27 julio 2018

#OrigiReto2018 La moradora del ático

Relato para el Reto de escritura de #OrigiReto2018 - Ejercicio: 17- Describe una noche o crea un relato que suceda en un bosque encantado.

Bases en:
http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com.es/2017/12/reto-de-escritura-2018-origireto.html
o en
http://plumakatty.blogspot.com.es/2017/12/origireto-creativo-2018-juguemos.html

Son 1034 palabras, tras descontar diez asteriscos de separación de escenas. Contiene un homenaje bastante descarado a H.P. Lovecraft. Como es el segundo del mes, aquí está la etiqueta:



Y aquí tenéis el relato. Para entenderlo, hay que leer el principio del primer relato del OrigiReto de julio.


LA MORADORA DEL ÁTICO

Habían estado muy cerca del desastre. Encontrar una solución al problema de Robert implicaba investigar mucho, leer libros que relataban secretos que partían el corazón y llenaban el alma de terror. Llevaba varios años intentando retener a mi marido en el ático, con un éxito muy relativo. Nunca supe cómo lograba abrir agujeros en un ático cuyas paredes habíamos reforzado.

Éramos conscientes de que faltaba muy poco tiempo para corregir todos los puntos sueltos que tenía nuestro plan, apenas dos meses. Confié en que Robert no se escapara antes de tenerlo todo bien planificado, pero lo hizo y estuvo a punto de matar a una turista inocente.

Ojalá hubiera conocido antes el origen de su mal. Perdí dos años buscando a los mejores psiquiatras, pero todos decían que Robert no tenía ningún problema mental conocido. No hicimos ningún avance hasta que Mary, la hermana pequeña de Robert, contactó con el profesor Elijah Dark de la Universidad de Miskatonic. Le llevó meses y tuvo que visitar tres veces el ático, pero, al fin, consiguió demostrar que Robert estaba esclavizado por un ente de otro plano de existencia. Y había una forma de liberarlo. Aunque era muy peligrosa.

—Creo que el nexo de conexión más adecuado es el que está en el bosque de Green Oaks —concluyó Elijah tras una larga explicación.

Estábamos a la mesa James, Mary, Lenore, el profesor, dos tipos enormes con aspecto de matón que no querían revelar sus nombres y yo. No acababa de estar convencida: Green Oaks era un bosque encantado del que se contaban historias horripilantes.

—Los otros dos nexos están en sitios mucho más peligrosos, Shanna —me respondió Elijah—, aunque tengan mejor fama. Green Oaks tiene fama de ser peligroso porque hay gente que ha conseguido salir. No sé de nadie que haya sobrevivido en los otros sitios.

* * * * * 

El viaje hasta Green Oaks duró tres horas. Tres horas en que me sentí cada vez más asustada. Íbamos todos los asistentes a la última reunión salvo Lenore, que se había quedado en casa para vigilar a Robert. Todos íbamos armados y llevábamos armas de repuesto, granadas de mano y cuchillos. Los dos matones, además, portaban machetes, pistolas y el doble de munición que nosotros. Era la única que apenas se sabía defender. Mary tenía una puntería excelente con el rifle y James era experto en esgrima. Incluso Elijah disparaba bien y sabía de explosivos. Pero yo era la única que podría asegurar el éxito del ritual que salvaría a Robert.

Lo único que nos alumbró cuando aparcamos fue la luz de la Luna llena. El aspecto tenebroso del bosque de árboles con ramas retorcidas no mentía: se sabía desde el siglo XIX que era un bosque encantado.

Elijah nos guiaba por un sendero que se cortaba a menudo, aunque el profesor siempre lograba encontrar el segmento siguiente cuando sucedía. El corazón me latía con furia, porque sabía que no estábamos solos. No corría ni una pizca de viento, pero las hojas y los matorrales se movían a veces. Había susurros y gruñidos. Todos callábamos, aparentábamos entereza, pero manteníamos bien cerca nuestras lámparas que quemaban una mezcla de aceites que nos protegía de los monstruos que ansiaban saltar sobre nosotros. Incluso los dos matones, que la Universidad de Miskatonic contrataba a menudo para trabajos como aquellos, mostraban temor en la mirada.

Algo se abalanzó sobre nosotros. Era un ser que parecía venido de una pesadilla, era un conjunto de tentáculos que salían de un cuerpo redondeado donde se abría una boca inmensa. Las lámparas lo molestaban, pero no lo ahuyentaban. Todos mis compañeros lucharon y dispararon. Yo retrocedí temblando, apuntando con el rifle, sin atreverme a disparar para no herir a ninguno de mis compañeros.

