#OrigiReto2020 Un asteroide llamado CVD-19
Este es mi relato de septiembre de 2020 para el OrigiReto 2020. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras:
http://plumakatty.blogspot.com/2019/12/origireto-creativo-2020-reto-juego-de.html
o en
https://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2019/12/reto-de-escritura-2020-origireto.html
Este relato tiene 1972 palabras según https://www.contarpalabras.com (he quitado un asterisco para separar escenas).
Es una sátira acerca de la situación que estamos viviendo con ligeros cambios en los nombres. He intentado que sea lo más cómica posible, porque para sufrir ya tenemos la "nueva normalidad". Espero que os guste.
UN ASTEROIDE LLAMADO CVD-19
Para Mario, haber entrado en la secta de los asteroidales le había salvado la vida. Antes de que se descubriera que el asteroide CVD-19 iba a chocar con la Tierra, si alguien le hubiera dicho que iba a terminar con la cabeza afeitada, vestido con una túnica blanca y azul, y rezando seis horas al día al Gran Tirachinero, el dios verdadero que lanzaba asteroides en direcciones aleatorias con su tirachinas de tamaño planetario, lo habría tildado de loco peligroso.
Tras terminar sus plegarias, se encaminó al refectorio para desayunar. La penitencia de los asteroidales era ver las noticias sobre el CVD-19 durante cuatro horas al día. Era una prueba tan dura que Mario recordaba con tristeza a tantos compañeros como habían perdido la razón y habían terminado corriendo desnudos por los campos y plazas hasta que la policía los encarcelaba.
Carlos se sentó junto a él, canturreando. Llevaba un sombrero que había hecho con papel de aluminio, rematado por tres púas que parecían cuernos. Mario se lo quedó mirando.
—No creí que llegaras a fabricarte eso. ¿De dónde has sacado el papel de aluminio?
—Me fui a la puerta del colegio —dijo Carlos— y les pedí a los niños el papel donde envolvían los bocadillos.
El mundo había cambiado mucho desde que se descubrió que el asteroide CVD-19 iba a chocar contra la Tierra y mataría al 90% de la población mundial. Para conjurar el problema, los gobiernos habían iniciado la construcción de una nave espacial que, como sucedió 65 años atrás, pudo desviar de su trayectoria al asteroide Polivm. El problema estaba en que la necesidad de que el mundo se embarcara en 500 proyectos de naves espaciales Vacu, para ver si alguna tenía éxito, había destruido la economía. Aparte, los gobiernos imponían restricciones a la movilidad, las fiestas, los videojuegos y los trabajos que cambiaban cada semana. Por supuesto, los juegos de rol habían sido prohibidos y los manuales se quemaban en ceremonias públicas donde las bandas municipales tocaban boleros desafinados y reguetón.
Otra consecuencia extraña del CVD-19 era que los animales se habían adueñado de las ciudades. Hubo una época en que se obligó a la población a encerrarse en los sótanos y los animales aprovecharon para recorrer los jardines, sentarse en las terrazas, aunque sin pedir café ni cerveza, y recorrer las calles. La Iglesia de los asteroidales no se libraba de aquello. Mario y Carlos se volvieron: Marta corría hacia ellos, gritando auxilio, perseguida por un flamenco que quería devorar su desayuno.
El lance terminó de la única manera posible. Marta resbaló y el flamenco empezó a comerse el desayuno. Los tres intentaron ahuyentar al ave, pero solo consiguieron recibir picotazos. El animal solo respetó el sombrero de papel de aluminio de Carlos, quizá porque era una recomendación de la OMSE (Organización Mundial de la Seguridad Espacial). Satisfecho, el flamenco se marchó y ambos devotos asteroidales compartieron los desayunos con su amiga Marta, quien consiguió controlar sus sollozos.
En la televisión, salió la imagen del director de la OMSE y Mario se temió lo peor. Lo entrevistaron durante cinco minutos. Entonces, una periodista levantó la mano.
—Mr. Random, ¿podría explicar mejor por qué los gorros de aluminio con tres púas son efectivos contra la influencia del CVD-19?
—¿Gorros con tres púas contra el CVD-19? —respondió Mr. Random—. ¿Quién ha recomendado semejante estupidez?
—Usted, ayer —dijo la periodista, atónita.
—¡Echen a esta impresentable de aquí! —gritó Mr. Random—. Siguiente pregunta.
