28 septiembre 2011

Lambada: Chorando se foi

He estado recordando esta famosísima canción.





Es una lambada, un estilo músical que se hizo muy famoso a principios de los años 90, pero que ha quedado bastante olvidado.

Y de lo que voy a hablar es del baile asociado, cómo no. Es la primera vez que veo este vídeo después de haber aprendido más de bailes como la bachata o la salsa en línea. Y cuando lo he visto, me he dado cuenta de que esto es, casi, una mezcla de merengue y de bachata, pero con un paso básico de tres tiempos (el merengue tiene dos y la bachata cuatro). Tiene muchas más vueltas que el merengue, y más seguidas. He visto más de una vez la rutina, vuelta de la chica a la derecha, a la izquierda y luego a la derecha. El caminar es como en la bachata, con la pierna del chico entre las de la chica, pero como no se sale con el mismo pie con el que acabas, como en bachata, desde fuera se parece más al caminar del merengue.

La técnica para dar vueltas los dos juntos es la misma que se usa en bachata, y el paso lateral es similar al de este baile, pero con el paso básico en tres tiempos.

Lo más característico es el movimiento de las caderas, que hacen un vaivén que llaman efecto de ola. Esto se consigue gracias a los tres tiempos del paso básico.

Bonito baile.

24 septiembre 2011

El experimento Opera halla neutrinos más rápidos que la luz

Se ha organizado estos días cierto revuelo con los resultados del experimento Opera (más datos en la web oficial del expermiento), presentados en el CERN hace pocos días por Dario Auterio, investigador participante en el experimento. Y es que, según los investigadores, se han medido velocidades, de partículas materiales, superiores a la velocidad de la luz. Esto, de confirmarse, supondría una refutación seria de un principio fundamental de la Relatividad, que afirma que nada puede ir más rápido que la luz, y que, sólo esta, puede ir exactamente a esa velocidad.

Los resultados se han difundido de una forma muy típica de los científicos, de una de esas formas que chocan frontalmente con la imagen narcisista que se tiene de los que se dedican a la ciencia. Se han presentado en un seminario, al que han asistido, básicamente, otros investigadores. Estos resultados aún no se han publicado en ninguna revista, sólo se han presentado a un grupo de compañeros. Y no para echarse flores, sino para algo bastante más humilde.

Aunque en el seminario no se ha hablado sólo de este resultado tan sorprendente, cuando el investigador que ha impartido el seminario ha llegado a los resultados experimentales que afirman que los neutrinos han llegado 60 nanosegundos más rápido de lo que lo habría hecho la luz, lo ha hecho mostrando su escepticismo. Concretamente, una vez obtenido el extraño resultado, se han pasado meses analizando los datos, buscando, según sus propias palabras, en qué se han equivocado para que les salga algo que va en contra de los pilares fundamentales de la física contemporánea. Como, por más que han buscado una causa del error, no la han encontrado, piden ayuda a la comunidad científica. Han mostrado todos los datos posibles a otros investigadores para que encuentren qué error (si es que lo hay) de medición o interpretación, ha llevado a encontrar neutrinos más rápidos que la luz. Y, también, para que, independientemente, se confirmen los resultados, o sea, para que se repita el experimento a ver si da lo mismo.

Esta forma de trabajar es la usual en ciencia. Me alegro que, con objeto de este experimento, haya salido bien reflejada en la prensa, que tan poco interés suele dedicar a la física teórica.

Por encima, el experimento Opera consiste en enviar, desde el CERN, neutrinos muónicos (los hay de tres tipos, electrónicos, muónicos y tauónicos) hacia un detector, situado a unos 1.400 metros de profundidad, dentro del Laboratorio nacional Gran Sasso, situado en Italia central, a unos 730 Km del CERN. Hay que tener en cuenta que los neutrinos son partículas de muy escasa masa y que no tienen carga, de manera que atraviesan la materia sin apenas verse afectados o afectar a esta. De hecho, en el momento en que estés leyendo esto, te estarán atravesando unos cuantos neutrinos, de la inmensa cantidad que el sol produce continuamente. Por ello, los aparatos capaces de detectarlos se suelen construir a altas profundidades, para que los rayos cósmicos y otro tipo de procesos no los saturen.

