26 diciembre 2006

El Proyecto Siveace en Tucows

Por pura casualidad, me he enterado de que han incluido el programa del Proyecto Siveace en Tucows, que es una página dedicada a recopilar programas gratuitos o soportados por usuario. Lo han clasificado, muy acertadamente, en "Home and Education" y dentro de esa categoría en "Education and reference" (concretamente, lo tenéis en: Proyecto Siveace en Tucows ). La verdad es que han pasado unos seis meses, pero, teniendo en cuenta que el programa y la página web de referencia están íntegramente en español, me ha sorprendido gratamente que tras una revisión manual lo hayan considerado lo bastante interesante como para incluirlo.

Ahora, no habrá más remedio que traducirlo al inglés... Me alegro.

24 diciembre 2006

Feliz Navidad

Como reza el título de la entrada, el motivo para escribir estas líneas es desear a todos los visitantes y amigos que visitan esta página muy feliz Navidad.

Como no tengo fotos con motivos navideños, un buen consejo que da el Ayuntamiento de Cabra, muy aplicable a estas fechas:






Nos leemos.

19 diciembre 2006

08 diciembre 2006

Conversión a la beta de Blogger

Acabo de convertir mi bitácora a la versión beta, así que durante algunos días, podrá haber cambios en la estructura de la misma.

Lo de las categorías es genial, pero me va a costar algún tiempo organizarlas bien. Poco a poco.

Probando la inclusión de imágenes

Planeo hacer algo relacionado con fotografías en esta bitácora, así que me permito hacer una prueba, a ver cómo queda:


Si esto marcha bien, ya modificaré el texto.

06 diciembre 2006

Loreena McKennit: entre el arte y el espíritu emprendedor

Como tengo tan poco tiempo, os hablo brevemente de Loreena McKennit, que no sólo interpreta de maravilla, sino que, además, tiene algo en común conmigo.

En 1985, como el mercado musical no le hacía demasiado caso, fundó su propia productora discográfica, Quinlan Road, que sigue en activo (en noviembre lanzó su último disco). Algo parecido me ha pasado a mí, que me he tenido que meter a trabajador por cuenta propia, cuando era lo último que deseaba, cansado de un mercado laboral donde no parecía encajar.

Otra cosa que me ha hecho sonreír es lo que dice en su página web, en la que habla de que, en sus inicios, su empresa era una mesa de la cocina, donde empaquetaba los discos para llevarlos al correo, y cómo vendía discos mientras actuaba en la calle. Lo nuestro es un poco mejor, al menos, tenemos en casa una habitación dedicada a la empresa y no una mesa suelta, pero desde luego que la comprendemos.

Lo que me gustaría es que, dentro de muchos años, en la página web de mi empresa contemos las mismas anécdotas.

Os invito a que oigais algo en Youtube de ella. Seguro que no os decepciona. Y si os decidís a regalar su disco, tranquilos, que va a parar a buenas manos y, a lo mejor, parte de vuestro dinero va a proyectos solidarios. Porque de la tan cacareada Resposabilidad Social Corporativa, Quinlan Road sabe algo (visitad la web y veréis).

26 noviembre 2006

Dos vínculos muy diferentes para trabajadores y científicos

Un par de vínculos muy distintos para esta mañana de domingo:

09 noviembre 2006

Otra ración de estadísticas

Esta bitácora ya ha alcanzado su segunda cifra mágica: las primeras 1000 visualizaciones desde el 14 de junio.

Sigue apuntada en Blogalaxia en Emezeta y en Technorati .

Concretamente, y para disfrute de los amantes de las cifras, las estadísticas a día de hoy, desde el 14 de junio de 2006, son:

Veces visualizada: 1011.
Visitantes únicos (según Blogalaxia): 900.
Posición 426.893 (20 vínculos desde 8 bitácoras) en Technorati.

Nuevamente, gracias todos los que me han visitado y a todos los aguerridos comentaristas.

05 noviembre 2006

Artículos en otras bitácoras

Como ando sin tiempo para poner aquí más cosas, voy a aprovechar para hacerme publicidad a mí mismo. En la bitácora del proyecto Biosfera, acabo de colgar el comienzo de algo muy largo que quiero escribir sobre sobre algoritmos genéticos.

Para leerlo: Cuando las matemáticas emulan a la naturaleza: los algoritmos genéticos.

31 octubre 2006

El nuevo "Silicon Valley"

Leo en la edición malagueña del diario Qué! del 30 de octubre de 2006, en la página 8 abajo a la izquierda, que Málaga aspira a convertirse en el "Silicon Valley" europeo. Para los que no lo sepan, "Silicon Valley" es el nombre que recibe un área zona sur de la Bahía de San Francisco donde hay una altísima concentración de empresas de electrónica e informática. Entre las empresas que se encuentran allí tenemos algunas tan reconocidas como Hewlett-Packard, Adobe, Cisco, Oracle, Sun Microsystems y otras del estilo.

Me alegro de haberlo leído, porque me he reído mucho. Estaría bien, y sería muy provechoso, intentar fomentar la I+D, pero, ¿de verdad que es un objetivo realista convertirse en uno de los mejores núcleos tecnológicos a nivel mundial? Me gustaría saber cómo va a convertirse Málaga en una ciudad puntera de la informática si, en su Universidad, no existe la licenciatura en físicas, carece de programas de doctorado en matemáticas y puede que pierda esa licenciatura por falta de alumnos. ¿Quién va a venirse a Málaga - recordémoslo, sur de España - a invertir miles de millones en laboratorios de física (porque es física lo de investigar nuevas memorias, nuevos semiconductores y todas esas cosas que tienen los ordenadores por dentro), si no habrá ni simples licenciados en su universidad para llenarlos? De ser un responsable de una empresa grande que tuviera la extraña ocurrencia de venirse a España a poner un laboratorio de altísima tecnología - que ya es mucho suponer -, desde luego que no me vendría a una ciudad donde no puedo encontrar empleados cualificados.

Aparte está el "tejido industrial" de la ciudad. Salvo excepciones, somos cientos de microempresas que bastante tenemos con intentar pagar los impuestos como para ponernos a invertir miles de millones en hacer las cosas mejor que un país que tiene el mayor nivel científico y tecnológico del planeta. Y dado que el Estado no va a poner dinero, no sé en quién están pensando para sufragar todo esto.

Lo siento mucho. A lo único que puede aspirar Málaga es al turismo, porque a base de miseria y de objetivos que nos superan, no vamos a hacer lo que a los norteamericanos les ha costado décadas y cantidades monstruosas de dinero.

13 octubre 2006

Errores de programación (V)

Este error quizá no sea tal, sino un problema de interpretación del funcionamiento del compilador, de todos modos, al ser un comportamiento curioso, voy a hablar de él.

Supongamos el siguiente fragmento de código:

' OpcListMin es una variable global, declarada en un módulo separado, que el formulario
' ListFrm necesita para, al cargarse, mostrar una cosa u otra.
OpcListMin = 2

' Cerramos para asegurarnos, por las bravas, de que ese listado no está abierto. La variable
' MiFormList es global al formulario MDI de la aplicación.
MiFormList.Close()

' Y lo volvemos a abrir, tan inocentemente
MiFormList = New ListFrm
MiFormList.MdiParent = Me
MiFormList.Show()


Pues bien, si hacemos esto, el valor de OpcListMin se pierde, esto es, la variable se queda a cero sin hacer caso a la asignación previa al cierre de MiFormList. No teníamos ni idea de a qué se debía este comportamiento hasta que se me ocurrió, por ver qué pasaba, invertir dos líneas, o sea:

' Cerramos para asegurarnos, por las bravas, de que ese listado no está abierto. La variable
' MiFormList es global al formulario MDI de la aplicación.
MiFormList.Close()

' OpcListMin es una variable global, declarada en un módulo separado, que el formulario
' ListFrm necesita para, al cargarse, mostrar una cosa u otra.
OpcListMin = 2

' Y lo volvemos a abrir, ya no tan inocentemente

MiFormList = New ListFrm
MiFormList.MdiParent = Me
MiFormList.Show()

Hecho de la segunda forma sí funciona.

Desde un punto de vista lógico, carece de sentido. ¿Por qué una variable global a una aplicación, definida en un módulo aparte, se vuelve cero por cerrar un formulario localmente y volverlo a abrir?

Curioso, ¿no?

12 octubre 2006

II Encuentro nacional de Juegos de Mesa

Después de otro parón, motivado por diversas circunstancias, laborales casi todas, paso a hablaros un poco de unos buenos amigos que tengo en Córdoba, la Asociación Cultural Jugamos Todos . Resulta que, del 11 al 15 de octubre de este año se están celebrando los II encuentros nacionales de Juegos de Mesa, y ellos están muy metidos en el asunto.

Si os gustan los juegos de mesa del tipo Catán, Carcassonne, Genial, Alhambra y otros muchos del estilo, esos encuentros no os van a defraudar. Yo fui a una reunión parecida en Granada, y disfrute mucho, como aficionado a esos entretenimientos. Así que, ya sabéis, aún hay tiempo para el fin de semana. Este encuentro me lo pierdo, no por falta de ganas, pero a ver si el siguiente...

30 septiembre 2006

Proyecto de Estatuto del Trabajador Autónomo

Para que se note que esta es, también, una bitácora de empresa, voy a hablar de una noticia que quizá me afecte, o quizá no, y es el proyecto de creación de un Estatuto del Trabajador Autónomo.

Aunque, a todos los efectos, soy un trabajador más, con la particularidad de que soy dueño de una parte de la empresa donde trabajo, la Seguridad Social me encuadró en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, por la existencia de lazos familiares con los demás socios. Ello supone que poseo el control efectivo de mi empresa, de manera que todos los meses tengo mi nómina, parte de la cual se me va en las cuotas del autónomo.

Siempre es interesante que el Estado se acuerde de uno, aunque, en ciertas cosas, mantengo algún escepticismo ante la propuesta. Todavía recuerdo ciertas declaraciones de no recuerdo qué responsable público que venían a decir que "el mayor problema de la Seguridad Social son los autónomos". La verdad es que no deja de tener su gracia que seamos un problema, al parecer, tan grave y que, por otro lado, nos tengamos que dar de alta so pena de cuantiosas sanciones. Con lo fácil que sería no estar obligados a afiliarnos para acabar con el "gran problema". Aquellas declaraciones abrieron la veda a subidas en la cotización que afectaron a los autónomos más débiles, por desgracia, todos los socios de mi empresa. Las cuotas mínimas se subieron en mayor medida para autónomos que empezábamos - por culpa del aumento del Salario Mínimo Interprofesional, pero esa es otra historia - y para las personas con mayor riesgo de exclusión, los autónomos mayores de 50 años. No han sido "pequeños aumentos" como nos dijeron en la primera y única carta que nos mandaron para conformarnos.