Carlos se quitó el gorro, que con tanto primor había confeccionado, y lo pisoteó con rabia.
—Yo no haría eso —le dijo Mario—. Posiblemente, mañana será obligatorio llevar el gorro que acabas de destruir.
—Pues, ¿sabéis? —dijo Marta—. Me he convertido en una profeta. Mr. Random va a decir dentro de unos minutos que el país más seguro durante el impacto del CVD-19 va a ser Madagascar.
Seis minutos después, el director de la OMSE declaraba que el país más seguro durante el impacto del asteroide sería Madagascar. Carlos y Mario la miraron.
—Es que cada día dice uno diferente —dijo Marta—. Los he ido tachando en un mapamundi y ya solo quedaban Madagascar y Andorra. Mañana será Andorra y pasado volverán a empezar.
En esto, llegó Vlad y se sentó frente a ellos. Las enseñanzas del Gran Tirachinero cambiaban los objetivos vitales de la gente. Vlad había adoptado el vampirismo asteroidal. Iba vestido como un vampiro sacado de las historias de terror y apuraba con tranquilidad su vaso de sangre azul. Se relamía con cuidado de no cortarse la lengua con los colmillos, lo que le tintaba los labios de azul.
Cuando sonaron las bocinas que reproducían el estribillo de “Paquito el chocolatero”, todos los presentes se dirigieron a la capilla, donde el Padre Tirachinas esperaba a sus fieles. Carlos, Marta y Mario se sentaron juntos. Vlad se colocó detrás, lo que les provocó un escalofrío en el cuello un tanto desagradable. El Padre Tirachinas dedicaba el sermón a la soberbia.
—El Gran Tirachinero, lanzador de asteroides por todo el sistema solar, en su infinita misericordia, nos ha enviado al CVD-19 para que comprendamos cuán maligna es la soberbia. Dicen las Sagradas Crónicas del Gran Tirachinas que, hace muchos siglos, cuando aún no se habían inventado las campañas electorales, una joven fue llevada ante el Gran Tirachinero tras haberse quedado enganchada en un asteroide que rebotó en la superficie de la Tierra. Cuando el Gran Tirachinero le preguntó, ella dijo que era la princesa Isabel y que debía ser devuelta a la Tierra por el bien de la humanidad.
—Otra vez ese sermón —le susurró Carlos.
—El Gran Tirachinero —continuaba el Padre Tirachinas—, en su infinita sabiduría, la invitó a dormir en el cuarto de visitantes, pero tuvo la precaución de poner un guisante debajo de los diez colchones. A la mañana siguiente, el Gran Tirachinero le preguntó a Isabel que si había dormido bien, y como dijo que de maravilla, nuestra deidad descubrió el engaño y usó el Gran Tirachinas para devolver a la falsa princesa a la Tierra. En los días claros, sigue siendo visible el hoyo con silueta humana que causó al impactar con el Everest. Te alabamos, Gran Tirachinero.
Cuando terminó la ceremonia, fueron los tres juntos a rezar. Marta tenía dos heridas en el cuello, pero no les dieron importancia: lo de Vlad no era contagioso. Durante el camino, la experiencia como ingeniero de Mario lo hizo suspirar al recordar el sermón.
—Si el Gran Tirachinero —dijo Mario— hizo eso, Isabel se habría vaporizado en la atmósfera.
—No dudes de las Sagradas Crónicas —le dijeron Carlos y Marta, en perfecta sincronía.
*
Al día siguiente, Mario llegó al refectorio, tras haber esquivado a dos jabalíes, un águila y un rinoceronte. Se puso a recordar a Felipe, el amor de su vida. Cuando supieron del CVD-19, dedicaron seis largos meses a diseñar un método para crear, de forma rápida y eficiente, búnkeres a quinientos metros de profundidad, que podrían salvar a millones de personas. La solución oficial, la fabricación y lanzamiento de una nave Vacu, no les parecía adecuada. Lograron que los recibiera el comité de expertos contra el CVD-19, que resultó existir al final, aunque no había ningún experto en asteroides. Suspiró al recordar lo guapo que estaba Felipe, con su traje azul y su corbata.
El comité de expertos lo formaban el ministro de actividades espaciales, la ministra de universidades, la vicepresidenta de asuntos interplanetarios y el director de la Agencia Nacional para Cohetes y Otros Ingenios (ANCOI).