Como en todo experimiento científico que requiera instrumental tan específico (y costoso), se miden muchísimas cosas. Y el objetivo de este experimiento no tenía demasiado que ver con refutar la teoría de la Relatividad. Eso ha sido una especie de "accidente", algo inesperado que ha salido a la luz al revisar los datos. El objetivo principal de Opera es, traduciendo de la web oficial: "detectar por primera vez neutrinos tauónicos a partir de la transmutación (u oscilación) de neutrinos muónicos durante su viaje de 3 milisegundos desde Ginegra (donde está el CERN), hasta Gran Sasso. En Opera, los leptones-tau que se producen por la interacción de los neutrinos tauónicos se observara en "ladrillos" de películas de emulsión fotográfica intercaladas con placas de plomo". Son unas 1.300 toneladas de esos ladrillos que no vayáis a creer que captan miles de millones de interacciones. Por algo los neutrinos son muy complicados de detectar.

Habrá que esperar a que se confirme el resultado, o se encuentre el fallo que ha provocado esta contradicción aparente con la física contemporánea.

Para que luego digan que la física teórica no es apasionante.

16 septiembre 2011

Leído: Heredero de la alquimia, de David Mateo

Con este libro me ha pasado algo por primera vez. Que yo recuerde, es la primera vez que me decido a leer un libro motivado por una crítica negativa leída de él. Tenía en la mente hacerme con él hace tiempo, había leído la sinopsis, la época histórica en que se ambienta y me pareció original; lo puse en mi lista. Pero a raíz de un famoso hilo de sedice (cuyo vínculo no incluiré aquí) - quizá un día hable de este hilo -, leí en una bitácora ya desaparecida, en un artículo que, siendo sinceros, no hablaba de este libro, una crítica diciendo que era un libro malísimo y plagado de errores. Esa crítica provenía de ese hilo, donde había salido el nombre de David Mateo, más o menos, como ejemplo de autor del fantástico español sobrevalorado. Eso me decidió a buscarlo y leerlo en cuanto tuviera ocasión. El trabajo me dejó poco tiempo para hacerlo pero, al fin, lo leí. Y como acostumbro hacer, voy a comentarlo un poco.

Debido a todas las opiniones que he leído por ahí del libro, esta reseña va a ser más larga y menos parecida a otras que he hecho, porque me ha llevado a muchas reflexiones sobre este tipo de literatura. Por eso, voy a adelantar mi opinión, que luego razonaré. Heredero de la Alquimia me ha parecido una obra de fantasía muy bien escrita, que he disfrutado mucho, con unos personajes lo bastante bien pintados como para encariñarse de ellos. Pero, tiene una serie de erratas y fallos de maquetación que deberían subsanarse para una segunda edición y que afean una obra que, en mi opinión, tiene una calidad muy alta.

Algo que siempre he creído, y estas cosas han conseguido que afiance tal creencia, es que la literatura fantástica es un género muy denostado, situado en calidad sólo por encima de la ciencia-ficción, que eso ya ni es literatura (léase con tono irónico). Si leemos la entrada sobre "Fantasía heróica" de la wikipedia en español, tenemos que se considera a este género como un género para adolescentes. Concretamente porque, citando a la wikipedia:

"Centrándonos exclusivamente en el subgénero de la fantasía épica, encontramos que goza de poca respetabilidad entre los adultos. Según Jo-Ann Goodwin la explicación está en las malas críticas que hizo Alan Chedzoy en 1972, donde describía al lector medio de Tolkien, muy subjetivamente, como tímidos en las relaciones humanas, lectores exclusivamente de género, evasivos, matemáticos o científicos y ávidos aficionados a los crucigramas"

Eso de ser matemático o científico debe ser algo muy malo (y si eres físico, como yo, al patíbulo directamente...) ya que la gente rechaza leer a Tolkien para que no la tomen por científico... También me encantaría saber cómo leer a Tolkien tiene, como consecuencia, estar todo el día resolviendo crucigramas (a lo mejor es por eso del enigma de Moria: "Habla, amigo, y entra"). Además, hay otro tópico acerca de la fantasía épica, que es un género "de hombres" y, en consecuencia, un género literario de baja calidad. Volviendo a citar la wikipedia, hay varias categorías de fantasía épica, pero resalto estas dos:

"Espada y brujería: El contenido de la obra está fuertemente ligado a la magia y a las batallas, sin que tengan apenas relevancia las sociedades o mundos mostrados y otros aspectos de la ambientación, atendiendo más a los clichés que a la novedad. Suelen llamarse así las obras que no llegan a la calidad de la alta fantasía."