Con estos precedentes, no dudo que van a aprovechar el Estatuto para aumentar la recaudación a nuestra costa. Sin embargo, hay unos cuantos puntos curiosos e interesantes. Puede verse aquí el informe del comité de expertos sobre el Estatuto del Trabajador Autónomo en PDF. No he leído enteras las 209 páginas del informe, pero las cosas que he sacado en claro son positivas. En resumen:

  • Se limitará la responsabilidad económica de los autónomos frente a deudas en que incurran a causa de su actividad. Un autónomo, o empresa individual, responde a las deudas de su actividad empresarial con todos sus bienes, presentes y futuros, lo que constituye el mayor riesgo que asume en su actividad. Una multa de 300.000 euros (y hay ciertas instituciones que pueden poner multas así por tonterías, cuyo nombre me callo) y estás arruinado para toda la vida. Eso va a limitarse, declarando inembargable la vivienda habitual y el vehículo particular del autónomo, entre otras cosas.
  • Se le presta gran atención a una nueva figura, la del autónomo dependiente. Aunque, en teoría yo soy uno, en la práctica esa legislación no va por mí, ya que soy un trabajador por cuenta ajena más. Se trata de que todos los comerciales que están dados de alta bajo la modalidad de "contrato mercantil", o ciertos tipos de trabajadores "freelance" que, en la práctica, trabajan en exclusiva para un solo cliente. Se establecen derechos como el prestaciones por embarazo, 15 días anuales de vacaciones y limitaciones en la jornada.
  • Un punto interesante es la posibilidad de establecer cuotas para jornadas inferiores a la completa. Así se podrá cotizar sólo por media jornada, y no exclusivamente a jornada completa aunque ya tengas otro trabajo y el autónomo sea sólo para fines de semana. Es uno de los puntos que más posibilidades tienen, pienso, de no salir adelante, pero es una medida lógica e inteligente que ha sido valiente plantear.
  • Otro punto curioso, que tampoco veo muy fácil que salga adelante, es la posibilidad de suspender temporalmente el pago de las cotizaciones cuando el autónomo acredite unos ingresos brutos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional, al menos, durante los dos primeros años de actividad. Esta es otra medida valiente, pero temo que los requisitos para tener derecho sean tan complejos que sea igual que pedir la baja, que casi ninguno lo hacemos por el papeleo.

No sé cómo quedará en realidad la cosa, pero algo se mueve en las altas instancias. Es verdad que los que no hemos tenido más remedio que el autoempleo tenemos demandas más urgentes, como aumentar la seguridad, tanto frente a la delincuencia (los joyeros están cayendo como moscas y aunque pilles a un ladrón con las manos en la masa, es complicadísimo que te restituyan lo robado o que le detengan), como frente a la ley (muchos autónomos viven en inseguridad jurídica permanente, violando leyes, a veces, desconocidas y a veces casi imposibles de cumplir salvo que seas una gran empresa).

Está bien que se proteja a los autónomos. O lo hacemos o acabaremos en manos de las multinacionales, como en las novelas futuristas.

26 septiembre 2006

Otras bitácoras interesantes

Desde que mantengo bitácoras, me he aficionado a visitar las de los demás, cosa que es bastante habitual entre los que utilizamos esta forma de expresión. Aunque algunas ya llevan tiempo puestas en los vínculos de la izquierda, voy a hablar de unas bitácoras que me gustan, para que las visitéis. No están ordenadas en forma alguna, y cualquier omisión no debe entenderse como una crítica, sino como que me las dejo para otro momento.

  • Gaussianos: una bitácora sobre matemáticas escrita con un estilo muy didáctico y que trata temas y curiosidades sobre la "madre de las ciencias". Merece la pena visitarla y disfrutar un poco.
  • Lillusion: una bitácora personal cuyos temas habituales son el recuerdo de películas de los años 80 y de la música de la época. Es un sitio donde se respira una leve nostalgia hacia una época que muchos aún recordamos. Y cada semana, un tema musical nuevo.
  • Yo, Cendra: es una de las participantes de cuentacuentos, entre los que hay mucho talento. Tiene muy buen estilo y, además de publicar un relato a la semana, tiene tiempo para seguir haciendo literatura en el resto de las entradas.
  • Xanina-Astur: otra bitácora de una escritora en ciernes. Además de ir publicando algún que otro relato, narra algunas de sus vivencias y otras cosas más. Por ejemplo, si queréis saber lo que son las Xanas, de donde ha tomado su apodo, ya sabéis donde mirar.

Son sólo tres, y me dejo muchos para otro día, sobre todo, a muchos participantes de cuentacuentos que lo hacen muy bien. Pero ya se me acaba el tiempo. Otro día continúo.

(Cuentacuentos) ¿Recuerdas cuando mirábamos las estrellas?

- ¿Recuerdas cuando mirábamos las estrellas?

Laura apenas sonrió levemente, sin mirarme. La comprendía. Iba a producirse el mayor cambio que debería afrontar en su vida, y lo normal era estar muy preocupado. Yo pasaría por lo mismo dentro de un par de años, y no quería ni pensarlo. Y eso que los hombres debemos enfrentarnos a eso unos años más tarde, cuando somos más maduros.

Alcé la vista hacia la noche estrellada, y se me hizo un nudo en la garganta. Habíamos hecho aquello desde que éramos niños, y siempre que nuestras obligaciones nos lo permitían, dedicábamos un rato por la noche a soñar con las estrellas. Nos pasábamos el rato preguntándonos cuáles de aquellas estrellas estarían habitadas, y nos empeñábamos en encontrar el sol de la Tierra. Ahora mismo, estaba mirando fijamente el astro que calentaba el planeta ancestral del ser humano. Descubrí que Laura también lo hacía, y suspiraba.

Decían los chicos mayores que el cambio era bueno, que después de pasarlo podías hacer muchas más cosas que antes, pero a ninguno le gustaba experimentarlo. Laura no lo deseaba y yo, tuve que reconocer con amargura, tampoco. Ahora, cuando lo recuerdo, creo que la amaba mucho, aunque en nuestro mundo, a los seres humanos no nos están permitidas esas cosas. No ha sido siempre así, y en otros lugares tampoco lo es. Sabemos, por las transmisiones que captamos a escondidas de la Tierra, que allí no existe el cambio. Es verdad que muchas cosas funcionan peor en el mundo natal de la Humanidad, pero, a veces, me gustaría ser terrícola.

Laura empezó a toser, como si se atragantara, e intenté confortarla como pude. Su rostro mostraba un color ceniciento, y tenía los ojos húmedos. Cuando se calmó y se me acercó para dejar que le pasara el brazo por los hombros, sentí, o quise creerlo, que también significaba mucho para ella. Con la voz débil, me dijo:

- Voy a echarlas tanto de menos...

* * * * *

No vi marcharse a Laura; era lo habitual. Los malgarx sabían ser discretos y, de cualquier manera, si su aspecto la última noche que miramos las estrellas ya era malo, mejor no haber visto en qué estado se la habrían llevado los malgarx.

El cambio requería 49 días, que casi habían pasado. Me sentía tan solo que nada me consolaba. Realizaba mis tareas con tanto desánimo, que me daba miedo que algún malgarx intentara corregir mi actitud. Sin embargo, era una tontería pensar eso; apenas les prestan atención a los muchachos, ya que son tan eficientes que creo que nos dan trabajo sólo para que no nos aburramos. Para ellos no somos más que un estado evolutivo inferior al que no tienen más remedio que tolerar.

Aquella noche, a falta de dos para que Laura regresara, volví al sitio desde el que mirábamos las estrellas. Y miré al sol de la Tierra, una lucecita amarilla parpadeante, preguntándome por qué los terrestres no hacían nada para acabar con lo que pasaba en nuestro planeta. ¿Por qué permitían aquello?

* * * * *

Si algo caracteriza al espíritu humano, es lo fácilmente que alberga esperanzas inútiles. Pasé toda la mañana pendiente de los malgarx que iban y venían, con la esperanza de reconocer a Laura. Estaba dispuesto a mirarla fijamente cuando la reconociera, porque estaba seguro de hacerlo, y a comprobar si me seguía recordando. Dicen que cuando cambias, olvidas toda tu vida anterior o, al menos, que si recuerdas algo, deja de importarte. Tus sueños, tus sentimientos, tus esperanzas... todo queda atrás. Pero yo no podía aceptarlo; anhelaba comprobar que Laura no me había olvidado.


No fui capaz de reconocerla. En verdad, todos los malgarx se parecen muchísimo; son seres gráciles que recuerdan vagamente a un ser humano con alas muy alto. Cualquiera de los malgarx que había pasado andando cerca de mí, o volando sobre mi cabeza, podría haber sido ella.

Hacía muchos años, nuestros antepasados, después de haber sufrido guerras devastadoras, tomaron la decisión de cambiarse a sí mismos. Decidieron transformar todas las etapas de la vida humana que, a su juicio, eran peligrosas, lo que supuso no dejarnos avanzar más allá de la adolescencia, a los dieciséis años las mujeres, y a los dieciocho los hombres. Después, cambiamos y nos convertimos en malgarx, que carecen de emociones y viven sólo para trabajar y construir una civilización espléndida, pero completamente inhumana.

No quiero ese futuro, pero contra mi destino no hay rebelión posible. Lo llevo en la sangre.



Juan Cuquejo Mira.


(Otras historias en Cuentacuentos)

21 septiembre 2006

¿Qué son los juegos de rol?

Después del parón de publicaciones más largo hasta el momento en mi bitácora, vuelvo a la carga hablando de unos juegos tan desconocidos para buena parte del público como poseedores de una mala prensa inmerecida.

Aunque casi cualquier juego podría calificarse "de rol" (el ajedrez, el fútbol...) ya que cada jugador posee un papel definido y obedece una serie de normas, un juego de rol en sentido estricto es aquel juego de mesa en que los jugadores, de forma hablada e interpretando un papel, desarrollan una trama similar a la de un relato o una novela de acuerdo a un sistema concreto de reglas.

En un juego de rol existen dos papeles diferenciados: el director de juego (o "master") y los jugadores. Las partidas se juegan con un director y uno o varios jugadores. El cometido del director es dar vida al mundo, crear la trama que, previsiblemente, seguirán los jugadores - aunque en una partida nunca se sabe dónde pueden acabar las aventuras - y determinar los resultados de las acciones de éstos. En cuanto a los jugadores, cada uno de ellos decide las acciones de un personaje dentro del mundo descrito por el director. La característica fundamental de estos juegos es esta división de papeles: una serie de jugadores que proponen hacer cosas y un director de juego que encarna el "destino" y decide cuáles salen bien, y cuales mal, ya
sea según se le ocurra o, lo más normal, siguiendo una serie de reglas que determinan los resultados de las acciones.

