Siempre ando con la broma de que esta es la bitácora empresarial menos empresarial de Internet, ya que aquí escribo de todo menos de mi propia empresa que es, teóricamente, para lo que la creé. Reconozco que tampoco es que haya mucho que contar, ya que lo único que hacemos es trabajar, trabajar, trabajar, presentar declaraciones fiscales, trabajar... y todo eso suena bastante aburrido (y a menudo lo es). Pero con esta entrada realmente extraña, voy a dar el remate, o la puntilla usando el símil con el toreo, al carácter empresarial de la misma.
Voy a hacer algo que no suelo hacer casi nunca en Internet, y es hablar directamente de mí. Esta Semana Santa me la he pasado trabajando en un 80%, ya que he estado delante de este "bicho" (me refiero al ordenador) adelantando proyectos pendientes, salvo en momentos como este, en dos veces que me he ido a jugar al "volley-playa" (y hemos hecho amigos y amigas y todo... una red y una pelota en la playa tienen gran poder de convocatoria... ya sólo falta que ligue con una jugadora espontánea de "volley-playa") y una noche que hemos ido de cena. Esto demuestra que o soy demasiado responsable, o muy tonto, o muy desorganizado, o las tres cosas a la vez.
A lo que iba. Sobre el Lunes Santo empecé a recordar a una chica de la que anduve enamorado hace exactamente 15 años. Llevaba mucho tiempo sin acordarme de ella, así que ignoro por qué lo hice. Además, una noche o dos después tuve un sueño muy largo con ella, que tenía que ver con alguna aventura rara... nos perseguía alguien o algo de ese estilo (no... no tenía nada de erótico, pandilla de malpensados :-D ). Y, claro, recordé, recordé... La conocí en la Universidad, porque para ir a determinada clase de una asignatura que tenía colgada, había que apuntarse en una lista, y quien tomaba los nombres era ella (esto de la lista para asistir a clase, en aquellos tiempos, era algo muy extraño). Resultó que era de la misma ciudad que yo, aunque no nos conocíamos. Era muy guapa, muy simpática...
Nunca le dije nada. Ni siquiera llegué a quedar con ella ni a vernos de una forma que no fuera casual, aunque nos pasáramos, muchas veces, un buen rato hablando cuando coincidíamos. Consideraba que estaba fuera de mi alcance, lo que es una forma elegante de decir que me consideraba muy poca cosa para ella. Aparte, nunca me he caracterizado por ser valiente o audaz, aunque una vez sí lo fui extraordinariamente (para compensar, digo yo). El caso es que sé que ya está casada y con hijos, de lo cual me alegro mucho, porque me sigue cayendo muy bien, aunque ya hace tiempo que no la veo. Ahora, cuando lo pienso, me doy cuenta de lo absurdo que es creer que no estás a la altura de una mujer, pero ese es uno de los muchos errores que me han convertido en un solterón empedernido. Volveré a este tema de los errores más adelante.
Recordando, recordando, recordé a otras dos de las que anduve enamorado (por cierto, "anduve enamorado" lo he sacado de un libro :-) ). A la primera la conocí hace 21 años. No sé qué es de ella ni me importa nada. Un día me la crucé por la calle, hace unos tres años o así, y me hice el "sueco". Me trató muy mal y aunque no le guarde rencor, si quiere hablarme que lo haga ella. Y a la segunda, hace diez, con la gracia de que la chica que conocí en la Universidad, y ésta, llegaron a conocerse en persona. Hace ya bastantes años... me atrevería a decir que ocho, nos vimos los tres en un tren sin pretenderlo. Esta tercera sí que me trató muy bien, a pesar de que no me lo merecí, y no porque le hiciera nada malo y me lo perdonara, sino por mi debilidad, falta de ideas y de sentido común. Con esta, hace muchos años, sí que fui valiente... sólo que el valor se me agotó en seguida. Cada vez que me hago cargo de la paciencia que tuvo conmigo, busco una cama debajo de la que esconderme (soy andalúz; exagero, ya sabéis...).
Para que esta entrada tenga algo de contenido, y alguien tenga algo que comentar si lo desea, voy, por fin, al segundo objetivo de la entrada. Voy a enumerar mis errores, y los de otros que he visto, para que aquellos hombres que estén deseosos de abandonar su estado de soltería (hay gente muy rara por ahí :-D ) no caigan en ellos. Concretamente:
- La idea de que una mujer, por muy guapa que sea, está fuera de tu alcance es absurda. Da igual que seas feo, bajito, gordo o tartamudées, - o que seas apuesto y musculoso como yo (je, je, je) -; casi nunca es verdad.