Felipe y Mario tenían preparada una presentación de una hora. Tres minutos después de empezar, los cuatro oyentes se miraron con los ojos muy abiertos. Dos minutos después, el director del ANCOI, jadeando, se quitó la corbata.
—Un… infarto —masculló el director del ANCOI.
La ministra de universidades se desmayó y fue al suelo. La vicepresidenta de asuntos interplanetarios corrió hacia una papelera y empezó a vomitar. Solo el ministro aguantó el tipo, aunque se tuvo que secar el sudor con una mano temblorosa.
—Tenían que traer algo útil —dijo el ministro—: un nuevo combustible, un nuevo diseño de motor, algo que acelere la contrucción del Vacu…
—Señor ministro —dijo Felipe—. El CVD-19 impactará contra la Tierra dentro de tres años. El Vacu no estará listo hasta dentro de diez, ocho en las previsiones más optimistas. Necesitamos otra solución para salvar vidas.
El corazón debilitado del director del ANCOI falló en aquel instante. La ministra de universidades, que había logrado encaramarse a la mesa y asomar la cabeza, volvió a caer desmayada.
—El Vacu es la única solución posible —dijo el ministro—. Es la que salvó a la humanidad del asteroide Polivm.
—Señor ministro —insistió Felipe—, el asteroide Polivm fue detectado con veinte años de antelación. Entonces nos dio tiempo, pero el CVD-19 se detectó solo hace cuatro. No hay tiempo.
Pasaron un año en la cárcel. Mario se sintió tan traicionado por la política y la ciencia que lo dejó todo para unirse a la Iglesia del Gran Tirachinero, la única institución que le ofreció algo de consuelo. Le partió el corazón que Felipe se empeñara en continuar con su proyecto, a pesar de la oposición. Rompió con Mario para protegerlo y se dedicó a recaudar fondos y dirigir obras, mientras la policía intentaba detenerlo con las excusas más absurdas que se podía uno imaginar. Pero consiguió los fondos y los permisos para salvar a diez millones de personas en todo el mundo. Perdió la salud y lo perdió a él, pero había hecho más por la humanidad que todos los ingenieros que se afanaban en construir 500 cohetes Vacu a la vez. Los más prometedores no estarían operativos hasta dentro de siete años, un tiempo muy corto que enorgullecía a políticos e ingenieros, un hito histórico. El Vacu iba a ser inútil si tardaba tanto, pero solo la Iglesia del Gran Tirachinero estaba de acuerdo, y preparaba a sus fieles para el impacto.
Mario recordó el rostro de Felipe y, en medio del refectorio, empezó a llorar.
EPÍLOGO
Mr. Aleatory, el nuevo director de la OMSE, estaba emocionado. De los quinientos proyectos Vacu, solo dos pudieron terminarse. El resto fue barrido de la superficie de la Tierra por el impacto del CVD-19, junto con el 90% de la población mundial. Mr. Aleatory había pronunciado un discurso emocionante, que culminó ilusionado.
—Con este lanzamiento, la humanidad estará a salvo del CVD-19, que tantos daños ha causado. Hoy es un día histórico. ¡Que repiquen las campanas! ¡Vamos, Vacu, despega!
Solo aplaudieron los políticos y los que se habían hecho millonarios con el desarrollo de los cohetes Vacu, que veían el lanzamiento desde la seguridad de los búnkeres que se habían construido. Los pocos ciudadanos que asistieron parecían disgustados. Pensaban que el ingeniero díscolo, un tal Felipe, había hecho más por ellos que los ingenieros del Vacu. Y solo por el pequeño detalle de que los búnkeres construidos gracias a Felipe habían salvado a diez millones de personas y el proyecto Vacu a cero. Aunque debía haber algo de sensiblería, ya que Felipe había muerto dirigiendo la última obra. Ese tipo de tragedias atraían al populacho.
Se oyó el tañido triste de una triste campana y, a lo lejos, el cohete Vacu despegó hacia el espacio, liberando una columna de humo enorme. La televisión transmitió a los pocos que aún tenían televisores, las diez horas completas en las que la nave Vacu operó en órbita. Disparó sus misiles al vacío, porque el CVD-19 había impactado con el lecho del Atlántico hacía tres años y no había ni siquiera un asteroide inofensivo con el que lucir la potencia de fuego del Vacu.