Los tipos de juegos de rol (o sistemas de juego, como también se les llama) se diferencian, exclusivamente, en el conjunto de reglas que utilizan, las cuales suelen determinar las ambientaciones posibles; de hecho, el nombre de "sistema de juego" se le da a las reglas, no a las ambientaciones. Así un sistema que describa lo que sucede cuando dos personas luchan con espada será el usado para mundos medievales, mientras que uno que dé pautas para saber cuanto daño hace una pistola láser, nos sumergirá en un universo de ciencia-ficción. Aunque nadie nos asegura que un director con imaginación no pueda combinar varios sistemas de juego para hacer ambientaciones genéricas o, incluso, crearse sus propias reglas.

Existen juegos de rol sin reglas. Son aquellos en que los jugadores van narrando sus acciones y el director decide, usando el sentido común, qué consecuencias tienen estas. Sin embargo, suelen gustar más sistemas de reglas que requieran el uso de dados, ya que dan la impresión de ser más justos y además, son más emocionantes. La idea es que cada jugador se hace una "ficha" donde, numéricamente, se "modelan" sus aptitudes: la fuerza, la agilidad, la inteligencia... y cuando, por ejemplo, tiene que enfrentarse a un monstruo, existen unas reglas que dicen, según sus tiradas de dado y sus cualidades, si le ha dado un buen golpe o no.

Los juegos de rol son, en mi opinión, una afición muy relacionada con la literatura, por muchos motivos. Principalmente, una partida de rol es relatar una historia entre varias personas de un modo particular, distinto a que cada persona escriba algunos capítulos o, bien, a que uno escriba un trozo y otros lo continúen. Otro parecido es que el papel de un jugador equivale al de un lector de una novela de aventuras al que le dan la oportunidad de decidir las acciones del protagonista, y el de un director de juego al de un novelista que modifica su trama por la acción de sus propios personajes. Por último, y más importante, como es muy difícil que un director se invente un mundo completo, a menudo se juega en "universos" basados en la literatura, desde títulos recientes como "El Señor de los Anillos", las novelas de Elric de Melniboné, las novelas de los mitos de Cthulhu, etc... hasta literatura medieval o clásica. Ello obliga, tanto a jugadores como a directores, como mínimo, a conocer esas obras y, a veces, a leerlas. En cualquier caso, a menudo es recomendable la lectura de libros históricos para poder ambientar adecuadamente las partidas.

Aunque, lo mejor de las partidas de rol es lo que te ríes jugando.

11 septiembre 2006

(Cuentacuentos) Siempre soñé con convertirme en...

Siempre soñé con convertirme en... en un animal del que no recuerdo el nombre. Lo que recuerdo es que se trata de un ave, un ave rápida y fuerte... y libre. La verdad es que después de tanto tiempo como llevo aquí encerrado, lo extraño es que no me haya vuelto loco.

Mi caso es un tanto peor que el de la mayoría de mis compañeros de la celda comunal que ocupamos. Ellos apenas han conocido la libertad, porque llevan aquí desde que tenían cinco o seis años. Yo, en cambio, antes de que me capturasen, pasaba los días sin más techo que el cielo, ni más paredes que los bosques y las montañas de la aldea donde nací. Sólo llevo aquí cuatro años, desde los once, que es demasiado poco como para haber olvidado la libertad.

Otra cosa que me diferencia de la mayoría es que no deseo estar aquí. A casi todos les han acabado convenciendo de que servir a Shtaan, el demonio que alimenta los volcanes, es un honor y un privilegio. A mí no me gustan los demonios, como tampoco a mis padres. Durante el poco tiempo en que pudieron ocuparse de mí, me enseñaron a amar a Jutar, el Dios que nos ha abandonado. Si bien a todos los que estamos aquí nos trajeron de la misma forma, arrancándonos de la casa de nuestros padres, los demás casi no se acuerdan y no lo sienten. Yo sí.

A pesar de todo, durante las dos horas diarias que nos permiten salir al patio para adecentar un poco nuestra celda, noto que somos un grupo de chicos triste. Muy pocos corren o juegan, aunque sean más jóvenes que yo, y entre los que tenemos quince años y, por tanto, vamos a salir muy pronto, esa esperanza de libertad tampoco nos anima. A mí, desde luego, convertirme en un sacerdote de Shtaan o en un caballero infernal tampoco me seduce. Por eso, esta mañana me pasé todo el tiempo mirando al cielo, soñando en convertirme en esa ave de presa, de cuyo nombre no me acuerdo, a la que veía volar libre desde mi casa.

Pero, cuando la puerta de la celda se cierra, y la luz nos abandona, se me quitan las ganas de soñar. Si fuera ya somos tristes, dentro parece que estemos asistiendo a un entierro. Voces ahogadas por todos sitios, niños tumbados durante horas sin otra cosa mejor que hacer... Los únicos que parecen mantener un poco de actividad son un chico que aparece y desaparece de cuando en cuando, y Bernard, que es un joven con aspecto de extranjero y un carácter bastante extraño. Durante un tiempo, me interesé en averiguar qué hacía este muchacho, y en qué sitios se metía, pero Bernard empezó a mostrarse antipático y preferí quedarme todo el tiempo en mi rincón, intentando soñar con el viento y con cómo sería mirar el mundo desde las
alturas.

* * * * *


Un buen día, vinieron a nuestra celda decenas de guardias infernales, justo a la hora a la que nos hacían salir al patio. Nos hicieron formar una fila e hicieron salir a casi todos, salvo a los que teníamos quince años. Pensé que había llegado el momento, el final de mi cautiverio en aquel recinto y el comienzo de otra condena. No eché de menos a nadie, salvo a Bernard. Me sorprendió un poco, porque creía que era de mi misma edad, pero también podía estar equivocado.

Nos hicieron formar otra fila y salimos, escoltados por los guardias, después de varias vueltas a través de pasillos que nunca habíamos visto, a una enorme sala de baños, donde nos hicieron desnudarnos, asearnos y vestirnos con ropas de buena calidad. Luego, siempre en fila india, anduvimos por un pasillo abierto al aire libre, que nos dejaba ontemplar unas vistas preciosas del templo, el cielo y la ladera del volcán. El viaje se me hizo muy corto, ya que estuve todo el rato fantaseando con surcar el cielo convertido en ave de presa. Casi al final, algo aún más sorprendente, me sacó de mis pensamientos. Había chicas, que avanzaban en fila recta al igual que nosotros, pero por otro pasillo que reposaba en la otra parte de una grieta humeante. Se hizo el silencio; incluso, la fila se detuvo unos instantes, mientras mirabamos a las muchachas atónitos. Entre ellas, pareció cundir el mismo desconcierto; era la primera vez, para casi todos, que veíamos a chicas de nuestra edad. En medio del estupor general, observé que el chico que desaparecía de vez en cuando, dos puestos delante de mí, buscaba con la mirada algo en la fila de las muchachas.

Los golpes de los guardias nos hicieron reanudar la marcha. Finalmente, llegamos a un ensanchamiento de los pasillos que parecían los pilares de un puente que se hubiera derrumbado sobre la grieta, que despedía humo enrarecido y calor. Las chicas estaban lo más cerca de nosotros que habían estado nunca, aunque ninguno de los dos grupos había recibido permiso para romper filas. Sin querer, me fijé en que, dentro de dos capillas con techos triangulares, y abiertas por todos sitios, había un sacerdote y unos cuantos hombres más en cada lado de la grieta y algo empezó a parecerme raro. Cuando aquellos sacerdotes empezaron a pronunciar cánticos y, luego, a anunciar que veinticinco chicos y veinticinco chicas, todos vírgenes, serían sacrificados a Shtaan, mi corazón ya llevaba rato latiendo con furia. El terror nos invadió a todos, y la mayoría nos pusimos a llorar, pero era inútil resistirse.

El volcán rugió y la tierra tembló. Sin más preámbulos, los guardias nos hicieron avanzar a empujones. Empezaron tirando a un chico. Luego, una chica; después, otro chico. Las rodillas me temblaban, mientras veía caer a chicos y chicas, alternativamente, a la grieta. Ante la preocupación creciente de los sacerdotes, el volcán rugió como si estuviera furioso. Y, de pronto, el chico que estaba dos puestos por delante, rompió la fila, y mientras los guardias lo retenían, le gritó a la chica que estaba en el borde del precipicio y le miraba con intensidad:

- ¡Gloria! Te quiero... te quiero.

El sacerdote del otro lado empujó a Gloria, y la cara de terror del religioso de nuestro lado hizo que se esfumara, por unos intantes, mi miedo y lo sustituyese por el asombro. Lo que vino después fue terrible, pero rápido. Algo en la grieta estalló, y, envuelto en niebla y fuego, se vislumbró la silueta del mismísimo Shtaan, que parecía estar fuera de sí. Los guardias arrancaron a correr y los religiosos se postraron, pero era inútil. En la mente de todos resonaba la protesta de Shtaan: "¡Esta chica no es virgen! ¡Me habéis engañado!". Justo cuando intentaba huir, todo se vino abajo. Me llovieron cascotes, y una columna me aplastó las piernas. Casi no podía respirar.

Entre el revuelo tuve una visión extraña. Bernard venía corriendo, al parecer, sin miedo al derrumbe. Agarró del brazo al muchacho que había gritado a Gloria, y se lo llevó de allí. Antes de desaparecer, se me acercó y me miró con pena. Empezaron a deslizarse imágenes en mi mente. Un ser divino, sirviente de Jutar, que venía a nuestro mundo para combatir a Shtaan... Bernard. Un sirviente de nuestro Dios demasiado débil como para derrotar al demonio, y que hacía lo que podía. Lo vi infiltrarse en la prisión, abrir un agujero entre nuestra celda y la de las chicas y arreglárselas para que dos de ellos se enamorasen y se amaran, a sabiendas de que Shtaan, torpe y caprichoso, no lo perdonaría y le asestaría un gran golpe a sus adoradores. Jutar está tan ocupado venciendo a demonios más peligrosos, que no puede ayudarnos directamente...

Oí su voz por última vez:

- El ave en que quieres convertirte se llama halcón.

Y en un recinto que se desmoronaba, Bernard me cerró los ojos...

Y convertido en un halcón, alcé el vuelo.


Juan Cuquejo Mira.


(Otras historias en Cuentacuentos)

07 septiembre 2006

Una ración de estadísticas

Mirando el contador que utilizo para saber cuanto se visita esta bitácora, he visto que ha alcanzado la primera cifra mágica. En estos momentos, la bitácora se ha visualizado poco más de 500 veces desde el 14 de junio, que fue cuando la abrí. No es tampoco una barbaridad, pero resulta que:

  1. Se han producido durante los meses de julio y agosto, que suelen ser bastante flojos en lo que respecta a actividad.
  2. Apenas la he promocionado: sólo está apuntada en Blogalaxia en Emezeta en Technorati y en Directorio-Blogs (aunque en este no parecen haberme dado de alta). De hecho, y hay que ser tonto, no me refiero a ella, todavía, ni desde la "página madre" de Sinciforma - y eso que conozco a los dueños -.

