08 abril 2007

Economía y exploración espacial (I)

Esta bitácora nació como una de empresa; pero haciendo recuento, apenas un 10% de las entradas está dedicada a cosas que tengan algo que ver con eso. Voy a intentar mejorar este porcentaje con la siguiente serie de artículos. De todos modos, estas tampoco van a ser entradas puras de cuestiones empresariales, sino de reflexión científica, nuevamente en la línea de la vida extraterrestre.

Hemos estado hablando hace poco de la búsqueda de vida inteligente, de la Paradoja de Fermi, que dice que si hay un número, aunque sea pequeño, de civilizaciones técnicas en la galaxia, que la estén explorando, ya deberían habernos encontrado. Es más, una civilización técnica lo bastante avanzada colonizaría decenas de sistemas estelares próximos, lo que permitiría que cada uno de esos sistemas fuera localizable por sí mismo y, además, sirviera de base para nuevas detecciones o exploraciones. Pero, ¿realmente una civilización avanzada tendría incentivos para la exploración y la colonización?

En primer lugar, un rasgo común de cualquier especie debería de ser su capacidad para extenderse sin límite. Se debe a que una que sea capaz de hacerlo, tenderá a prevalecer sobre otra incapaz de crecer sin otra limitación que el alimento disponible. Esto nos sugiere un impulso "psicológico" para la exploración espacial una vez una civilización sepa que existen otros mundos aparte del propio.

Antes he puesto "debería", porque hay cosas que matizar, y que se ven facilmente en el ser humano. Teóricamente, una población humana puede crecer sin limitaciones si tuviera un espacio libre ilimitado; sin embargo, los recursos son limitados. Por ello, multitud de sociedades primitivas tienen una estructura social de tal clase que impide que la población crezca indefinidamente. Se cree, por ejemplo, que la belicosidad de los Yanomamis y su desprecio hacia las mujeres son medidas que impiden que su población aumente por encima del límite que su ambiente puede soportar; la belicosidad reduce la población masculina y el infanticidio femenino disminuye el número de mujeres capaces de tener hijos.

Para una civilización como la nuestra, de escala planetaria, tarde o temprano habrán de establecerse equilibrios sociales equivalentes, ya que los recursos de un planeta son necesariamente limitados y la población no puede crecer sin freno. Sin embargo, la población máxima que un planeta puede albergar es directamente proporcional a la capacidad tecnológica y, muy importante, a las estructuras sociales. Así, se cree que nuestra tecnología agrícola permitiría alimentar sin problemas a una población puede que el doble de grande que la actual. Desgraciadamente, la organización social y política actuales del planeta no lo hacen posible con una población inferior.

Supongamos, sin embargo, que la población de una civilización alienígena ha llegado al máximo soportable. ¿Qué medidas podrían aliviarlo? Se me ocurren las siguientes:

1) Orientación del desarrollo tecnológico hacia técnicas de producción alimenticia.
2) Creación de un orden social que restrinja la natalidad.
3) Reducción de la población mediante guerras u otros medios (esta la usamos mucho los seres humanos).
4) Uso del espacio en torno a su mundo.
5) Colonización de otros planetas.

¿Qué probabilidades hay de que una civilización tome las dos últimas alternativas para superar este problema, que son las que nos interesan? Eso lo dejo para la próxima, pero admito opiniones.

2 comentarios:

valve dijo...

hello```
my name is lily``
welcome to my blog http://www.lilysweetroom.blogspot.com
thank you`````!

Anónimo dijo...

Es increíble la calidad que tiene este artículo. Me ha encantado.

Particularmente, soy de los que piensan que si una especie llega al límite y colapsa el planeta, sería más fácil intentar colonizar otro planeta, ya que desde siempre ha sido nuestro instinto.

Una vez, hace años vi una película en la que nosotros eramos el resultado de una especie que llego a nuestro planeta a colonizarlo porque el suyo se les había quedado pequeño.
Es algo muy fuerte, pero inquietante, ¿verdad?

Felicidades por este artículo Juan!
Un saludo desde el espacio.