, Pedro le dijo adiós a su nueva amiga y esta respondió cerrando los ojos para sonreír.

Mientras regresaban al metro, Pedro le contó entusiasmado a su madre todo lo que había hecho con su nueva amiga. Como casi siempre, bajaron por la Cuesta de Moyano y su madre le regaló un cuento de hojas grandes y dibujos muy bonitos.

Deseó reencontrarse con la niña que cerraba los ojos al sonreír, pero no volvió a verla.

Gijón. Mayo de 2057.

Pedro aprovechaba la quincena de vacaciones que le concedían cada año para pasar todo el tiempo posible con Paulina, su única hija. Algo que llevaba tiempo atormentándolo era la poca atención que podían dedicarle su esposa y él. Pero la vida en la segunda mitad del siglo XXI era dura: precios muy altos y salarios muy bajos. Había que trabajar de lunes a domingo para subsistir.

Paulina correteaba delante de él, pero se trataba de una niña muy bien educada y nunca se alejaba demasiado, ni molestaba a los viandantes. Solo se acercaba a los perros, a los que adoraba aunque algunos le ladrasen.

La niña se mostró entusiasmada cuando llegaron al portón en el muro que protegía la ciudad de la subida del nivel del mar. Como la marea estaba baja, era posible pasar a la arena y Paulina, impaciente, ya se estaba quitando los zapatos. Pedro pagó la tasa, mediante su chip bancario implantado, para acceder a la playa y pasaron.

Pedro también se había quitado los zapatos. Como era temprano, aún no había mucha gente y era posible caminar sin tropezarse con alguien a cada rato. Paulina y él jugaron a chapotear a la orilla del mar y a desafiarse a carreras en la arena. Se rieron mucho. 

Entonces, Paulina corrió hacia una niña vestida de blanco que levantaba un castillo de arena más grande que ella. Su hija lo miró embelesada y mantuvo una breve conversación con la constructora. Aquella niña de pelo oscuro lo miró al decirle su hija que era su padre. Cuando sonrió con los ojos cerrados, a Pedro le vino a la mente otra niña que había conocido en el Parque de El Retiro, que también cerraba los ojos al sonreír.

Se sentó junto a las niñas, que no paraban de hablar y dejó que Paulina pasara media hora ayudando a su nueva amiga a agrandar aún más el castillo de arena. Pedro consultó las noticias con el móvil, pero dejó de hacerlo, cansado de las crónicas sobre el incendio que había destruido ya la mitad de la Sierra de las Nieves, y que los bomberos y el ejército parecían incapaces de detener.

Siempre que la niña de blanco sonreía, lo hacía con los ojos cerrados. Pedro se acordó de su madre, que había muerto hacía seis años en un absurdo accidente laboral. Evocó, sobre todo, los tiempos felices en los que paseaban por El Retiro.

Cuando le dijo a Paulina y a su amiga que tenían que irse, la niña que cerraba los ojos al sonreír le dedicó una sonrisa y se despidió agitando una mano.

Afueras de Sevilla, Campo de jubilados número 4. Febrero de 2095.
 
Pedro sufrió un ataque de tos tan fuerte que pensó que se moría. Hacía mucho frío y su manta raída era inútil contra él. No quería ni pensar en cómo iba a pasar aquella noche. Ningún responsable del campo de jubilados había considerado proteger a los residentes con nada más que unos tejados de plástico para evitarles el sol del verano.

De todos modos, ¿para qué molestarse? Los campos de jubilados estaban pensados para sacar de las calles a aquellos que ya no podían trabajar y, por tanto, no eran útiles. Pedro llevaba allí dos años: había tenido que pedir la jubilación anticipada a los 76 años debido a la artritis. Si hubiera tenido pensión, habría podido alquilar una cama en algún albergue gestionado por una ONG, pero aunque la Seguridad Social seguía cobrando unas cuotas muy altas, ya no había dinero para pagar las pensiones y solo unos pocos privilegiados las cobraban.