Concretamente, y para disfrute de los amantes de las cifras, las estadísticas a día de hoy, desde el 14 de junio de 2006, son:

  • Veces visualizada: 504.
  • Visitantes únicos (según Blogalaxia): 414.
  • Posición 669.887 (9 vínculos desde 4 bitácoras) en Technorati.

Para no llevar ni tres meses, con la experiencia que tengo con otras páginas que he mantenido, no está demasiado mal.

Aunque el mérito es de todos los que la han visitado.

¡Gracias!

05 septiembre 2006

La profesionalidad de Pepu

Me aparto, una vez más, de los temas habituales de mi bitácora, para dedicarle unas líneas a Pepu, el entrenador de la selección española de baloncesto que, como me gusta repetir, ha sido campeona del mundo en Japón este domingo.

El día después supe que el padre de Pepu falleció varias horas antes de iniciarse la final, y el entrenador lo mantuvo en secreto para que el equipo no se desconcentrara. Lo mantuvo en secreto, asimismo, en la ceremonia de entrega para no amargar la fiesta.

Han sido unos detalles que me han impresionado. Sinceramente.

Mi pésame y mi admiración.

(Cuentacuentos) Que equivocada estás, niña

- Que equivocada estás, niña -, dijo de pronto aquel hombre extraño que permanecía sentado en el suelo.

Sara no se movió, ni dejó que se notase, pero aquella afirmación la dejó sorprendida. Continuó apuntándole con la espada, lista para acabar con él si intentaba algo; no obstante, había cometido el error de dejar que sus miradas se cruzasen. Algo del rostro de aquel hombre, de mediana edad y pelo negro y plateado, la incitaba a escucharle. El hechicero lo había advertido, y prosiguió con una sonrisa:

- ¿Cuántos años tienes, dieciséis, diecisiete?

- Diecinueve -, repuso Sara con rapidez, molesta porque siempre la tomaban por una cría.

Cuando la sonrisa del hechicero se amplió, Sara pensó en que no debería hablar con él y quiso mostrar firmeza acercando un poco más la punta a la garganta del hombre, pero eso no le hizo callar.

- Le eres tan fiel que seguramente llevas siendo su criada desde que eras una niña, ¿verdad?

Sara no pudo contenerse y le gritó:

- ¡No soy su criada! ¡Soy su ayudante, su compañera! - e, inmediatamente, fue consciente de su nuevo error y concluyó -. ¡Cállate!

Su señor, un hechicero bondadoso que la había criado, le había pedido que no se le molestase el tiempo que tardara en liberar a la amiga que yacía hechizada en aquel acantilado. Sara recordaba con aprensión la mano petrificada de una mujer que salía de las rocas, y cuando su señor iba a iniciar los rituales para liberarla, apareció el mago moreno que intentaba confundirla en aquellos momentos. Su señor y el hombre lucharon, mientras Sara permanecía al márgen, y cuando el mago fue derrotado, le encargó vigilarle mientras se concentraba en el complejo hechizo. Y dando gritos no le iba a ayudar.

La aprensión al ver la mano petrificada le pareció poca cosa cuando el mago empezó a reírse en voz baja. Sara no supo qué responder, y si no se sintiera tan confusa, se habría enfurecido mucho. La voz ronca del mago la puso muy nerviosa:

- Que equivocada estás, niña. Para él no vales nada, y cuando dejes de serle útil, se olvidará de ti.

- ¡Mientes!

- Claro que no; conozco muy bien a los de su clase -. Y mirándola como si quisiera atravesarla, concluyó -: ya lo verás.

Se miraron a los ojos un rato. Parecía tan convincente, pensó Sara... El tiempo transcurrió pesadamente. El mago parecía sentirse cada vez peor hasta que, ante la mirada confundida de la muchacha, se desplomó. Aunque seguía sin fiarse, y no dejó de apuntarle con la espada, se permitió mirar un momento hacia atrás. Su señor parecía estar teniendo éxito con el hechizo, porque le notaba contento, aunque no advirtiera cambios en la piedra.

Y de pronto, sintió en su alma que el hechizo se había roto. Y vio que su señor tenía en sus brazos a una mujer madura, a la que depositó suavemente sobre las rocas. A Sara casi se le saltaron las lágrimas; por fin, la amiga a la que tanto tiempo llevaba buscando era libre. Había oído hablar tanto de ella que le hacía mucha ilusión conocerla. De vez en cuando vigilaba al mago desmayado, pero su atención estaba centrada casi por entero en los esfuerzos de su señor por reanimar a su amiga.

La mujer, al fin, se despertó. Con la ayuda de su señor, se puso en pie, se sonrieron, hablaron un poco y terminaron besándose. A pesar de lo contenta que se sentía Sara, no pudo evitar una punzada de lo que, con vergüenza, identificó como celos. Tendré que acostumbrarme, pensó la muchacha.

En esto, su señor la llamó con voz dulce y cuando se acercaba sonriente mientras envainaba su arma, su mirada se cruzó por primera vez con la de la mujer... Sara descubrió con un nudo en la garganta que la miraba con un odio mortal. Tan asombrada estaba que llegó a detenerse. Mientras miraba a su señor en busca de apoyo, la oyó hablar.

- ¿Cómo has sido capaz de... estar con esta niñata?

Con una sonrisa extraña, y un tono aún más desconcertante, repuso:

- Es preciosa, ¿verdad? Y me adora... - Arrancó a reír y concluyó -. Es toda tuya.

Como si aquello hubiera sido un chiste, la mujer le miró con complicidad y rió de buena gana. Aún sonreía con maldad cuando avanzó unos pasos hacia ella, con los ojos llenos de muerte. En un último intento, buscó la mirada de su señor, pero éste le daba la espalda. De pronto, todo su mundo, todo lo que había amado y todo en lo que había creído se desmoronó, y aquel golpe la dejó incapaz de reaccionar. El único hombre al que había amado la entregaba a aquella mujer monstruosa que la odiaba sin haberle hecho nada, y que preparaba un hechizo para hacerle algo espantoso. ¿Qué podía hacer? ¿Atacar con la espada a una hechicera?

Lo demás fue muy rápido. El hombre al que había considerado su señor se volvió, el rostro de su asesina se llenó de asombro. Y alguien la agarró por detrás y gritó:

- ¡No pienso consentirlo!

Y de pronto, el paisaje cambió, y el brazo que le había rodeado la cintura la soltó. Aún aturdida, oyó a una voz ronca decir:

- Te lo había advertido, pero no me escuchaste. Conozco demasiado bien a la gente como él.

Se volvió y vio al mago al que había apuntado con su arma, sonriéndole levemente. Sara aún no se había recuperado de la impresión, pero se le encogió el corazón y quiso echarse a llorar. Y a pesar de lo triste que se sentía, se negó a derramar una sola lágrima por aquel monstruo que la había traicionado, a ella que habría dado su vida por él. No pudo evitar que se le arrasasen los ojos. Entonces, su rescatador le habló con ternura.

- Pobre niña. Por eso te eligió a ti para esta misión. Sabe lo celosa que es Julia, su mujer, y lo necesitada de poder que estaría cuando la liberase.

Sara le miró sin comprender, y el mago se explicó.

- Hay cierto tipo de magia que se hace más fuerte con el sufrimiento de los demás. Ni te imaginas de lo que te he librado -. Y en un tono jovial, repitió -, ¡qué bien conozco a ese tipo de gentuza! Su única obsesión es el poder, y para hacerse más fuertes para gobernar a los demás magos, son capaces de aplastar a todos los que hagan falta.

El mago se calló mientras parecía escuchar algo. Sara seguía aturdida por todo lo que había sucedido, pero, al menos, sabía lo que tenía que hacer. Con la voz abrumada por la pena, dijo débilmente.

- Gracias.

- No las merezco. Es solo que no voy a permitir que te torture y, encima, se vuelva más poderosa y...

Dejó la frase a la mitad y dando muestras de estar intentando percibir algo, comenzó a preparar un hechizo. La miró y dijo:

- Comprendo demasiado bien a la gente de su calaña... porque soy igual que ellos.

Liberó el sortilegio y algo muy rápido terminó con Sara.



Juan Cuquejo Mira

03 septiembre 2006

¡España es campeona del mundo de baloncesto!

Hará cosa de 15 o 20 minutos, España ha ganado a Grecia por 47 a 70 en la final del mundial de baloncesto que se ha celebrado en Japón.

¡¡¡Enhorabuena a la selección española!!!

Además, Pau Gasol se ha llevado el trofeo al "Most Valuable Player" (el jugador más valioso). Una pena la lesión que ha tenido y que no le ha dejado jugar esta final.

Después de haberle ganado por tan sólo un punto a Argentina, creo que nadie se esperaba una victoria tan cómoda en la final. Hay que reconocer, de todos modos, que se han merecido ganar el campeonato por su buen juego. Y la de triples que han metido hoy...

Alguna alegría habíamos de tener... ¿no?

02 septiembre 2006

Errores de programación (IV)

En el ámbito profesional, como habrá adivinado el lector que siga la serie de entradas sobre errores de programación, utilizo frecuentemente Visual Basic .NET. Es por ello que todos los errores se refieren a este lenguaje.

El último ha sido el más angustioso, así que pongo al lector en antecedentes. Mi hermano, y socio también de mi empresa, se infló de trabajar para desarrollar una aplicación a medida. A mí me quedó el control de la impresora y la edición de informes, que se me da bastante mejor. Estaba desarrollando eso cuando el entorno de programación se me bloquea y no me deja ni borrar una línea de código. Cierro el programa, lo vuelvo a abrir y lo mismo. Reinicio el ordenador, intento trabajar con la solución (en Visual Basic .NET los conjuntos de proyectos tienen ese nombre) y nada. Me llevo el código fuente a otro ordenador y nada... Total, que, a lo mejor, se habían perdido las actualizaciones realizadas desde la última copia de seguridad - que no eran muchas pero sí latosas -.

Por suerte, se me ocurrió mirar los archivos del proyecto. Entre ellos, hay algunos que el compilador genera, a saber, los distintos archivos Resx (uno por cada formulario y que guarda información sobre éste en formato XML; por ejemplo, se incluyen codificados en base64 los archivos gráficos que se muestre. No deja de ser curioso), y un archivo de extensión suo, oculto, e identificado como "Visual Studio Solution User Options". Considerando que algún archivo del proyecto se hubiera dañado, probé a eliminar el fichero .suo, por empezar con algo que no me hubiera costado hacer.

Y, mágicamente, la cosa se arregló. El entorno regeneró el fichero y ahora mismo estoy trabajando tan contento en el mismo proyecto.

Cosas de la informática.

01 septiembre 2006

Plutón ya no es un planeta: reflexiones

Con mucho retraso, me hago eco de que Plutón ha sido, finalmente, "degradado" y ya no es un planeta, sino un "planeta enano". Al haber hablado de esto tan tarde, ya no merece la pena ampliar información, y para saber más, recomiendo al lector que visite, por ejemplo, el artículo de los prolíficos autores de Microsiervos referido al cambio de categoría de Plutón, y a una noticia del diario El Mundo.