"Alta fantasía: Historias de gran calidad literaria, donde la ambientación, la crítica velada al mundo real y la profundidad psicológica de personajes y sociedades priman por encima del personaje individual, héroe o villano, y son, en realidad, la base del argumento. No están exentas, en ocasiones, de principios morales o filosóficos. Ese subgénero se asocia, especialmente, a la mayor profundidad creada con la entrada de escritoras y personajes femeninos en él."

En fantasía épica, como se ve, el criterio de calidad para algunos es el sexo del autor. Fantasía épica escrita por mujeres o con personajes femeninos, o ambas cosas: "alta fantasía". Escrita por hombres "espada y brujería". No tengo mucho más que añadir.

Con todos estos antecedentes, nos podemos hacer una idea de los criterios tan simplistas con que se define a la fantasía épica. Al que añadiría otro: la fantasía de origen extranjero es mejor que la escrita por españoles. O sea, que la calidad se define en fantasía heróica, además de por el sexo del autor, por su nacionalidad.

Por ello, sufre David Mateo algo que yo llamaría la falta de confianza en el autor, cosa a la que dediqué hace tiempo una entrada que andará perdida en mi bitácora. Esta falta de confianza llega a su punto álgido en obras del fantástico, ya que obras de corte "realista" no son sometidas a escrutinios tales. El ejemplo más llamativo, y del que David estará ya hasta la coronilla, es el de la creosota. Se lee en Heredero de la Alquimia: "Desde la cima puso la mirada en una creosota que danzaba al compás del aire, arañando la armadura del soldado caído". Yo, cuando lo leí, supuse que la creosota sería una planta, desértica por el nombre - que me inspiraba la imagen de un cactus, no sé por qué - con espinas.

Si uno va a wikipedia y al diccionario de la RAE se encuentra, en este último, que creosota se define como: "Líquido viscoso, de color pardo amarillento y sabor urente y cáustico, que se extraía del alquitrán y servía para preservar de la putrefacción las carnes, las maderas, y para otros usos." Si soy completamente sincero, la crítica está hecha con inteligencia y con cuidado y documentación, yendo a fuentes bastante razonables. Parece, evidentemente, un error del libro, que esa palabra está ahí mal puesta. Lo único que tengo que objetar es que estoy convencido de que si ese "error" lo hubiera cometido un escritor "bueno" de un género "realista", sería considerado un error menor, y se habría aceptado que el autor hubiera cometido un deslíz al nombrar a una planta extraña. Aquí, se le achacó a David Mateo la burrada de decir que un líquido caustico y apestoso arañaba una armadura mientras danzaba al compás del viento. O sea, una barbaridad.

Lo que sucede es que David Mateo está hablando de la especie Larrea Tridentata, o arbusto de la creosota, que es una planta que huele a creosota (de ahí el nombre) muy extendida en zonas desérticas del sudoeste de EE. UU. Teniendo en cuenta que en algunos sitios he leído referirse a esta planta sólo como creosota, no veo nada malo en esa frase. Más bien al revés. Unas palabras después habla del mal olor a carne podrida y sangre que hay por ahí. Una peste a la que sumar el olor a creosota.

Y digo al revés porque meter al arbusto de la creosota en las orillas el Mar Muerto es consecuencia de uno de los puntos fuertes del libro, que es el uso del concepto de "universos paralelos", la famosa interpretación de la Mecánica cuántica que hizo Everett, aquella en la que cada "decisión" que se toma, genera universos paralelos que evolucionan si la decisión que se hubiera tomado hubiese sido otra. El mundo de Neferet y Akhbeth es uno de tantos universos paralelos que existen, entre los que se encuentra el nuestro. Es algo que se explica
en un prólogo (bastante divertido, por cierto). Por eso, el libro tiene un tinte ucrónico (se define ucronía como una obra de ficción en la que la historia ha sufrido un cambio -punto de divergencia- y, por tanto, la situación política es diferente a la actual. Incluso en literatura "seria" se ha usado el recurso, como esas novelas en que se supone que la II República ganó la guerra civil y se pinta una España diferente de hoy en día). El punto de divergencia en este caso es que las invasiones semíticas, que en la realidad dieron al traste con la cultura sumeria y favoreció su sometimiento al imperio Akkadio, no provocaron en el mundo de Heredero de la Alquimia la decadencia de los sumerios, y Sumeria hacia el 2600 a. C. conforma un imperio muy poderoso, porque ha seguido expandiéndose sin oposición.


