30 junio 2021

#EstrellasDeTinta Código de colores

Este es mi microrrelato de junio para el reto de escritura Estrellas de tinta, organizado por Katty Cool. Puedes leer las instrucciones del reto (y solictar apuntarte) en la bitácora de la organizadora:

https://plumakatty.blogspot.com/2020/12/estrellas-de-tinta-reto-de-escritura.html

En esta ocasión, voy a poner objetivos y objetos delante, asi como número de palabras.

Objetivo que cumple: 6—Haz que tu relato tenga protagonista femenina y un personaje “Lampara sexy” masculino.

Objeto que oculta: 19- Hielo.

El relato recomendado es el de Isefran. Me encantan sus mamodos.

https://supeingoreson.wordpress.com/2021/06/10/estrellas-de-tinta-junio-un-mundo-nuevo/

Aquí está la pegatina de junio:

 

Son 243 palabras según https://www.contarcaracteres.com/palabras.html, (quité un asterisco que separa escenas) así que cumplo los objetivos de extensión.

Sin  TW

 

CÓDIGO DE COLORES

Nadie que me viera usar mi portátil en una cafetería, todas las tardes, sospecharía que una vida dependía de ello. Aquel local estaba en una zona céntrica y bastaba un simple dispositivo de ocultación para impedir que rastrearan mi equipo.

El camarero de siempre me trajo un café solo con hielo. Era el hombre más guapo que había visto en mucho tiempo. Me dio las gracias con su sonrisa divina cuando le pagué.
Fue un alivio recibir el correo de Sandra. Habíamos establecido un código de colores, los siete colores tradicionales del arcoíris, para indicar que todo iba bien. “El cielo parecía verde”, leí en un punto al azar del texto.

Encontrar el zafiro del mar, una joya mística, era prioritario. Se necesitaba una exploración peligrosa de una caverna defendida por horrores del pasado. Sandra era una hechicera experta, pero necesitaba un enlace externo, alguien que consultara los grimorios, la ayudara y la mantuviera ligada al mundo: yo, su mejor amiga.

 *

Aquel viernes tocaba el color violeta. El camarero guapísimo me dedicó otra de sus sonrisas tras cobrar. Leí el correo de Sandra y me angustió que hubiera mandado una imagen. En el texto no apareció el color violeta. Cuando vi la foto, apagué el portátil y hui. Tenía que destruir el ordenador y volar aquella misma noche a cualquier ciudad del mundo.

La foto era, según el correo, un “selfie” de Sandra. Aquello que vi ni siquiera se parecía a un ser humano.

1 comentario:

Isefran dijo...

¡Ay! No me he enterado muy bien de que iba el micro. ¡Que lerda soy!
El caso es que está bien narrado, pero creo que es demasiado corto y das por hecho que los catetos como yo lo vamos a pillar aunque no indiques algunos detalles.
Chorry....
Saludos y nos vamos leyendo