Como la noticia ya no es de actualidad, me voy a centrar en algunas cosas que se me han ocurrido relativas al hecho.

Lo primero es repetir que este hecho, por mucha propaganda que se le haya dado en la prensa y la televisión, en el fondo no es un acontecimiento científico revolucionario, sino la conclusión de un antiguo debate. Tiene interés, pero, esencialmente, académico. No es más que la aprobación de unas nuevas leyes de corte taxonómico y la concreción de las características que distinguen a un planeta de lo que no lo es.

Como me comentó Xanina-astur en mi entrada anterior sobre este tema, ¿qué pasa ahora con todos los que aprendimos que había en el sistema solar nueve planetas? Como dice ella en broma, a lo mejor se impugnan suspensos en ciencias naturales... El mayor problema lo tienen los editores de libros de texto, que ahora van a tener que cambiar las explicaciones y dibujos sobre los objetos del sistema solar.

La misma Xanina-astur expresa una duda que me quedé sin contestar, y como puede ser común, la respondo aquí. En esencia, si Plutón pasa a ser "planeta enano" seguiría siendo un planeta, sólo que enano. En realidad, entiendo que es un simple problema de nomenclatura. Así, en astrofísica, se utiliza el término estrella de neutrones para designar un estado final de la evolución estelar en el que la materia de lo que fue el núcleo de una estrella degenera en una bola repleta de neutrones. La explicación de por qué sucede es larga. Lo que interesa es que una cosa es una estrella, y otra una estrella de neutrones, esta última ya no es una estrella (no se producen reacciones nucleares, no radia luz y no tiene la estructura de una estrella), pero por el nombre lo podría parecer. Con un planeta enano pasa algo parecido.

La consecuencia más cómica de todo este asunto, es el lío en que han metido a los astrólogos (los que hacen cartas astrales y adivinan el futuro en los astros, no confundir con los astrónomos), como se hace eco Microsiervos (los cito de nuevo, pero es que ahí vi la noticia por primera vez). Ahora, ¿qué pasa con todas las cartas astrales que incluían a Plutón? ¿Están mal? A lo que me viene otra pregunta. La astrología es un arte adivinatorio antiguo. Entonces, ¿cómo es que incluían Plutón, si fue descubierto en 1930? ¿Las cartas astrales anteriores estaban mal y ahora vuelven a estar bien? ¿Todo lo adivinado desde 1930 hasta hoy es incorrecto?

Ahora mismo, tengo varios temas pendientes y poco tiempo para redactarlos... Poco a poco.

26 agosto 2006

Errores de programación (III)

Volvemos a hablar de errores de programación por tercera vez. Lo raro es que trabajando en desarrollo de aplicaciones sólo sea la tercera vez.

El siguiente código, de Visual Basic .NET, donde Rs y Rs2 son dos recordset abiertos casi a la par:

ReDim Preserve EstrDatos(i)
With EstrDatos(i)
.NombreCli = Rs.Fields("Nombre").Value & " " & Rs.Fields("Apellidos").Value
.Codigo = Rs.Fields("Codigo").Value

.Total = PuntosSep(Rs2.Fields("Debe").Value)

.Bloque = CStrAv(Rs.Fields("Bloque").Value)
.Esc = CStrAv(Rs.Fields("Escalera").Value)
.Piso = CStrAv(Rs.Fields("Piso").Value)
.Letra = CStrAv(Rs.Fields("Letra").Value)
.CP = CStrAv(Rs.Fields("CP").Value)
.Poblacion = CStrAv(Rs.Fields("Poblacion").Value)
.Provincia = CStrAv(Rs.Fields("Provincia").Value)

.Saldo = PuntosSep(Rs2.Fields("Saldo").Value)
.Sello = PuntosSep(Rs2.Fields("Sello").Value)

(...)
End With

da el siguiente fallo:

Excepción no controlada del tipo System.Runtime.InteropServices.COMException en adodb.dll. Información adicional: El valor BOF o EOF es True, o el actual registro se eliminó; la operación solicitada requiere un registro actual.

Ahora bien, basta cambiar una sola línea de sitio, concretamente la quinta, y dejar el fragmento de código así:

ReDim Preserve EstrDatos(i)
With EstrDatos(i)
.NombreCli = Rs.Fields("Nombre").Value & " " & Rs.Fields("Apellidos").Value
.Codigo = Rs.Fields("Codigo").Value
.Bloque = CStrAv(Rs.Fields("Bloque").Value)
.Esc = CStrAv(Rs.Fields("Escalera").Value)
.Piso = CStrAv(Rs.Fields("Piso").Value)
.Letra = CStrAv(Rs.Fields("Letra").Value)
.CP = CStrAv(Rs.Fields("CP").Value)
.Poblacion = CStrAv(Rs.Fields("Poblacion").Value)
.Provincia = CStrAv(Rs.Fields("Provincia").Value)

.Total = PuntosSep(Rs2.Fields("Debe").Value)
.Saldo = PuntosSep(Rs2.Fields("Saldo").Value)
.Sello = PuntosSep(Rs2.Fields("Sello").Value)
(...)
End With


y se resuelve el problema.

Quizá sea alguna operación extraña del compilador que, para optimizar la velocidad, eliminaba Rs2 después de haber, teóricamente, terminado de trabajar con él, o un simple fallo de programación del propio compilador.

24 agosto 2006

¿Un sistema solar de ocho planetas?

La semana pasada hablaba de que parecía probable que se ampliase a 12 el número de planetas del sistema solar (ver la entrada anterior). Pues bien, me ha pasado algo bastante común cuando intentas dar las noticias demasiado rápido sobre asuntos relativos a la ciencia. Ahora parece ser que, como defendían muchos astrónomos con razones bastante buenas, Plutón va a ser "degradado". Se comenta que Plutón y otros cuerpos de tamaño similar podrían agruparse en un nuevo tipo de objeto celeste.

Estos cambios de la clasificación ya han sucedido antes, así que no sería nada grave. De cualquier manera, aunque se le ha dado bastante publicidad, la cosa, pienso, no es tan grave, y no es más que un cambio de definiciones y el final de una larga controversia acerca de lo que es o no un planeta.

Hay mucha y buena información en Microsiervos, y, en un tono más periodístico aquí. De cualquier manera, la cosa no está nada decidida, y hasta que la votación no sea firme, mejor andarse con cautela.

La ciencia es una actividad muy compleja y es sencillo que los descubrimientos deban dar muchas vueltas antes de que se acepten. Esta necesidad de replantearse al máximo cualquier teoría y de establecerse debates que acaban cambiando las explicaciones de hechos observados, son la muestra más patente de que el método científico está funcionando correctamente. Malo sería que un grupo de científicos emitiera dogmas que los demás tuvieramos que seguir... Bueno, más que malo, no sería ciencia sino otra cosa.

Tampoco hay que pensar que los periodistas divulgan las cosas demasiado rápidamente. Este tipo de marchas atrás son habituales en ciencia. El último de los ejemplos es el caso del famosísimo "Homo floresiensis". Después del revuelo que ha causado el descubrimiento de una rama evolutiva humana nueva, algunos periódicos se han hecho eco de que se ha confirmado que no es una nueva especie, sino restos de individuos de la nuestra aquejados de algún tipo de anomalía. En realidad, ambas concepciones han sido mantenidas por científicos diferentes desde el principio, y mientras no surjan pruebas suficientes para ratificar una u otra opción, no podremos estar seguros de qué opción será la que acabe aceptándose.

Seguiremos atentos para ver en qué acaba Plutón.

21 agosto 2006

(Cuentacuentos) No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado

- No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado.

Su voz me llegaba débil a través de la fiebre que me consumía, pero sonaba decidida. Creo que era Lourdes la me cogía de la mano, mientras sudaba y susurraba incoherencias, perdiendo y recuperando la consciencia continuamente. Habíamos conseguido rechazar al Khruujt, a un precio muy alto pero inferior al que habríamos pagado si hubiera llegado hasta las casas. Al menos, no estaba muerto, aunque el veneno que me había transmitido al herirme en el antebrazo con un colmillo, quizá acabara conmigo. Sí, reparé mientras perdía el sentido, era Lourdes la que cuidaba de mí.


* * * * *

Cuando me desperté, reinaba a mi alrededor un silencio completo. Lourdes me había dejado solo. Muy despacio, miré a mi alrededor y descubrí que la luz de la estancia parecía extrañamente mortecina. Los ruidos que provoqué al levantarme sonaron apagados. Era como si mis sentidos estuvieran embotados, lo que tenía que deberse a los efectos del veneno. Al quedar de pie, el mundo se movió y tuve que sentarme. Me sentía pesado y dolorido. Pero, al menos, había sobrevivido a una herida de Khruujt.

Me costó casi un cuarto de hora reunir las fuerzas suficientes para levantarme y abandonar el cuarto. La puerta daba directamente a la calle. Atardecía, pero con un tono rojizo inusual que se mezclaba con los colores normales y lo teñía todo: el suelo, las paredes, el cielo... la gente. Había pocos transeuntes, pero, sin excepción, llevaban capas y capuchas y un semblante apenado. Nada de eso era habitual, salvo que tuvieras que hacer algo fuera de las murallas de la ciudad y quisieras no llamar mucho la atención de Khruujts o Ghruyns. Y la melancolía de una gente acostumbrada a la guerra y las penalidades resultaba muy llamativa.

Paseé sin rumbo fijo y tardé en darme cuenta que la gente me miraba más de lo normal. Debía tener un aspecto bastante desmejorado, pero... Pero no me merecía aquellas miradas cargadas de lástima... ¡Había luchado con coraje contra un Khruujt y lo que merecía de verdad era respeto! Una parte de mi mente parecía sorprendida por mi ataque de cólera, y poco a poco, consiguió calmarme, aunque hubo momentos en que me dieron ganas de pegarle a los que se cruzaban conmigo.

El corazón empezó a latirme con más fuerza, lo que me provocó el inicio de una jaqueca. Traté de contenerme pensando en que había salido sólo para despejarme un poco, pero todo parecía estar en mi contra: mis oídos embotados, mis piernas torpes y aquel velo rojizo casi invisible que volvía mortecino el atardecer. Incluso el aire parecía entrar desganado en mis pulmones. Empecé a considerar en serio regresar a mi cama y pasar dos días durmiendo, pero no sabía demasiado bien en qué calle estaba.

En esto, algo empezó a armar un gran revuelo, que hizo que la gente que estaba a mi alrededor corriera en todas direcciones, con pasos ahogados y exclamaciones que mis oídos apenas captaban. Y una visión espantosa me cortó el aliento: había cuatro Khruujts avanzando por la calle, repicando con sus pezuñas en los adoquines, abriendo sus hocicos largos y peludos y mirándome con sus ojos saltones. Apenas tuve tiempo de echarme a correr tras descubrir me habían visto. Quise huir despavorido, pero mis piernas torpes sólo me permitían avanzar a trompicones, haciendo eses. Mi única opción era recorrer las callejuelas más tortuosas, para impedirles galopar con comodidad, pero algo me decía que estaba perdido. ¿Cómo podían haberse
colado tantos khruujts en la ciudad?