Lo que peor llevaba era saber que no vería a Paulina, su hija, una última vez. Como tantos jóvenes sin futuro, se había ido de España y vivía en Marruecos, donde era más fácil trabajar y vivir que en una Europa con gobiernos y multinacionales opulentas y un pueblo que, a menudo, pasaba hambre. Solo a los cooperantes les daban permiso para entrar en los campos de jubilados, y ningún residente podía salir de allí.

Pedro vio que alguien se acercaba y su corazón cansado se llenó de alegría. Era Zaira, una cooperante marroquí. Tras muchas negociaciones, a Marruecos se le permitió enviar ayuda humanitaria a los campos de jubilados. Aquellos veinteañeros marroquíes eran ángeles que trataban a los jubilados con un cariño que la sociedad les negaba.

Zaira se sentó a su lado. Le traía un emparedado de jamón y queso y una botella de agua. Pedro se incorporó para tomarse su almuerzo y, cuando hubo terminado, la chica le ayudó a tumbarse, lo arropó y se llevó la botella vacía. Un instante después, abrió mucho los ojos. Una niña vestida de blanco se detuvo junto a él. Cerró los ojos al sonreír.

—¿Quieres un poco?

Pedro se incorporó y cogió un recipiente de plástico que tenía una cuchara clavada en lo que parecía fruta triturada. Sabía a manzana, la favorita de Pedro.

—¿Qué haces aquí? ¿No eres muy pequeña?

—Tú eres el joven —dijo la niña, con una voz infantil, pero palabras de adulta—. Yo existo desde hace millones de años. Soy una diosa de la naturaleza.

A Pedro se le cayó el recipiente con la fruta. La niña lo recogió y cerró de nuevo los ojos para sonreír. Aunque fuera imposible, conocía a aquella niña desde hacía mucho tiempo.

—Claro que me conoces, Pedro. ¿Recuerdas aquel día en el Parque de El Retiro, hace ya muchos años? Estaba buscando a personas como tú. Me puse a llorar para conmover a la gente y te acercaste. Me diste un camión amarillo para que jugara. Desde ese día supe que podría contar contigo.

Pedro recordó aquellos tiempos tan felices y le corrieron las lágrimas por las mejillas.

—No llores, por favor. Estoy aquí porque mi poder es limitado y necesito ayuda. Si aceptas mi propuesta, dentro de dos días recogeré tu alma y te convertiré en un espíritu de los bosques. Te llevaré a uno de los pocos que aún quedan en la Península, que es la zona que yo protejo, para que cuides de él. No es un trabajo difícil, solo tienes que recorrerlo todos los días, soplar sobre las plantas que veas débiles y dar aliento a los animales que estén enfermos. Disfrutarás del aire limpio, del sol y también del frío. A ti te gustan los días de invierno, ¿verdad?

—Me gustaban mucho.

—Volverás a adorarlos. Si no quieres que te lleve, simplemente, te dejaré marchar. ¿Quieres volver a verme?

Pedro asintió y la niña que cerraba los ojos al sonreír le dedicó una sonrisa.

21 septiembre 2021

#EstrellasDeTinta Canción del verano

Casi al límite, como a mí me gusta... Esta es la canción del verano, dedicada a la creadora del reto Estrellas de Tinta, cuya bitácora os invito a visitar: https://plumakatty.blogspot.com/

La canción original es esta:

Y la letra "adaptada":

Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty

Cientos de cuentos ya están protegidos
Por el poder de Inkstars
Con sagrados teclados, se crean palabras
Katty escribirá sin cesar.

Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty

Teniendo a su lado la cósmica gamba
Y amigos que no fallarán
La página en blanco, querrá dominarla
Y nunca descansará.

El mágico Inkstars nos da fortaleza
e inspiración brindará
junto a grandes amigos, siempre escribiendo
las letras triunfarán

Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty

Cientos de cuentos ya están protegidos
Por el poder de Inkstars
Con sagrados teclados, se crean palabras
Katty escribirá sin cesar.

Teniendo a su lado la mágica pluma
Y amigos que no fallarán
La oscura tristeza querrá liquidarla
Pero Katty vencerá

Ka - tty
Ka - tty
Ka - tty