La lucha fue terrible: no podían con aquel monstruo. Uno de los matones logró vencerlo echándose sobre él y despedazándolo con el machete, pero lo pagó con su vida. James tenía un brazo roto, Mary sangraba por un corte muy feo en la mejilla y los demás habían recibido muchos golpes. Lloré por la angustia de ver muerto a uno de los compañeros más fuertes y por el remordimiento de sentirme culpable de su destino. Pero había que continuar.

Llegamos al nexo sin recibir más ataques. Elijah inició el ritual que concluí pronunciando una plegaria en una lengua que me provocaba escalofríos. Texmulajhi, el monstruo que habíamos invocado, apareció tres metros por delante de mí. Mediría unos cuatro metros de altura y tenía una cabeza parecida a la de un perro, pero con un hocico muy largo y afilado. Me miraba con seis ojos completamente blancos y extendía un par de alas de murciélago inmensas. Le brotaban ocho brazos de los costados y se sostenía mediante dos patas de ave.

—Divino Texmulajhi, señor de Cyxywa —dije con voz temblorosa—, os he invocado para suplicaros ayuda y consejo para liberar al hombre al que amo de la enfermedad que lo aflige.

Texmulajhi debía de estar leyéndome la mente, recabando toda la información que necesitaba. Elijah decía que aquel dios admiraba el valor y que por eso nos ayudaría.

—Robert no está enfermo —dijo el dios, con una voz en que parecían mezclarse miles de hablantes—. Se le ha adherido un xujsul, así que esto es una disputa entre él y tú que solo puede resolverse con un duelo. Te lo concedo, Shanna, porque has venido a verme con Luna llena, cuando los xujsules son más poderosos. —El dios empezó a mover con rapidez sus ocho brazos—. Ganes o pierdas, tú y tus compañeros saldréis ilesos de este bosque. Si vences, me llevaré al xujsul y Robert volverá a ser el que era.

—¿Y qué sucederá si pierdo? —pregunté con un pellizco en el estómago.

* * * * *  

Vivo encerrada en un ático. Creo que la primera vez que entré fue hace varios meses. Desde entonces, solo he podido salir una vez, el día que abrí el primer agujero. El ático es muy viejo y las paredes están llenas de puntos débiles que puedo aprovechar. Pero cerraron la ruta que he abierto y me angustio al pensar que, un día, conseguirán cerrar todas las salidas y me quedaré aquí para siempre.
 
Robert nunca va a liberarme…

25 julio 2018

#OrigiReto2018 El prisionero del ático

Relato para el Reto de escritura de #OrigiReto2018 - Ejercicio: 13- Describe una escena de acoso desde el punto de vista del atacante.


Bases en:

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o en

http://plumakatty.blogspot.com.es/2017/12/origireto-creativo-2018-juguemos.html


Son 1035 palabras, quitando diez asteriscos de separación de escena. Como algo muy particular, ya que nunca lo hago, me he inspirado en esta canción:



Siempre me pregunté qué haría alguien encerrado en un ático. Intento responderlo aquí. En el segundo relato, cerraré cosas que en este dejo abiertas.



EL PRISIONERO DEL ÁTICO


Vivo encerrado en un ático. Creo que la primera vez que entré fue hace varios años. Desde entonces, solo he podido salir días sueltos y, ahora mismo, solo piso la calle cuando abro algún agujero. El ático es muy viejo y las paredes están llenas de puntos débiles que puedo aprovechar. Pero cada vez que escapo, cierran la ruta que he abierto y me angustio al pensar que, un día, conseguirán cerrar todas las salidas.

Shanna nunca va a liberarme. Me lo prometió, pero jamás me sacará de este ático. Los primeros meses, antes del día en que me escapé, me dejaba ir a la planta baja de la casa para almorzar junto a James, Mary y Lenore. Eran buenos momentos, pero, al caer la tarde, Shanna me obligaba a subir al ático y cerraba la puerta con llave. Aporreaba el lienzo desesperado, suplicándole que me dejara salir, que tenía miedo. Los días en que La luna llenaba el ático de luz blanca algo se reflejaba en el espejo roto. Y esa ilusión no soy yo, nunca lo he sido.

Shanna no lo sabe, no lo entiende. Dice que no puede liberarme porque soy un ser demoníaco, porque si me escapo acabo haciéndole daño a alguien. Le grito que no soy yo, que el mal está en el reflejo que aparece con la luna llena, que esa ilusión monstruosa me atormenta y aterroriza, intenta engañarnos a todos. Shanna me responde que deje de fingir, que no intente engañarla, que no hay nadie en ese ático y que el mal vive en mi corazón. Y no es verdad, no puede ser verdad.