Entonces, sucedió lo inevitable. Me acorralaron en una esquina y lo único que tuve para defenderme fue lanzarles gritos y amenazas vacías. Cuando se lanzaron a por mí, me acurruqué chillando y debatiendome con desesperación. Sentí un pinchazo y un dolor agudo en un brazo y seguí luchando durante un rato. Finalmente, creo, me desmayé.

* * * * *

- No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado.

La voz de Lourdes me sacó de un sueño negro y profundo. Había tres hombres más en la habitación, algunos de los cuales me eran familiares. La confusión que sentía se empezaba a esfumar como la niebla cuando avanza la mañana. Lourdes, con los ojos brillantes, guardaba en su regazo mi mano y me acariciaba el pelo. La lucidez que me había invadido lo aclaró todo. Como me temía, el brazo que tenía apoyado por encima de las sábanas estaba hinchado y deformado. Debía tener un aspecto monstruoso, repulsivo. Pero a Lourdes no parecía importarle; había prometido permanecer a mi lado, y lo había cumplido. El veneno del khruujt había destrozado mi cuerpo y mi mente, y en mi delirio había confundido a los khruujts con los que no tenían más
remedio que darme muerte. Me habría convertido en un monstruo furioso que habría perecido entre dolores horribles, si mis compañeros no me hubieran inyectado una droga letal, que acabaría conmigo con dulzura.

Quise despedirme de Lourdes, pero no podía hablar. Sólo pude apretar un poco la mano que me sostenía. Y ella me entendió.

Estaba allí, a mi lado.



Juan Cuquejo Mira

18 agosto 2006

¿Un sistema solar de doce, de nueve o de 53 planetas?

La televisión y la prensa se hicieron eco, hace un par de días, del borrador de una resolución de la Unión Astronómica Internacional acerca de promover al rango de planetas a tres cuerpos celestes más. Si bien es cierto que aún debe aprobarse en una votación que se celebrará el 24 de agosto de este año, se rumorea que hay muchas posibilidades de que salga adelante.

Si la resolución se aprueba, tendremos tres planetas más: Ceres, Caronte y 2003 UB313 (este último por conocido por el nombre no oficial de Xena, inspirado en la serie Xena: La princesa guerrera - nombre de la serie en España -).

Ceres es un viejo conocido. Se descubrió en 1801, lo que implica que se localizó mucho antes que Neptuno (1849). Al principio, se lo consideró un planeta, pero luego fue degradado. Se halla entre Marte y Júpiter y roza los 1 000 Km de diámetro. Se le considera incluido en el Cinturón de Asteroides, aunque es, con diferencia, el mayor objeto del cinturón. Un argumento a favor de su carácter planetario es que es, aproximadamente, redondo.

Caronte es el mayor satélite de Plutón (los otros dos son diminutos y se llaman Nix e Hidra), pero es tan grande en comparación con éste que se pretende considerar al sistema Plutón-Caronte como un planeta doble. Si el diámetro de Plutón ronda los 2 500Km, el de Caronte es aproximadamente la mitad, lo que es demasiado para un satélite "normal".

Por último, está 2003 UB313 que es un cuerpo un poco más grande que Plutón y que, normalmente está más lejos del Sol que éste. Digo normalmente porque su órbita es muy excéntrica - esto es, muy elíptica y no como la de la Tierra y otros planetas que es, casi, circular -. Se sabe que tiene un satélite, S/2005 (2003 UB313), que, inspirados en la misma serie televisiva, tiene el nombre no oficial de "Gabrielle".

En los próximos días se espera que la Unión Astronómica Internacional se decida a modificar la definición de planeta, de donde saldrá el nuevo número de planetas del Sistema Solar.

Para acabar, os recomiendo dos vínculos relacionados, ambos, si no me equivoco, de la página de Michael Brown (uno de los descubridores del planeta). El primero habla bastante del descubrimento, y tiene vínculos hacia el artículo científico en que se ha publicado el descubrimiento. El segundo se extiende hablando de las discusiones acerca de cuántos planetas hay en el sistema solar. Según las recomendaciones de la Unión Astronómica Internacional, podrían ser hasta 53...

Más información en los próximos días.

14 agosto 2006

(Cuentacuentos) El sisear del aire rompió el silencio

El sisear del aire rompió el silencio, murmurando frases olvidadas entre las hojas de los árboles. El viento leve me acariciaba la espalda, en dirección a la extraña y letal región luminosa que tenía delante. Al menos, aquello tenía sentido, ya que la región expulsaba aire caliente hacia arriba, que era sustituido por el aire de los alrededores. En un mundo en que las leyes de la física se habían trastocado, era un alivio poder explicarse parte de un fenómeno incomprensible.

Y allí estaba Marta, indecisa y triste. Habíamos llegado a un punto muerto; ni yo me podía acercar por más luchara por llegar, ni ella era capaz de dormirme u obligarme a marchar. El paraje era muy hermoso; un bosque mecido por la brisa. Ya apenas quedaban sitios así, por culpa de los demonios del fuego, que habían arrasado casi todo el mundo. Con la voz repleta de nostalgia, Marta me sacó de mis pensamientos:

- ¿Recuerdas cuando nos conocimos?

Claro que me acordaba. Había sido en los primeros tiempos de aquel horror, cuando aún había ciudades enormes, tecnología y éramos los dueños del planeta. Cuando las leyes de la física siempre se cumplían, y ninguna clase de magia era capaz de retorcerlas. Estudiaba, precisamente, física en la Universidad, en Granada. Una tarde en que estaba aburrido se me ocurrió ir a una tienda de artículos esotéricos, y paseando entre los estantes, descubrí que una chica se reía en voz baja mientras leía un libro sobre hechizos para atraer la buena suerte. Ya no recuerdo bien cómo logré entablar conversación con ella, cosa que deseaba porque siempre fui un escéptico convencido; el caso es que descubrí que no se reía, como pensé al principio, porque
lo que dijera el libro fuese ridículo, sino porque las técnicas eran absurdas: aquello se hacía de otra manera.

Al principio, pensé que se refería a que, históricamente, aquellos libros no tenían fundamentos. Debí caerle bien, porque se acordó de mí varias veces que nos vimos por la Universidad y acabamos haciéndonos amigos. Un día lejano, me quedó claro que Marta creía realmente en la magia y estuvimos debatiendo bastante rato, hasta que me sorprendió diciéndome que podía demostrarme que era una hechicera. Me sorprendió porque, generalmente, los que fingen tener poderes siempre eluden la demostración directa. Lo que no sabía, ni yo ni casi nadie, era que el mundo había cambiado y que, por obra de seres de un origen que se desconoce, las leyes de la física se habían retorcido.

Cuando estuvimos en su casa, me pidió una moneda y me dijo que la sostuviese en una mano. Y la alzó sentada en un sillón, a tres metros de mí. Era una moneda normal, en mi mano... cualquier truco era imposible. Aún así, incapaz de aceptarlo, se me ocurrió la idea desesperada de que se tratara de un truco con imanes, así que le pedí que alzara una tarjeta de visita. Al verla flotar a la altura de mis ojos, no tuve más remedio que aceptarlo. Me obligó a mantenerlo en secreto, de todos modos, prometió, no repetiría la demostración ante el público y me haría quedar como un farsante.

Le sonreí con el afecto que da haber compartido muchos años de peligros y aventuras. La nostalgia también se mezcló con mis palabras.

- Claro que sí... Fue en los buenos tiempos.

Durante varios años, algunos laboratorios habían ido registrando medidas sin sentido, que casi siempre se achacaban a fallos de los montajes o de las teorías. Salvo algunas, que carecían de explicación razonable tras haberse descartado otros motivos. Nadie estaba preparado para lo que sucedió. Tres años después de conocer a Marta, comenzaron los incendios. Había habido oleadas de incendios provocados por seres humanos, con propósitos absurdos, pero esto fue mil veces peor. Los bosques ardieron sin control y, a pesar de todos los medios que se dedicaron, luego, ardieron muchas ciudades: Madrid, Oviedo, Alicante... Al fin se descubrió a los demonios del fuego, y el ejército los combatió y derrotó, aunque los daños habían sido
tan graves que las sociedades se desmoronaron. Desgraciadamente, el fuego sólo era el comienzo. De las cenizas surgieron monstruos que invadieron la tierra y la Humanidad, dividida y hambrienta, sólo resistió 73 días.

En la actualidad, sólo la voluntad por sobrevivir mantiene vivos, arrinconados en montañas y lugares inaccesibles, a los restos de una raza que poseyó, antaño, todo el planeta.

Marta me miró con cariño y aquella mirada me angustió, por primera vez. Le dije:

- Tiene que haber otra manera.

Repuso muy apenada.

- No la hay... ¿crees que lo haría si conociera otra salida?

Cuando las defensas de Granada se vinieron abajo, y los supervivientes huimos hacia las montañas, Marta me buscó. Decía que nuestro error había sido no haber combinado la magia y la ciencia. Las armas eran efectivas, pero si no comprendíamos la magia que movía a nuestros enemigos, jamás les venceríamos. Y tenía razón. Combinamos nuestros conocimientos; ella estudió la magia, mientras que yo aprendí a estimar y analizar mentalmente fuerzas, volúmenes, características de materiales... Luchamos por organizar y proteger a los refugiados y siempre logramos rechazar a los demonios. La magia manipula la naturaleza de forma incomprensible, pero la materia modificada sigue siendo materia que se rige por las leyes que la ciencia había ido descubriendo, así que conocer sus características nos daba una ventaja decisiva.

Marta era una mujer luchadora, así que era incapaz de entender aquello. Habíamos sido lo que en las novelas de aventuras se llamarían héroes, los que combatíamos el mal y siempre, con más o menos trabajo, vencíamos. Y ahora nos veíamos allí, yo con mi mente protegida por un talisman y ella manteniendo una barrera que me impedía acercarme. Vi como sus cabellos blancos se mecían con la brisa. Y entonces, se explicó:

- Esta vez lo han conseguido. Siempre han querido acabar con nosotros, pero esta vez es diferente... Me han vencido donde soy más fuerte -. Tragó saliva antes de seguir -. Estoy poseída, a punto de que me dominen.

Hubiera preguntado si no habría funcionado un exorcismo, pero me callé porque de esas cosas entendía ella mucho más. Con amargura, empezaba a comprender.

- Cada día me cuesta más trabajo resistir. ¿Te imaginas lo que podría pasarnos si me vuelvo contra vosotros? - Creí oírla suspirar, y continuó -. La única solución es la que usaban los almirantes de las flotas capturadas: hundirlas para no dejarlas en manos del enemigo.