- Es muy bueno ver más películas románticas. Son un compendio de todo lo que no se debe hacer si quieres conquistar a una mujer. Sí, hay chicas que hasta lloran con esas películas, pero si se vieran en la vida real en esa misma situación, perderían interés por el "galán" de la misma o saldrían corriendo (o ambas cosas). Es parecido a que nos pasa a los que nos gustan las películas de batallitas: si me pusieran una espada en la mano y se me echaran encima tres esbirros armados hasta las cejas, seguro que correría muy rápido, y no sería tan divertido. Claro que dada mi formación científica, os propongo que no me creáis... Comprobadlo vosotros mismos; haced lo que se ve en esas películas y veréis como os sale todo torcido...
- Las mujeres son personas normales y corrientes. No leen la mente, no pueden hacer cinco cosas a la vez, no tienen un sexto sentido, no son mejores en lingüística por derecho de nacimiento... Son tan normales como lo puedas ser tú, así que es una gran idea, antes de entrarle a una chica, ponerse en su lugar y plantearte qué pensarías del vigésimo individuo que le ha preguntado "¿vienes mucho por aquí?" en lo que va de noche (tres cuartos de hora), con cara de lascivia. Sed originales. Tampoco se darán cuenta de que sientes algo por ellas si no se lo dices. Y mira que es obvio lo que acabo de decir, pero cuesta trabajo darse cuenta de que si te callas, no sabrán ni que existes.
- Insisto. Las chicas son personas normales... son como tus amigos o tus familiares o tus colegas. Supongamos que estamos en un acto, te presentas a un profesional y éste pasa completamente de ti. ¿Qué solemos hacer? Despedirnos con educación e irnos a hablar con otro. Pues bien, entonces, decidme: si le entrais a una chica en una discoteca, y ella pasa de vosotros completamente, ¿creeis que os va a apreciar más si os quedáis allí, sonriendo estúpidamente, y tratando por todos los medios de hacerla reír? Una despedida con clase, o una crítica muy leve y con gracia a su actitud (esto sólo si la chica es descaramente "borde" e insultante, si se porta con educación no da muy buena imagen de vosotros... ninguna chica tiene obligación de salir con nadie, recordadlo, por favor) son ideales.
- Seducir es cuestión de actitud. Y, además, esta actitud es la misma que enamora a un hombre o a una mujer. Y la actitud se resume en que, cuando le entres a una chica, debes ir convencido de que vales, de que contigo va a pasar una gran noche, y que si te rechaza, la que sale perdiendo es ella. Si no, todo lo que hagas es inútil. Si, algún día, tenéis la suerte de que una chica con esta actitud os intenta seducir, comprenderéis lo que digo. Por desgracia, estas mujeres escasean tanto como los buenos seductores.
- La observación es importante. Analizad cómo actúan los que tienen éxito con las mujeres y sacad conclusiones. Yo aprendí mucho así.
- No os toméis demasiado en serio lo de buscar pareja. Es sólo un juego. Debería ser divertido. Si conseguís que entrar a las chicas sea una actividad agradable, dejaréis de ser solteros antes de lo que pensáis.
- Podéis leer libros, mirar en Internet e imitar para aprender, y aprenderéis mucho, pero es bueno que encontréis vuestro estilo. A mí me gusta eso de exagerar (un ejemplo al final).
- Y, de remate... Si le entráis a una chica para seducirla, es para seducirla, no para hacerla vuestra amiga, pagarles cafés y copas, y ser su paño de lágrimas. Aparte de ser una actitud que, a veces es errónea, y otras veces claramente hipócrita (pensadlo... estáis sirviendo de paño de lágrimas, y gastando dinero, para poder llevaros a una chica a la cama... ¿os parece bonito? A ellas tampoco), no funciona casi nunca o nunca. Casi nunca se enamoran de un hombre con tan poco carisma como para permitir que una chica que le gusta acuda a él para desahogarse y qué él esté ahí con la esperanza de que un día descubra que es el hombre de sus sueños. Que sé de gente que llega a soportar en silencio, y con una sonrisa, que, la chica a la que ama, le cuente compungida los problemas sexuales de su nuevo novio. Con todo respeto, más bajo no se puede caer. Y luego se preguntan por qué siguen solteros... Si no te quieres a ti mismo, los demás no te van a querer... Si tienes buen corazón, y te gusta ayudar a los demás, eres libre de consolar a tus amigos o a tu pareja, pero a una chica a la que quieres conquistar que la consuele otro.
Para terminar... ¿había hablado yo de un ejemplo de exagerar? ¿Sí? Pues ya no me acuerdo (je, je, je)... Planteaos seriamente si queréis ser grandes seductores. Os advierto que la vida del "tío bueno" no es tan bonita como la pintan. Ser un hombre objeto, perseguido por las mujeres, no es tan agradable... lo digo por experiencia. Y ya que estoy aquí aprovecho para pediros, chicas, que si me mandáis fotos vuestras con poca o ninguna ropa, lo hagáis en JPG y no en BMP, que mi buzón de correo sólo tiene 1 Gb de capacidad.
(Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, no me he podido resistir, lo siento... ja, ja, ja).