Los políticos y los responsables de las compañías aeronáuticas lloraron de emoción: habían salvado de nuevo a la humanidad.
Objetivo principal: 3 Escribe una historia centrada en la religión.
Cuentos y leyendas. Objetivo secundario 1: H La princesa y el guisante.
Criaturas del camino. Objetivo secundario 2: VII Vampiros/licantropos.
Objeto oculto 1: 16 Un flamenco
Objeto oculto 2: 21 Sangre Azul
Cumple con mi objetivo personal: Felipe es un héroe que llega a perder la vida en su lucha por salvar a todas las personas posibles de la inacción de… digo del CVD-19
Cumple con Triada: tanto Mario como Felipe son homosexuales.
6 comentarios:
Hola Juan.
Este relato es muy diferente al tipo de prosa a la que nos tienes acostumbrados. Es mucho más rápida y trepidante. Supongo que debido a la naturaleza de la historia, has querido transmitir el caos en el que se ve sumido el mundo que presentas (ains...)y lo has conseguido con creces.
Es una analogía feroz que creo que todo el mundo debería leer para tomar conciencia (si no lo han hecho ya) de las dos realidades que existen y de que de esas dos realidades una siempre exprimirá los recursos de la otra desde su soberbia arrogancia.
Creo que has acertado de pleno con el tono satírico, ya que hace muy ameno un tema que tenemos tan manido. Y la sentencia final es magistral: no se puede decir más claro.
Lo más triste es lo mucho que se parece a la vida real.
Me parece un magnífico relato.
Un abrazo.
Buenas tardes, Yarcko
Gracias por leer este relato y me alegro mucho de que te haya gustado.
Aparte de que lo quería un poco más caótico de lo acostumbrado, lo escribí de manera acelerada y, además, quería contar muchos hechos más que buscar introspección en los personajes. Por eso elegí un ritmo más rápido, aparte de que quería que el humor fuera un poco absurdo, de ahí que las imágenes vengan con menos intervalo entre unas y otras. Me alegro de haber acertado con el ritmo.
También me alegro de haber logrado hacer ameno y algo humorístico un tema tan amargo. En efecto, quería describir, con este relato, la vida real, solo que cambiando un poco la catástrofe sufrida.
Un saludo.
Juan.
Me ha hecho mucha gracia, por un lado, y no porque precisamente hoy a mi también me haya picoteado un flamenco o que tenga familia en la OMSE (a partir de hoy tendréis que llamarme Mr Random, jajajaj). Me ha hecho gracia porque rebosa de humor ácido y critica a veces más soterrada, a veces más a pecho descubierto. Me han gustado mucho los juegos de palabras (pillé lo de Polivm y supe qué eran los cohetes ahí, antes que los nombraras). La verdad, se parece mucho muchísimo a la situación actual..Y eso es lo único que no da risa.
Madre mía con la locura de relato Juan xD entre el tirachinas, el aluminio en la cabeza, el flamenco comiéndose los bocatas y las naves espaciales te ha quedado un relato muy del rollo caótico xD bien hecho, ha sido entretenido, me ha gustado leerte en algo diferente :3
.KATTY.
Un relato muy interesante. Es ese tipo de humor satírico que hace gracia pero deja un mal sabor de boca al asociarlo con la realidad.
Muy bien relatado.
Buenas tardes
Gracias, RJRandom, Katty e Isefran por leerlo :).
Mr Random, no tenía ni idea de esas dos coincidencias :D. La idea de este relato era esa, hacer humor muy ácido y de criticar como se está llevando todo este tema que nos tiene hartos. Y, sí, ahora que lo dices, los cohetes tienen una forma parecida a las jeringuillas (je, je, je) aunque eso fue accidental. En efecto, lo triste es que se parece demasiado a lo que estamos viviendo.
Katty, me alegro de que te gustaria. Es cierto que este relato tiene un ritmo más rápico y caótico de lo que suelo escribir y que es diferente a los temas que suelo tratar. Me alegro de que el experimieneto saliera bien y me haya salido un relato caótico, que se corresponde con la situación actual.
Isefran, me alegro de que te gustara y estoy de acuerdo también: lo triste es que en este relato, cualquier parecido con la realidad no tiene nada de coincidencia.
Un saludo.
Juan.
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