Tenía razón. Si se volviera contra nosotros, con todos sus conocimientos y su experiencia, estaríamos perdidos. Los únicos capaces de usar la magia son aquellos que tienen unas características mentales que nunca hemos llegado a comprender. Después vienen largos meses de entrenamiento para aprender como usar esos poderes. Es verdad que en nuestro pueblo tenemos a varias promesas, pero, ahora mismo, no hay nadie capaz de oponerse a Marta. Me rendí al tiempo que me veía obligado a secarme los ojos.

A Marta le brilló la mirada cuando, consciente de que me había convencido, dijo:

- ¿Sabes lo que más he echado de menos? - Y tras una pausa, concluyó -: El café de la facultad.

Fueron tantas las tardes que nos veíamos en la cafetería de mi facultad... Lo que añoraba era el mundo de entonces, donde vivíamos sin preocupaciones ni miedo, nuestra vida de estudiantes y nuestra juventud. Soñábamos con un mundo que se había perdido para siempre. Estaba de acuerdo con ella... siempre lo habíamos estado.

Me miraba esperando algo, pero entre nosotros había poco que decirse, porque nos conocíamos tan bien después de tantísimos años... Supe lo que esperaba, así que, tratando de que mi voz no resultara amarga, me despedí:

- Adiós, Marta.

Se volvió y se despidió con la mano. Odiaba que la vieran llorar; pero yo no pude contenerme. ¿Qué iba a hacer ahora, tan viejo, tan cansado y ahora, además, solo?

Y, sin pensárselo más, Marta avanzó y se perdió entre el resplandor.



Juan Cuquejo Mira.

12 agosto 2006

Una página llena de humor: valientes platillos

He vuelto a encontrar un vínculo que creía perdido:

Valientes platillos

Es una de las páginas web con las que más me he tenido que reír. Encontraréis artículos que parodian las afirmaciones de la ufología, con artículos como "El coliseo de Roma pudo haber sido construido por los romanos".

La única lástima es que haya quedado un poco abandonada, pero merece la pena visitarla y reírse un poco.

Pongo el vínculo también en el menú de la derecha, para que no se olvide.

08 agosto 2006

Navegando por las bitácoras con una PDA

Por motivos profesionales, estoy manejando últimamente una PDA. El propósito de tanto juguetear es, finalmente, aprender a programarlas porque cada vez están más de moda.

Después de un poco de tarea, configuramos adecuadamente nuestra PDA para navegar por Internet a través de un punto de acceso inalámbrico. El único problema que había para configurar, porque la cosa es trivial, era que nuestro punto de acceso tenía habilitada la restricción de acceso por MAC, y resulta que la dirección física que nos daba el aparato en las propiedades del adaptador era incorrecta (esto lo dejamos para la sección de "errores estúpidos de configuración").

El caso es que para probar como iba Internet nos dio por visitar nuestra propia bitácora y... Bueno, estas son nuestras conclusiones, que espero sirvan de algo a los aficionados a estos ordenadores de bolsillo. Vamos a hablar en esta entradas de los dos proveedores que conocemos mejor: Blogger y los Espacios de Microsoft. Antes de nada, una advertencia. Conocemos un poco los debates acerca de lo que es una bitácora o deja de serlo, pero no solemos ser "puristas" de ninguna clase. Para nosotros, los espacios son bitácoras ampliadas con fotos, listas y otros detallitos, así que como tales los tratamos en esta entrada.

Navegando por Blogger con PDA

Las bitácoras de Blogger parecen perfectamente adaptadas para la navegación. Si uno teclea en el Explorer de Windows Mobile la dirección de su bitácora tal cual, le aparece casi de la misma forma en que la ve desde un ordenador de sobremesa, con la única excepción de que los menús laterales se muestran debajo de las entradas. La cabecera se reajusta para caber en la pantalla de la PDA. Por último, los comentarios se pueden hacer de manera idéntica, dejando todos tus datos, o no.

La adaptación, en nuestra opinión, es sobresaliente.

Navegando por los espacios en PDA

En cuanto a los espacios, la adaptación no es tan directa. En primer lugar, hay que cambiar de subdominio. Así, un espacio al que se acceda desde un ordenador de sobremesa tecleando:

http://solemastelo.spaces.live.com/

no se ve desde una PDA. Para ello, hay que cambiar el URL así:

http://solemastelo.mobile.spaces.live.com/

Tras hacerlo, accedemos a una versión modificada del espacio, en la que predomina el texto y se pierde buena parte de los menús. La lectura de los textos es posible, aunque con ciertas restricciones. Las entradas largas se muestran a trozos; para ver el próximo hay que puntear un "siguiente". Los comentarios se ven, pero resulta imposible visitar los espacios de los comentaristas porque no hay vínculos sobre sus nombres. A la hora de publicar un comentario, no puedes indicar el nombre de tu propio espacio.

Con respecto a los gráficos incluidos en entradas, para verlos hay que puntear sobre vínculos. Aunque lo que más gracia hace son las fotos. Aparecen, sí, pero muy reducidas. Tiene su gracia ver a la gente tan pequeñita.


Espero que estos comentarios le resulten de interés a los usuarios de ordenadores de bolsillo. Al menos, ya sabemos que esto lo leerán muy bien.

07 agosto 2006

(Cuentacuentos) De acuerdo, te diré la verdad...

- De acuerdo, te diré la verdad...

La muchacha interrumpió la frase, al parecer, buscando fuerzas para continuar. Mantuvo unos instantes la cabeza gacha mientras cinco soldados y un sacerdote la miraban en tensión; unos protegidos por corazas y espadas, el otro por su fé. La chica se secó las lágrimas, y con voz dura, completamente opuesta a la de antes, mientras suplicaba piedad, concluyó:

- Soy un demonio, y de los peores -. Miró directamente al sacerdote -. Tuviste razón desde el principio.

El sacerdote abrió mucho los ojos y musitó fragmentos de oraciones mientras la joven echaba un vistazo a todos los soldados, con una sonrisa torcida. No se le escapó que se fijó especialmente en el que el clérigo tenía a su derecha, un muchacho de aspecto delicado que, como los otros, blandía su espada hacia la diablesa. El religioso alzó su icono y declamó:

- ¡Arrepiéntete de tus pecados y acepta la purificación si quieres salvar tu alma!

Lo que más intranquilizó al sacerdote fue la ausencia de miedo de la joven cuando pareció suspirar y mirarle a los ojos. Mientras la tensión a la que se veían sometidos los seis hombres no dejaba de crecer, aquel monstruo parecía relajado. Con mucha calma, la muchacha dijo:

- ¿Qué motivos tenéis para matarme? Nunca le he hecho daño a nadie, al menos, a propósito. Yo...- y pareció emocionarse -, sólo quiero cuidar niños, ya que no puedo tenerlos, y vivir en paz. Dejadme marchar... por favor.

Resultaba tan convincente que incluso él, a quien habían inculcado que la única forma de salvar el mundo era exterminar a los demonios, dudó unos instantes. Algo en su corazón le decía que algo no funcionaba bien, pero aferró su icono y murmuró versos de una de sus plegarias. El mal siempre intenta engañar, porque esa es su naturaleza. No podía dejarse influir por sus mentiras. Así que gritó:

- ¡Cállate, monstruo del infierno! ¡Arrepiéntete y acepta tu destino y salvarás tu alma!

Los ojos de la joven se endurecieron al responder:

- No he hecho nada de qué arrepentirme -, y ante la nueva letanía del sacerdote, furiosa, concluyó -: ¡y no me avergüenzo de ser como soy!

El sacerdote no pudo contenerse más ante aquel desafío, y tras gritar una fórmula sagrada, ordenó a los soldados que atacasen.

Todo fue muy rápido. Una oleada de terror provocada por sentir una maldad infinita invadió el corazón del sacerdote. Retrocedió dos pasos y, con manos temblorosas, alzó su icono. A su alrededor, vio como los soldados caían al suelo, como títeres a los que cortasen las cuerdas, con rostros desencajados por el horror. Cayeron muertos todos, salvo el muchacho delicado de su derecha. Miró atónito a la diablesa y sintió en toda su fuerza la maldad que emanaba de ella. No pudo soportarlo y se arrodilló, medio asfixiado, buscando la protección de su icono, suplicando auxilio a Dios. Lo único que no acababa de comprender era por qué el monstruo tenía los ojos arrasados, ni por qué le corría una lágrima por la mejilla. La oyó hablar con tristeza, mientras boqueaba desesperado.

- Aún no has muerto gracias a tu fé. A pesar de tus errores, acabarás en el Cielo.

Mientras el clérigo se derrumbaba, pudo oírla dirigirse, más animada, al único soldado sobreviviente.

- En cambio tú... ¿Qué hace por aquí un ángel? Pensaba que el Cielo no quería saber nada de mí.

El aludido repuso con una voz musical.

- Estoy aquí para vigilarte, y para exigirte que vuelvas al infierno, o tendremos que intervenir.

El sacerdote apenas podía moverse, salvo para intentar respirar, cosa que cada vez le resultaba más difícil. Pudo dirigir su mirada hacia los dos seres. La diablesa parecía tan relajada como antes, a pesar de todo. Dentro de su agonía, se angustió al pensar que andaba suelto por la tierra un demonio tan poderoso como para no temer ni a los ángeles. La falsa muchacha repuso indignada:

- ¿Vosotros también? Creía que los seres humanos me perseguían porque interpretaban mal vuestras leyes... No soy peligrosa y lo sabéis perfectamente. Y haz el favor de soltar eso, sabes que no te sirve de nada contra mí.

Se refería a la espada. El ángel soltó el arma, que hizo mucho ruido, y se acercó a la joven que, desafiante, no se movió. Mientras se clavaban los ojos con odio, éste dijo:

- Es el mejor disfraz que he visto nunca. Si ocultas tu auténtica naturaleza, pareces una mujer corriente.
- No es un disfraz. Soy así, y si no eres capaz de darte cuenta ni de eso, es que eres muy estúpido.

El ángel, desoyendo el insulto, siguió acercándose sonriente, mientras la joven se mantenía firme, sin más cambio que demostrar con el gesto lo poco que le gustaba tenerle cerca. Quedaron casi pegados. El ángel era bastante más alto que la joven, pero ésta no parecía intidimidada, y se fulminaron con la mirada un buen rato.
El clérigo sentía que las fuerzas le abandonaban. Y con ellas, la angustia por respirar. Daba por cierta su muerte, así que se relajó. Echó una última mirada a la pareja y observó como la tensión entre ellos, repentinamente, se aflojó cuando el ángel dijo:

- Dime una cosa. ¿Lo que dijiste sobre los niños era cierto? ¿A pesar de tu poder vives escondida porque quieres tener niños cerca?
- Sí. A veces querría ser una niña y no lo que soy.