Como elementos adicionales a estas pinceladas de irrealidad, que deben reforzar en el lector la idea de que el mundo de Neferet y Akhbeth no es el Oriente Medio terrestre de 2.600 a. C., David Mateo introduce especies que no son propias de la zona. Así que, sabiendo que la creosota es una planta americana, cuando aparecen pumas, más de uno habrá visto en ello un grave error que no es tal, sino que a mí me parece un "fallo" consciente, que tiende a aumentar en el lector la sensación de irrealidad. Los pumas sólo viven en América. Si confías en el buen hacer del autor, lo consideras un recurso estilístico más. Si lo consideras un negado, apuntas otro error a la lista.

Paso ya a exponer mi opinión. Me ha gustado mucho Heredero de la Alquimia. La encuentro una novela muy interesante, muy bien llevada, con una técnica narrativa buena. Son 645 páginas, pero no se hace pesada. A mí me pasó que avancé a un ritmo pausado hasta las páginas 450-500. Llegado a este punto empecé a leer mucho más deprisa. Los personajes me parecen muy bien caracterizados, al menos los principales, hasta el punto de que yo les he cogido bastante cariño. Son entidades vivas que evolucionan y no son los mismos al inicio del libro que al final. Las descripciones suelen ser bastante bellas y bien redactadas y se introducen unos giros en la trama que hacen bastante dinámico el libro. Me han gustado bastante, también, las referencias, ya mencionadas, al empleo de universos paralelos y al carácter ucrónico. David demuestra ser valiente a la hora de ambientar en la época sumeria, una época que, en lo cotidiano, no es excesivamente conocida. Ello implica que no entre demasiado en el detalle de la vida cotidiana de la época, como si hacen otros autores en ambientaciones fantásticas. Y tengo en mente a Javier Negrete y el aire helenístico tan detallado del que dota a Tramorea (lógico por otro lado, ya que es especialista en esa etapa histórica). De todos modos, no creo que fuera la idea crear una novela histórica, sino una fantástica, así que tampoco le exijo una ambientación tan detallista; la que aparece en Heredero de la Alquimia me parece equilibrada. El lenguaje es correcto.

Sin embargo, hay fallos en la edición que estropean un poco la lectura. Y este libro, que derrocha fantasía y que consigue emocionar, no los merece. Parece que, por algún motivo, se sacó al mercado a toda prisa, y la consecuencia es una cantidad no desdeñable de palabras mal escritas(recuerdo unas 15-20) y errores de maquetación. El programa de maquetación usado no parte bien las palabras según las reglas del español, de forma que puede haber cosas como aux- iliado. Algunos de los errores que he visto se podrían haber evitado con un corrector ortográfico, otros son más sutiles. Es cierto que son cosas muy sencillas de subsanar, y que la gran mayoría se deberán a errores de tecleo -la lacra de los mecanógrafos-, y que espero que se corrijan en
la próxima reimpresión, porque estos fallos de edición es lo único malo que le encuentro a un libro que me ha gustado mucho.

11 septiembre 2011

Mundo de cenizas. Capítulo XXVII

Los dos miraron al oficial unos instantes con interés, como hizo el resto de prisioneros. Juan no tardó en reconocerle; le llamaban don Felipe, y era un hombre apenas un dedo más alto que él, de pelo castaño con algunas canas, de complexión fuerte y con un par de cicatrices en el rostro. Era bien conocido en Gaiphosume por su arrojo y por la dureza con que trataba a los soldados o milicianos a su mando, lo que se reflejaba en su expresión.

