Sociedad sexista
Nada... El tema de la subida de impuestos, del recorte de los sueldos de los funcionarios... de nuevo en la cola por otra cosa de la que tengo que hablar ya...
De vez en cuando visito la estupenda bitácora del juez de menores Emilio Calatayud y del periodista Carlos Morá. Y he leído algo que no me resisto a compartir. Debo aclarar que la frase que destaco es sólo una de la que Carlos Morá se hace eco, transcribiendo las declaraciones de un tercero. En esta entrada, que habla de un tema tan triste como las agresiones de hijas a sus propias madres, se dice lo siguiente:
"(...) los casos en los que están implicadas niñas suelen ser muy difíciles. “Ellas tienen un comportamiento muy masculinizado, en el peor sentido del término, con sus madres”. (...)".
Las negritas son mías. Y es cierto que en una sociedad sexista como la nuestra, donde no importan en absoluto las personas, sólo el sexo con que han nacido, estoy cansado de oír cosas de tal guisa. Pero esta me ha chirriado tanto que la voy a comentar.
A las feministas les apasiona analizar el lenguaje para buscar agresiones e "invisibilizaciones" de las mujeres en todas partes, y afirmar cosas como que la existencia de un género gramatical no marcado es un ataque a la mujer. Hagamos lo propio con esta frase. Se deduce de esta frase que las mujeres pueden "masculinizarse", o sea, adoptar actitudes y comportamientos propios de los hombres. Se deduce de la mencionada frase que en la esencia de la masculinidad está el pegarles a nuestras madres. (De hecho, cada vez que veo a la mía la inflo de palos como, seguramente, hacemos el 90% de los hombres cotidianamente - sí, la frase anterior, entre paréntesis, es un ejemplo de sarcasmo -). Cuando un niño le pega a su madre, se comporta como un hombre; cuando una mujer le pega a su madre, es que está masculinizada.
Claro... Para el feminismo las mujeres, o mejor, ese concepto abstracto denominado "la mujer", es perfecta. Todo lo que es malo: la violencia, el odio, la pederastia, los maltratos... todo eso son actitudes "masculinas". Cuando una chica es violenta, o mata, resulta que no es una demostración de que hay mujeres malvadas, no, se trata de casos de "contaminación", de "masculinización", de desvirtuación de un colectivo humano, las mujeres, que nunca hacen nada malo, que no son nunca responsables de nada, salvo de las cosas buenas. De lo malo somos responsables, en exclusiva, los hombres y las mujeres contaminadas por la esencia del machismo. Al revés, cuando un hombre es pacífico, solidario y cosas de esas que tanto se valoran hoy, está adoptando actitudes "femeninas". Por un hombre no puede ser pacífico; nuestros genes, o concretamente, el gen "Y", nos convierte, innata e inevitablemente, en asesinos y violadores. A todos, salvo a aquellos a los que las características "femeninas" nos doman un poco. Porque las mujeres ni matan, ni torturan, ni se dejan llevar por el odio; de todo eso, el responsable último es el machismo, del que los hombres (y la mayoría de las mujeres) no somos conscientes. (Me encanta esa concepción que afirma que si el 95% de las encuestadas dice no sufrir discriminación, resulta que es que aún no se han dado cuenta de lo discriminadas que están, porque el dogma político es correcto por encima de la opinión del pueblo).
Ese concepto de la "masculinización" era propio de los idearios racistas científicos de principios del siglo XX. Entonces, la obsesión eran las diferencias raciales y se creía que la inmigración podía "italianizar" o "españolizar" a pueblos de características superiores, o sea, convertir a paises democráticos y ordenados en tierras pobres y degradadas como el arco mediterráneo de principios del siglo XX. De ahí que hubiera que parar la inmigración de razas "inferiores". Nada nuevo bajo el sol, a pesar de lo demócratas y modernos que nos creemos.
Decía una chica con la que hablé hace un tiempo por Internet, de ideas feministas, que cuando en una oficina un hombre alababa a otro diciéndole que era un "machote" se indignaba. No tuve tiempo de responderle que, entonces, ¿qué habría que hacerle a la política que, cuando salió Zapatero elegido, dijo que le gustaba mucho porque era un político con una concepción "muy femenina"? Habrá que indignarse también por alabar a alguien llamándolo de femenino, ¿no? Aunque los tiros parece que van por ahí, que lo "femenino" es bueno y lo "masculino" malo.
Lo dicho, quizá no seamos tan demócratas como nos creemos.