De haberle dejado su agonía, el sacerdote se habría asombrado al presenciar que el ángel, con suavidad, posó una mano sobre el hombro de la joven quien, a pesar de la cara de asco e incomodidad que puso, se limitó a bajar suavemente la cabeza. Y se asombró, a pesar de todo, cuando velozmente, apareció un cuchillo en la otra mano del ángel, y en un instante, apuñaló varias veces a la joven, cuyo rostro pasó de la sorpresa al dolor. La muchacha cayó al suelo con las manos en el vientre y se encogió mientras se quejaba débilmente.

El sacerdote tuvo la sensación de que el ángel se despojaba de un disfraz. Y lo que había debajo era maligno. Otra oleada de maldad, más leve, terminó de hacer trizas su corazón maltrecho. Supo que, ahora, compartía su lecho de muerte con dos demonios. La muchacha se arrastró, agarrándose las heridas con una mano, para alejarse de su verdugo, que besó, burlón, el cuchillo. Se detuvo junto a una pared, y antes de desvanecerse para morir, el sacerdote la oyó quejarse de lo estúpida que había sido por dejarse engañar de esa manera.

El demonio miró a su presa herida con satisfacción. Ella le devolvió la mirada con una mezcla de tristeza y dolor. Al fin la tenían a su merced. Avanzó un par de pasos y dijo, con sorna, con una voz completamente distinta:

- Es una hoja maldita, querida. Duele muchísimo, ¿verdad? - Y sin esperar una respuesta, habló -. He venido a matarte, pero también a ofrecerte una última oportunidad. Únete a nosotros de una vez y vivirás. No es la primera vez que te lo pedimos, pero te aseguro que será la última.

La respuesta sonó firme, a pesar de venir entrecortada por el dolor:

- Nunca me uniré a vosotros.

El demonio suspiró teatralmente y dijo, con lástima fingida en parte:

- El infierno podría haber hecho grandes cosas con tu ayuda. Es una lástima... Muere.

Apuñalar con una hoja maldita habría terminado, posiblemente, con alguno de los ángeles menores, pero no con ella. Sin embargo, el dolor y toda la sangre que perdería tras ese ataque la dejarían debilitada y vulnerable. El demonio ni se lo pensó y atacó su mente, dispuesto a destrozarla. Y se encontró una resistencia tan feroz que era lo mismo que intentar echar abajo un muro con las manos desnudas. Redobló sus esfuerzos, sin éxito, y cuando descubrió que su víctima se había sentado, con las manos cubriéndose las heridas, y le miraba sonriéndole con desprecio, sintió pánico por primera vez en su existencia. Levantó todas las defensas que tenía, pero fue inútil. Algo las hizo añicos, le vació la mente y le arrebató la vida.

Cuando la muchacha se vio sola, se dobló sin soltarse el vientre, rabiando de dolor, y se echó a llorar. ¿Por qué nadie la dejaba en paz? ¿Por qué ninguno de aquellos sacerdotes se daba cuenta de que sus súplicas no se debían al miedo sino a que no le gustaba matar? Si aquel acoso seguía, tenía miedo de volverse loca y, entonces, nadie podría considerarse a salvo. Siguió llorando un buen rato, sabiendo que nadie iba a consolarla nunca. Poco a poco se fue calmando y decidió esperar a que las heridas dolieran menos antes de irse de allí. Miró el cadáver del sacerdote y le dio pena pensar en lo ciegos que estaban todos los miembros de su orden. Si a su Dios no le importaba que estuviera viva, ¿por qué tenía que molestarles a ellos? ¿Cómo se sentirían los regidores de la orden si supieran que lo que salvaba al mundo de ella eran los niños, y no sus poderes o la habilidad con la espada de sus caballeros?

Se fue relajando lentamente, a la vez que el dolor se amortiguaba. Aún tardaría bastante en curar, pero se recobraría del todo. Lo que más le apenaba era no haber descubierto a tiempo el disfraz de ángel y ahorrarse tantísimo dolor.

Los únicos capaces de leer en su corazón eran los niños. Por eso los adoraba.



Juan Cuquejo Mira

05 agosto 2006

Analizadores del diseño de aplicaciones informáticas: Alloy

Cuando se desarrolla una aplicación informática, están definidos tres bloques fundamentales:

* Análisis y diseño, cuyos resultados son una serie de diagramas de proceso, de datos y de flujo.
* Construcción, que consiste en la programación efectiva de los módulos diseñados.
* Implantación y pruebas, donde se monta el nuevo sistema y se depuran los errores.

Un fallo bastante habitual que cometemos los desarrolladores es no dedicarle el tiempo suficiente a la primera fase. Puede ser por diversas razones: necesidad de terminar rápidamente un desarrollo y entregar cuanto antes un prototipo, creencia de que el programa es muy sencillo como para hacer un diseño exhaustivo, cambio de los requisitos del sistema iniciada la fase de construcción, etc... Por lo general, descargamos el peso de la verificación de la adecuación y la calidad en la tercera parte, lo que lleva a ir arreglando errores parcheando, de manera que un diseño inicialmente robusto, se va complicando y complicando de forma que termina siendo, en el mejor de los casos, escasamente reutilizable, y en el peor, inestable. El método de corrección de errores suele ser ejecutar el programa cientos de veces, en muy diversas condiciones, para asegurarse de que lo construido funciona.

Sin embargo, todos sabemos que la parte crítica de la construcción de un programa de ordenador es el diseño previo, porque un diseño adecuado acorta mucho las fases posteriores, con los consiguientes ahorros de tiempo y dinero. No obstante, los errores de la fase de análisis son muy sutiles y difíciles de ver. Por ello, existen diferentes herramientas de análisis del diseño de sistemas informáticos. La única de la que he leído un poco es Alloy:

http://alloy.mit.edu/index.php

desarrollada por el Grupo de Diseño del Software del MIT (Massachusetts Institute of Technology). En la revista Investigación y Ciencia de este mes de agosto, aparece un artículo de Daniel Jackson sobre el control de calidad de los programas, gracias al cual he conocido esta curiosa herramienta.

31 julio 2006

(Cuentacuentos) Aquella tarde de julio era sorprendentemente calurosa

Aquella tarde de julio era sorprendentemente calurosa. No era el mejor momento para iniciar una travesía de varios meses en un velero. O al menos, eso me parecía. En el fondo, creo que ningún momento me resultaría adecuado para irme de allí. Dejaba momentos tan queridos allí... Dejaba a Julia.

Me había ido un rato a una playa cercana al puerto, porque no me atrevía a pasar allí las largas horas que tardarían los preparativos finales. Habría sido incapaz de resistir la angustia de saber si, a pesar de todas las veces que me había rechazado, Julia vendría, al menos, a despedirme. Como temía que no iba a aparecer, me sentía más a gusto en aquella playa preciosa, de arena fina y dorada.

El sol abrasaba. Ni siquiera la cercanía del mar, cuyas olas eran lo único que rompía el silencio, refrescaba un poco el ambiente. Estaba agotado, supongo que por el calor asfixiante. Se me ocurrió una idea extraña: quedarme allí y contemplar como el barco partía sin mí; ansiaba quedarme en aquel pueblo de aquella isla. Me hubiera gustado olvidarme de mi investigación, de mi Universidad y de mi casa, enclavada en una urbe del interior. Pero sabía que era imposible.

De todos modos, me acosté. Me prometí a mí mismo que sería sólo un rato y que después regresaría al puerto. Pero me invadía un sopor tan agradable...

En esto, noté que desde el pueblo venía alguien hacia mí. No la veía demasiado bien porque mi sopor me nublaba la vista, pero algo me dijo que era Julia. Y al poco, comprobé que había acertado. Por mucho que mi corazón quisiera salírseme del pecho, no tuve fuerzas para levantarme, aunque ella me evitó el esfuerzo al sentarse a mi lado y preguntarme qué hacía allí. Como no supe qué decirle, repliqué:

- Estoy viendo los barcos pasar.

No era una frase con mucho sentido, pero tenía miedo de confesarle que estaba en aquella playa porque no quería marcharme y poner un océano entre ella y yo. Julia continuó con voz alegre:

- Pues si te quedas mucho más, el barco se irá sin ti.

Cuánto me habría gustado que pasara, me dije. Estuve unos instantes mirándola, mientras ella me sonreía y continuaba jovialmente:

- Tenías que haberte traído un sombrero. Con este calor...

Apenas la oí. Dudaba entre si sería mejor confesarle mis sentimientos, o callarme para no hacerle daño. La verdad es que no podía quedarme en la isla, y no estaba seguro de que para ella fuese agradable abandonarlo todo para venirse conmigo a la polvorienta estepa castellana. Sin embargo, decidí que lo mejor era darle la oportunidad de elegir. Así que, con las pocas fuerzas que tenía, a sabiendas de que iba a rechazarme, le abrí mi corazón; le confesé todo lo que sentía sin guardarme nada, mientras ella me miraba divertida, riéndose de vez en cuando y tratando de convencerme de que no era tan maravillosa como yo le decía.

No sé si fue el calor, o el cansancio de haber pasado la noche en vela, o mis emociones, pero me fui desvaneciendo lentamente...

*****


Las olas seguían rompiendo en la playa, y sonando a paz. Me sentía muy cansada, casi incapaz de moverme. Pude mirarme un antebrazo y descubrí que lo tenía abrasado por el sol. Estaba muerta de sed. Creo que oí a alguien correr sobre la arena y decir algo, pero sólo prestaba atención al rugir dulce de las olas.

Estaba tan cansada...

*****


Abrí los ojos. Dejé que la paz que nos invade a todos justo después de despertar me reconfortara. Me dolían los brazos y la espalda, quemados por el sol. Estaba convencida de que había pasado durmiendo bastante tiempo. Y recordé el barco, y a Claudio. Me levanté angustiada, pero no estaba en condiciones de levantarme. La paz que me había reconfortado desapareció. Se me arrasaron los ojos y terminé por acostarme, resignada.

Claudio había partido, y ni siquiera había ido a verlo al puerto. Y, poco a poco, lo fui comprendiendo todo. Había pasado la noche casi sin dormir, pensando en si debía o no intentar irme con él. Era un científico que había venido al pueblo desde Europa para investigar algo que nunca comprendí, y le quise desde que le vi. Pero nunca me hizo caso. Así que el día de su regreso, decidí que, por mucho miedo que tuviera a considerarme demasiado atrevida, le propondría irme con él a trabajar de criada.

Para reunir el valor suficiente y dejarlo todo, me fui a la playa que hay junto al puerto, por donde se van los barcos con destino a Europa. Me quedé dormida y soñé con que todo era al revés y era Claudio el que deseaba quedarse... quedarse por mí. Había sido un sueño tan hermoso... Me dormí en la playa, en una tarde de julio sorprendentemente calurosa, y mi mente se confundió. Me podía haber muerto, con lo malo que es dormirse a pleno sol...

Claudio se había ido.



Juan Cuquejo Mira