Cuando hubo recabado la atención de los presentes, que le miraban con curiosidad, el oficial habló con voz firme:

—No sé por qué están aquí vuestras mercedes, ni me importa. Y estoy convencido de que se lo merecían. Desgraciadamente, como a lo mejor han oído o saben, nuestra ciudad ha sido atacada dos veces seguidas y eso es algo que no podemos permitirnos por mucho tiempo. Así que, bajo mi mando, haremos una expedición al bosque de Metmehapet, para dar caza a unos seres que, según dicen, controlan a las ratas.

Juan empezaba a temerse lo peor y, a la vista de su expresión, a Pablo le rondaba por la cabeza esa misma idea. El oficial prosiguió:

—Por supuesto, he escogido para tal misión a un buen grupo de soldados veteranos, pero me hace falta gente que cargue con las vituallas, las municiones y ese tipo de cosas. Así que las autoridades, dada la falta temporal de defensores para las murallas, han accedido a conmutar sus penas de cárcel por un paseo por el bosque y una acampada nocturna bajo mi mando. Deberán presentarse en la puerta del norte una hora después de comer, y en caso de no acudir, se les premiará con un puesto en la Armada Real; un puesto de galeote.

Y tras una última pausa, concluyó:

—¿Alguien tiene alguna pregunta?

Como era previsible, nadie respondió. Pablo había palidecido y Juan, consciente de que él había visto a aquellos monstruos, lo comprendió. Tras un breve intervalo, don Felipe dijo:

—Excelente.

Y se fue sin más. Quien les abrió la puerta y les liberó, un buen rato después, casi a la hora de comer, fue el carcelero. Pablo había estado callado todo el rato, y salió maquinalmente de la celda, aunque procuró no alejarse nunca de Juan. Sólo cuando, camino del comedor, se vio libre de la presencia de terceros, se aventuró a decirle:

—Amigo Juan… Vive en una ciudad de locos. ¿De dónde sacan a oficiales de esa ralea?— Tras una pausa, añadió —: será el último de su clase, porque los demás debieron morir tras cruzar la línea de Torres para irse a matar demonios.

—Don Felipe es uno de los oficiales más eficientes de la ciudad. Y tiene sentido lo que intenta hacer. Ya hemos perdido bastantes provisiones como para que Gaiphosume sufra una subida de precios. Los más pobres pasarán hambre. Si es cierto que hay algo que está organizando estos ataques, debemos ir a por él.

Pablo se paró en seco y le detuvo poniéndose frente a él, bien cerca. Y repuso:

—¿Ir a por esas cosas? No creo en la magia y los hechizos, pero ¿no oyó vuestra merced a su amiga? Dijo que esas cosas utilizan magia negra, y algo debe haber porque daba miedo mirarlas, y, para colmo, controlan batallones de ratas; ¡y vamos a ir a atacarlas en su terreno! ¡Estamos locos, por el amor de Jutar! ¡Locos!

Y se adelantó protestando para sí mismo. No hubo espacio para mucho más; llegaron al comedor, se sentaron a comer uno en frente del otro, y apenas hablaron durante el almuerzo. Estaban terminando cuando Pablo, tras mirar a su derecha, dijo sonriente:

—En Gaiphosume las noticias corren tan rápido como en Itvicape.

Juan no supo a qué se refería hasta que vio aparecer a Raquel, que venía hacia ellos con el delantal puesto y con varias manchas. Casi sin mirar a Pablo, se le acercó con aspecto preocupado y le dijo:

—Buenos días… ¿Es cierto lo que dicen? Una compañera me dijo, muy sorprendida, que te había visto en el comedor, a pesar de que sabía que te habías peleado y te habían metido en el calabozo. ¿Es cierto eso? ¿Has ido al calabozo?

Juan asintió, e iba a justificarse, pero Pablo se le adelantó:

—Cierto del todo, a fe mía. Y yo he estado con él, aunque el energúmeno ese se mereció la paliza que le dio Juan, créame… Por cierto, tenga muy buenos días vuestra merced.

Raquel repuso al saludo rápidamente, y posándole un brazo en el hombro, mirándole muy preocupada, le preguntó:

—¿Cómo es posible? Si nunca te metes en líos… ¿Tú estás bien? ¿Te hirieron?

