16 septiembre 2011

Leído: Heredero de la alquimia, de David Mateo

Con este libro me ha pasado algo por primera vez. Que yo recuerde, es la primera vez que me decido a leer un libro motivado por una crítica negativa leída de él. Tenía en la mente hacerme con él hace tiempo, había leído la sinopsis, la época histórica en que se ambienta y me pareció original; lo puse en mi lista. Pero a raíz de un famoso hilo de sedice (cuyo vínculo no incluiré aquí) - quizá un día hable de este hilo -, leí en una bitácora ya desaparecida, en un artículo que, siendo sinceros, no hablaba de este libro, una crítica diciendo que era un libro malísimo y plagado de errores. Esa crítica provenía de ese hilo, donde había salido el nombre de David Mateo, más o menos, como ejemplo de autor del fantástico español sobrevalorado. Eso me decidió a buscarlo y leerlo en cuanto tuviera ocasión. El trabajo me dejó poco tiempo para hacerlo pero, al fin, lo leí. Y como acostumbro hacer, voy a comentarlo un poco.

Debido a todas las opiniones que he leído por ahí del libro, esta reseña va a ser más larga y menos parecida a otras que he hecho, porque me ha llevado a muchas reflexiones sobre este tipo de literatura. Por eso, voy a adelantar mi opinión, que luego razonaré. Heredero de la Alquimia me ha parecido una obra de fantasía muy bien escrita, que he disfrutado mucho, con unos personajes lo bastante bien pintados como para encariñarse de ellos. Pero, tiene una serie de erratas y fallos de maquetación que deberían subsanarse para una segunda edición y que afean una obra que, en mi opinión, tiene una calidad muy alta.

Algo que siempre he creído, y estas cosas han conseguido que afiance tal creencia, es que la literatura fantástica es un género muy denostado, situado en calidad sólo por encima de la ciencia-ficción, que eso ya ni es literatura (léase con tono irónico). Si leemos la entrada sobre "Fantasía heróica" de la wikipedia en español, tenemos que se considera a este género como un género para adolescentes. Concretamente porque, citando a la wikipedia:

"Centrándonos exclusivamente en el subgénero de la fantasía épica, encontramos que goza de poca respetabilidad entre los adultos. Según Jo-Ann Goodwin la explicación está en las malas críticas que hizo Alan Chedzoy en 1972, donde describía al lector medio de Tolkien, muy subjetivamente, como tímidos en las relaciones humanas, lectores exclusivamente de género, evasivos, matemáticos o científicos y ávidos aficionados a los crucigramas"

Eso de ser matemático o científico debe ser algo muy malo (y si eres físico, como yo, al patíbulo directamente...) ya que la gente rechaza leer a Tolkien para que no la tomen por científico... También me encantaría saber cómo leer a Tolkien tiene, como consecuencia, estar todo el día resolviendo crucigramas (a lo mejor es por eso del enigma de Moria: "Habla, amigo, y entra"). Además, hay otro tópico acerca de la fantasía épica, que es un género "de hombres" y, en consecuencia, un género literario de baja calidad. Volviendo a citar la wikipedia, hay varias categorías de fantasía épica, pero resalto estas dos:

"Espada y brujería: El contenido de la obra está fuertemente ligado a la magia y a las batallas, sin que tengan apenas relevancia las sociedades o mundos mostrados y otros aspectos de la ambientación, atendiendo más a los clichés que a la novedad. Suelen llamarse así las obras que no llegan a la calidad de la alta fantasía."

"Alta fantasía: Historias de gran calidad literaria, donde la ambientación, la crítica velada al mundo real y la profundidad psicológica de personajes y sociedades priman por encima del personaje individual, héroe o villano, y son, en realidad, la base del argumento. No están exentas, en ocasiones, de principios morales o filosóficos. Ese subgénero se asocia, especialmente, a la mayor profundidad creada con la entrada de escritoras y personajes femeninos en él."

En fantasía épica, como se ve, el criterio de calidad para algunos es el sexo del autor. Fantasía épica escrita por mujeres o con personajes femeninos, o ambas cosas: "alta fantasía". Escrita por hombres "espada y brujería". No tengo mucho más que añadir.

Con todos estos antecedentes, nos podemos hacer una idea de los criterios tan simplistas con que se define a la fantasía épica. Al que añadiría otro: la fantasía de origen extranjero es mejor que la escrita por españoles. O sea, que la calidad se define en fantasía heróica, además de por el sexo del autor, por su nacionalidad.

Por ello, sufre David Mateo algo que yo llamaría la falta de confianza en el autor, cosa a la que dediqué hace tiempo una entrada que andará perdida en mi bitácora. Esta falta de confianza llega a su punto álgido en obras del fantástico, ya que obras de corte "realista" no son sometidas a escrutinios tales. El ejemplo más llamativo, y del que David estará ya hasta la coronilla, es el de la creosota. Se lee en Heredero de la Alquimia: "Desde la cima puso la mirada en una creosota que danzaba al compás del aire, arañando la armadura del soldado caído". Yo, cuando lo leí, supuse que la creosota sería una planta, desértica por el nombre - que me inspiraba la imagen de un cactus, no sé por qué - con espinas.

