Bombas de vacío y ecología

Oí en un telediario, el día diez o el once de este mes, la noticia de que Rusia había llevado a cabo con éxito una prueba de su nueva bomba de vacío. Más información aquí. Con un humor que no comprendo demasiado bien, la han llamado "padre de todas las bombas", siguiendo con la gracia de los americanos, que llamaron a la suya la "madre de todas las bombas". Por cierto, el chiste me recuerda a la frase de, creo, Hussein, que decía que la guerra de Irak iba a ser la "madre de todas las batallas". Parece que la imaginación se haya ido a descansar.

La verdad es que esta escalada armamentística por parte de Rusia era de esperar; al menos, yo la esperaba. La Unión Soviética no lleva ni veinte años desaparecida y Rusia, como supuesta heredera de ese imperio, una vez superados sus problemas económicos más graves, va a empezar a trabajar por recuperar su liderazgo y hacerle sombra a los Estados Unidos. La historia está llena de ejemplos de imperios desmoronados que intentan recuperar su influencia. Pero no es esto de lo que quiero hablar.

Me ha hecho mucha, pero mucha gracia, el anuncio de que esta bomba tiene la potencia de una bomba nuclear, pero ¡¡¡no contamina!!! O sea, puedes lanzarla sobre una ciudad y matar a cientos de miles de personas, pero una de sus ventajas es que es respetuosa con el medio ambiente. No como aquellas bombas nucleares que dejaban todo perdido, no. Esta es una bomba ecológica. Que, en los tiempos que corren, es importante que todo sea respetuoso con el medio ambiente: coches, edificios, aviones, bombas que arrasan ciudades enteras...

Me pregunto si los militares rusos esperarán una felicitación de Greenpeace, o que la ONU les aplauda por ser tan respetuosos con la naturaleza... Aunque lo más probable es que estén sugieriendo que estas bombas permiten el estallido de una guerra tan destructora como una nuclear, pero que no destruya el mundo, sólo a la Humanidad. Amenaza vestida de ecología, para que a la opinión pública les caigan simpáticos.