Juan, arrobado por la preocupación de su amiga, sintiendo que la sangre le hervía al notar la mano de aquella mujer maravillosa en su hombro, repuso:

—No te preocupes, no fue nada. Discutimos, le di un puñetazo y nos separaron los compañeros. Me puse nervioso y… sólo eso. Pero los milicianos no nos podemos pelear y… No te preocupes por nada.

La miró esbozando una sonrisa, y Raquel dijo:

—¿De verdad que no vas a tener problemas?

Tras lo que le devolvió una sonrisa que, en su opinión, daba más luz que el mismo sol. Pablo acabó con aquel instante de magia:

—Amiga Raquel, ¡pues aún no sabe lo mejor!

Pablo se interrumpió para darle un nuevo bocado a su almuerzo y no vio, o no quiso ver, los gestos que le hizo Juan para que se callara. De todos modos, fue Raquel la que dijo:

—¿Qué es lo mejor, Juan? ¿Y por qué le estás diciendo a Pablo que se calle?

Juan resopló frustrado y Pablo, que parecía estar ansioso por contarlo, dijo:

—¡Vamos a ir a cazar cralates! La milicia de Gaiphosume está para que la encierren, ¿no lo cree así, amiga Raquel?

Raquel abrió los ojos y replicó incrédula:

—¿La milicia?

Aunque Pablo le caía bien, en ocasiones, a Juan le daban ganas de darle un puñetazo. No había necesidad de preocupar a Raquel de aquella forma, así que, tocándole con suavidad la mano que no le apoyaba en el hombro, le dijo:

—No es eso. No te preocupes. Vamos a ocuparnos del avituallamiento y las municiones. Quienes van a combatir son soldados del rey. No nos pasará nada.

Raquel le miró y le dijo, seria:

—Me extrañaba. Muy mal tendría que irnos si tuviera la milicia que hacerse cargo de eso. ¿Quién os manda?

—Don Felipe.

—¡Ah! Entonces estáis en buenas manos… Aún así, ten… tened los dos mucho cuidado. Os podría dar…

Juan se había quedado un tanto confundido por la serenidad de su amiga. Pensaba que iba a llevarse un mal rato, pero parecía bastante tranquila. Se había interrumpido tras haber mirado hacia donde estaban las cocinas, y concluyó:

—Bueno… ahora mismo no voy a poder, será mejor que vuelva a mi trabajo. Luego os veo.

Antes de que pudiera marcharse, Pablo le dijo:

—Amiga Raquel, la verdad es que estoy algo asustado. Esos bichos dan mucho miedo. ¿Podría darme un beso de despedida? Mire vuestra merced que a lo mejor no regreso… Y otro a Juan, claro.

Raquel le respondió, un poco indignada, antes de irse:

—No tiene remedio.

Cuando Juan miró a Pablo, éste se estaba riendo, y repuso a su gesto guiñándole un ojo. Él permaneció serio, lo que a su compañero de almuerzo no le pareció la mejor respuesta, ya que le dijo:

—Amigo Juan, debería reírse más a menudo. Y, si me permite un consejo, no olvide nunca que las mujeres no son de cristal. No tiene por qué estar protegiéndolas todo el tiempo; a muchas les disgusta. Ayer nos dijo su amiga que su familia está casi toda en el ejército o la milicia, ¿cree vuestra merced que su padre le oculta sus misiones para evitarle malos ratos? Raquel tiene que estar más que acostumbrada a lo que implica el ejército y… bueno, es sólo una cocinera, pero — y sonrió antes de concluir —: tiene carácter.

Juan no añadió más, y terminaron con la comida cruzando, apenas, unas cuantas frases. Sin remolonear, fueron a que les devolvieran las armas, se colocaron los coseletes y se dirigieron a la puerta del norte, donde se congregaba gran número de soldados y unos cuantos milicianos. A medida que fueron llegando más combatientes, el espacio abierto que había frente a la puerta se convirtió en una zona donde no se podía estar parado. Como no tenían más órdenes, Juan le propuso a Pablo sentarse al pie de la muralla, cerca de la puerta.