* * * * *  

Solo me consuela mi mecedora. La coloco por donde pueden entrar los rayos del sol, por las rendijas que hay entre los tablones. La luz del sol calienta, trae vida y alegría. La Luna convoca al monstruo que me acompaña en mi encierro.

Anoche brilló la Luna y aquel ente apareció en el espejo. Golpeé el cristal hasta que me sangraron las manos.

—Déjame en paz —le grité—. ¡No existes, no eres real! ¡No tienes poder sobre mí porque solo existes en mi mente! Has engañado a Shanna, pero no puedes engañarme a mí. No eres mi reflejo, no eres yo.

Aquella ilusión creada por la Luna me sonrió, se rio. Empecé a reírme con tanta fuerza que me tuve que arrodillar. El ente del espejo se arrodilló también y echaba atrás la cabeza, sin reprimir sus carcajadas.

—¡Deja de imitarme! ¡Deja de mentir! ¡No eres mi reflejo y nunca lo serás!

La luz de la Luna se esfumó de pronto y el espejo se quedó a oscuras. Lo último que se apagó fueron las telarañas de su borde inferior. Toqué el espejo con una mano temblorosa.

—¿Hay alguien ahí?

No había nadie ahí. Pero, cuando la luz de la Luna sume al espejo en la negrura, siento como si ese reflejo entrara en mí. Y cuando pasa eso, quiero salir como sea del ático. Golpeo y araño la puerta, suplico a Shanna que me abra. Pero ella no lo hará nunca.

* * * * * 

Conseguí abrir un agujero antes de la siguiente Luna llena, cuando atardecía. Me agarré a las ramas de un árbol y logré caer sin hacerme daño. Me guardé bien el cuchillo que antes había tirado. Como Shanna nunca entra en el ático, no sabe que escondo decenas de cuchillos afilados. Y corrí hacia la libertad.

Siempre he amado a Shanna, pero ella cree que soy un monstruo. Y no es verdad. Por eso, siempre que me escapo, intento demostrárselo. Me escondí cerca de un bar, y esperé casi media hora.

Una mujer joven salió sola del bar y la perseguí. Las mujeres son asquerosas. Las odio a todas, excepto a Shanna, porque ella es especial. Si pudiera jugar con sus cabellos, si me dejara besarla, sabría que no soy malvado. Estoy dispuesto a demostrárselo.

—¡Eh, tú! —le dije a la mujer—. ¿Adónde vas tan sola?

La mujer se volvió y empezó a andar rápido, pero yo lo fui más. Las mujeres odiáis a Shanna porque es muy guapa. Creéis que los hombres no os hacen caso porque no os podéis comparar con ella y que si Shanna desapareciera, los hombres os amarían. Y no es así. No os hacemos caso porque sois estúpidas y ridículas. Solo Shanna merece ser amada, porque ella es especial.

—No corras. Me gustas mucho —mentí—. Solo quiero besarte y tocarte. ¡No corras!

Corrí tras ella, con el cuchillo en la mano. Le enseñaría un poco del placer que un hombre puede proporcionar a una mujer y luego se lo quitaría. La haría aprender que solo Shanna merece ser amada y le quitaría algo para regalárselo a mi amor.

Cómo gritaba mientras corría. Cómo suplicaba y lloraba cuando la acorralé. Me acerqué a ella despacio, con el cuchillo bien visible.

—No voy a violarte —le dije—. Te enseñaré lo que es el amor y comprenderás por qué solo Shanna lo merece. Y cuando lo entiendas, te quitaré algo. Y todo estará bien.

—No sé quién es Shanna —respondió—. Por favor, no me hagas daño.

Me eché sobre ella. Luchamos hasta que le hice varios cortes en los antebrazos. No le quité la ropa: no quería ver ni tocar su cuerpo repulsivo. Solo amaba a Shanna. La besé en los labios, le lamí las mejillas llenas de lágrimas, le acaricié el pelo. Soñé que era el de mi único amor.

Sentado a horcajadas en el vientre de la mujer, le rompí la blusa para que solo el sujetador le cubriera el pecho. Alcé el cuchillo para conseguir el regalo que le daría a Shanna, pero me detuve. Se oían pasos. Solo fui capaz de soltar el cuchillo, ya que varios policías me apuntaban. No hubiera cedido, pero es que Shanna venía con ellos, y nunca atacaría a nadie que esté con ella. Cuando me atraparon y me esposaron, la miré con desesperación. Ella lo hacía con tristeza.

—Solo quería que comprendiera —le grité—. Solo quería regalarte su corazón, para que vieras que insignificante es comparado con el tuyo. No soy malo, no soy un monstruo. Él no es yo. No lo es. ¡Miente!