Si uno va a wikipedia y al diccionario de la RAE se encuentra, en este último, que creosota se define como: "Líquido viscoso, de color pardo amarillento y sabor urente y cáustico, que se extraía del alquitrán y servía para preservar de la putrefacción las carnes, las maderas, y para otros usos." Si soy completamente sincero, la crítica está hecha con inteligencia y con cuidado y documentación, yendo a fuentes bastante razonables. Parece, evidentemente, un error del libro, que esa palabra está ahí mal puesta. Lo único que tengo que objetar es que estoy convencido de que si ese "error" lo hubiera cometido un escritor "bueno" de un género "realista", sería considerado un error menor, y se habría aceptado que el autor hubiera cometido un deslíz al nombrar a una planta extraña. Aquí, se le achacó a David Mateo la burrada de decir que un líquido caustico y apestoso arañaba una armadura mientras danzaba al compás del viento. O sea, una barbaridad.

Lo que sucede es que David Mateo está hablando de la especie Larrea Tridentata, o arbusto de la creosota, que es una planta que huele a creosota (de ahí el nombre) muy extendida en zonas desérticas del sudoeste de EE. UU. Teniendo en cuenta que en algunos sitios he leído referirse a esta planta sólo como creosota, no veo nada malo en esa frase. Más bien al revés. Unas palabras después habla del mal olor a carne podrida y sangre que hay por ahí. Una peste a la que sumar el olor a creosota.

Y digo al revés porque meter al arbusto de la creosota en las orillas el Mar Muerto es consecuencia de uno de los puntos fuertes del libro, que es el uso del concepto de "universos paralelos", la famosa interpretación de la Mecánica cuántica que hizo Everett, aquella en la que cada "decisión" que se toma, genera universos paralelos que evolucionan si la decisión que se hubiera tomado hubiese sido otra. El mundo de Neferet y Akhbeth es uno de tantos universos paralelos que existen, entre los que se encuentra el nuestro. Es algo que se explica
en un prólogo (bastante divertido, por cierto). Por eso, el libro tiene un tinte ucrónico (se define ucronía como una obra de ficción en la que la historia ha sufrido un cambio -punto de divergencia- y, por tanto, la situación política es diferente a la actual. Incluso en literatura "seria" se ha usado el recurso, como esas novelas en que se supone que la II República ganó la guerra civil y se pinta una España diferente de hoy en día). El punto de divergencia en este caso es que las invasiones semíticas, que en la realidad dieron al traste con la cultura sumeria y favoreció su sometimiento al imperio Akkadio, no provocaron en el mundo de Heredero de la Alquimia la decadencia de los sumerios, y Sumeria hacia el 2600 a. C. conforma un imperio muy poderoso, porque ha seguido expandiéndose sin oposición.


Como elementos adicionales a estas pinceladas de irrealidad, que deben reforzar en el lector la idea de que el mundo de Neferet y Akhbeth no es el Oriente Medio terrestre de 2.600 a. C., David Mateo introduce especies que no son propias de la zona. Así que, sabiendo que la creosota es una planta americana, cuando aparecen pumas, más de uno habrá visto en ello un grave error que no es tal, sino que a mí me parece un "fallo" consciente, que tiende a aumentar en el lector la sensación de irrealidad. Los pumas sólo viven en América. Si confías en el buen hacer del autor, lo consideras un recurso estilístico más. Si lo consideras un negado, apuntas otro error a la lista.

Paso ya a exponer mi opinión. Me ha gustado mucho Heredero de la Alquimia. La encuentro una novela muy interesante, muy bien llevada, con una técnica narrativa buena. Son 645 páginas, pero no se hace pesada. A mí me pasó que avancé a un ritmo pausado hasta las páginas 450-500. Llegado a este punto empecé a leer mucho más deprisa. Los personajes me parecen muy bien caracterizados, al menos los principales, hasta el punto de que yo les he cogido bastante cariño. Son entidades vivas que evolucionan y no son los mismos al inicio del libro que al final. Las descripciones suelen ser bastante bellas y bien redactadas y se introducen unos giros en la trama que hacen bastante dinámico el libro. Me han gustado bastante, también, las referencias, ya mencionadas, al empleo de universos paralelos y al carácter ucrónico. David demuestra ser valiente a la hora de ambientar en la época sumeria, una época que, en lo cotidiano, no es excesivamente conocida. Ello implica que no entre demasiado en el detalle de la vida cotidiana de la época, como si hacen otros autores en ambientaciones fantásticas. Y tengo en mente a Javier Negrete y el aire helenístico tan detallado del que dota a Tramorea (lógico por otro lado, ya que es especialista en esa etapa histórica). De todos modos, no creo que fuera la idea crear una novela histórica, sino una fantástica, así que tampoco le exijo una ambientación tan detallista; la que aparece en Heredero de la Alquimia me parece equilibrada. El lenguaje es correcto.

Sin embargo, hay fallos en la edición que estropean un poco la lectura. Y este libro, que derrocha fantasía y que consigue emocionar, no los merece. Parece que, por algún motivo, se sacó al mercado a toda prisa, y la consecuencia es una cantidad no desdeñable de palabras mal escritas(recuerdo unas 15-20) y errores de maquetación. El programa de maquetación usado no parte bien las palabras según las reglas del español, de forma que puede haber cosas como aux- iliado. Algunos de los errores que he visto se podrían haber evitado con un corrector ortográfico, otros son más sutiles. Es cierto que son cosas muy sencillas de subsanar, y que la gran mayoría se deberán a errores de tecleo -la lacra de los mecanógrafos-, y que espero que se corrijan en
la próxima reimpresión, porque estos fallos de edición es lo único malo que le encuentro a un libro que me ha gustado mucho.

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