Pasaron un buen rato aburridos, sin más diversión que ver circular a soldados y civiles, en lo que era el trasiego habitual de caminantes que iban y venían de Gaiphosume. En esto, vieron salir a Raquel de la ciudad y buscar algo con la mirada entre el grupo de soldados. Se levantaron y Juan quiso avanzar hacia ella, consciente de que no la iban a dejar pasar, ya que algunos soldados se encargaban de espantar a los curiosos. Y en efecto, cuando Raquel le llamó y quiso aproximarse, un soldado la detuvo. Juan titubeó un instante, pero Pablo se encaminó directamente hacia Raquel y, por sorpresa, la abrazó mientras decía:

—Raquel, cariño, ¡qué alegría veros!

Le dio un abrazo largo que dejó un tanto sorprendidos al guardia y a Juan. Raquel, al principio, miró a Juan con una expresión inquisitiva en los ojos, como si quisiera preguntarle: “¿qué hace este?” Al instante, la cambió, como si prestara atención a algo que le estuvieran diciendo. Y cuando el soldado dijo que Raquel no podía estar allí, Pablo la hizo avanzar hacia Juan, diciéndole:

—Allí está Juan, id a saludarle también.

Con mucha astucia, se había interpuesto entre el soldado y su amiga, de forma que le fue fácil encararse con él y empezar a discutir. Raquel se le acercó con rapidez, le dio un abrazo y le susurró al oído:

—Escúchame. Lo más seguro es que acampéis de noche para atraer a los cralates. Como defenderéis con fuego el campamento y no podrán echar a las ratas contra vosotros, os intentarán aterrorizar usando la magia. Veas lo que veas, oigas lo que oigas, no abandones nunca la línea de fogatas. Si te encuentras a un cralate solitario y le empiezan a brillar los ojos, aléjate rápido, pero si ves que se pone a aullar, atácalo porque es cuando son más vulnerables y porque estará usando su poder para convocar a las ratas. Si te enfrentas…

No pudo seguir porque, a pesar de los esfuerzos de Pablo, el soldado agarró con brusquedad a Raquel de un brazo, y se la llevó a rastras. Juan quiso protestar, pero su compañero de armas le indicó con un gesto que era inútil. Su amiga le dijo:

—¡Ten cuidado!

Y de un tirón, se soltó de la presa del soldado y le espetó:

—¡Vale! Ya me voy.

Mientras Juan la miraba irse, su compañero se le acercó y le preguntó acerca de la conversación que habían mantenido. Le explicó las recomendaciones que le había dado y, una vez memorizadas, repuso:

—Ya sabía yo que hacía bien librándola de ese tipo. Tiene vuestra merced una amiga muy lista… y muy buena amiga. Aunque discúlpeme si le digo que espero que se equivoque.

Juan se calló que los avisos que le había dado Raquel no podían ser sino la pura realidad. Lo leía en libros que la habían convertido en maga, y él había sido testigo de sus poderes. Así que habría que tener muy en cuenta lo que le había aconsejado.

Al fin, más tarde de lo esperado, estuvo reunido todo el contingente que partiría hacia el bosque denso que se alzaba al noroeste de Metmehapet, cerca de la línea de Torres. Era uno de los lugares menos recomendables de la región, y, a lo largo de los años, se habían recibido informes relativos a personas atacadas por ratas o cosas peores. Era cierto que el grupo que marcharía hacia aquel sitio era muy numeroso, y casi todos los soldados llevaban armadura y grebas. Serían capaces de hacer frente a un grupo de ratas varias veces mayor. Sin embargo, cuando les organizaron y les dieron la orden de partir, a Juan se le había instalado una opresión en el pecho bastante molesta.

05 septiembre 2011

¡¡Me publican un cuento!!

Acabo de leer en la última revista imaginarios (revista imaginarios) el fallo del I Certamen de género fantástico: Descubriendo nuevos mundos. Y me he llevado el alegrón del verano (ha pasado agosto, pero aún es verano, je, je). Han seleccionado el relato largo con que concursé para que vaya en el libro que se edita para la XXIX Hispacon. Se va a publicar en papel y en digital.

Parece que a la tercera ha sido la vencida. Iban a publicar, en digital, el cuento de ciencia-ficción que quedó décimo en otro concurso, pero al final, parece que el proyecto se truncó. Lo mismo pasó con aquella mención especial que gané en 2000, que al final no llevó a una publicación. A la tercera ha sido.

Repartirán el libro en la Hispacon a celebrar en Mislata (Valencia, si no me falla la memoria). Iré dando más datos a medida que los sepa :-).