31 mayo 2018

#OrigiReto2018 El vástago de Juan Carlos Feira y del alcohol de 96 grados

Relato para el Reto de escritura de #OrigiReto2018 - Ejercicio: 15- Escribe una historia con un incendio como protagonista como si fuera un ser vivo.

Bases en:
http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com.es/2017/12/reto-de-escritura-2018-origireto.html
o en
http://plumakatty.blogspot.com.es/2017/12/origireto-creativo-2018-juguemos.html

Aquí está la pegatina de mayo



Son 1039 palabras y este relato tiene un pelín de humor, como el precedente.



EL VÁSTAGO DE JUAN CARLOS FEIRA Y EL ALCOHOL DE 96 GRADOS


Nací en el suelo de un laboratorio en Alemania. A diferencia de otros incendios, que nacen de manera fortuita, yo tuve un padre humano que me creó para cumplir una misión. Mi cometido era destruir el laboratorio y, sobre todo, aniquilar a centenares de ultrapulpos que estaban a punto de echar abajo, a ritmo de reguetón, el cristal que los encerraba.

Cuando mi padre estuvo a salvo, utilicé el alcohol del suelo para expandirme con rapidez y fortalecerme gracias al mobiliario. Me esforcé mucho y logré que, cuando los primeros ultrapulpos habían conseguido abrir agujeros y se colaban enloquecidos por ellos, fuese lo bastante poderoso como para que toda la pared del laboratorio que estaba frente al cristal, a tres metros de distancia, estuviera en llamas.

Busqué más combustible en los armarios y estanterías del laboratorio y me preparé para la batalla. Cuando el primer ultrapulpo voló hacia el techo, con los ojos inyectados en sangre y moviendo los tentáculos con rabia, lancé una llamarada contra él. El animal cayó girando al suelo, se impregnó de alcohol en llamas y acabó consumido. Me dio pena ser un incendio. Hubiera sido mejor meter a todos aquellos ultrapulpos en una olla y cocerlos. A mi padre le gustaba mucho el pulpo a la gallega, ya que le recordaba a su tierra natal. Se habría dado un gran festín.

Al principio, pensé que todo sería sencillo. Abrasé a cincuenta y tres ultrapulpos a medida que iban saliendo y trataban de escapar. Cuando lograron echar abajo casi todo el cristal que  los separaba del laboratorio, unos pocos me atacaron y acabaron carbonizados, pero la mayoría se mantuvo fuera de mi alcance.

Entonces, empezaron a luchar. Unos me escupían agua, otros me la lanzaban con los tentáculos. Abrasé a cerca de treinta, pero consiguieron hacerme daño. Los seres humanos no pueden imaginar lo que siente un fuego cuando le echan agua. El agua es un líquido horrible y muy frío, que provoca una sensación de asfixia difícil de soportar. Cada ultrapulpo me echaba poca agua, pero eran cientos.

Solo había una solución. Dediqué una fracción de mis fuerzas a seguir atacando a los ultrapulpos y el resto a alcanzar la puerta de salida del laboratorio y a buscar combustible en otros puntos. Aquello me salvó. Avancé por un pasillo donde había poco que quemar y crucé una puerta que había a la derecha. Daba a una sala llena de productos inflamables, que fui consumiendo despacio, para dosificar bien mis fuerzas.

Los ultrapulpos habían conseguido apagarme casi por completo en el laboratorio. Por fortuna, había logrado consumir todo el combustible aprovechable de allí y abrasar a unos cuantos ultrapulpos más a base de acumular fuerzas y lanzar llamaradas grandes por sorpresa. Me había hecho fuerte en el pasillo y, sobre todo, en la sala llena de material inflamable. 

Advertí que los ultrapulpos se iban acumulando en el laboratorio y se organizaban para atravesar el pasillo. Y aquello me dio la idea. Avancé con rapidez hasta el final del pasillo y me expandí por una sala pequeña, donde me alimenté de los muebles. Me apagué todo lo posible en esa salita y en el pasillo y esperé.

Los ultrapulpos cayeron en la trampa y, de manera ordenada a pesar del grado de excitación crónico que el reguetón les había imprimido en sus cerebros, recorrieron el pasillo. Esperé con paciencia a que el pasillo estuviera lleno de ultrapulpos y a que los primeros llegaran a la salita. Solo cuando algunos estuvieron a punto de salir, lancé mi ataque. Gasté casi todo el combustible, pero, de improviso, la salita y el pasillo se convirtieron en una antorcha gigantesca. Cientos de ultrapulpos enloquecidos murieron pasto de mis llamas.

Por desgracia, aún quedaban vivos unos noventa, los más rezagados. Y aquel esfuerzo me había agotado. Me dediqué a quemar los restos de los muebles de la salita y a devorar las últimas botellas de material inflamable, para recobrar las fuerzas necesarias para el combate final con los ultrapulpos supervivientes.

Y, entonces, los seres humanos lo estropearon todo. Diez de ellos, armados con extintores, entraron en la salita y apagaron todas mis llamas en aquella habitación. Luego, avanzaron por el pasillo, apagando las pocas llamas que aún me quedaban allí. Me debilitaron mucho. Lo más triste es que no sabían que estaba de su parte, que mi lucha contra los ultrapulpos era también la suya. Por desgracia, los incendios no sabemos hablar.

Los ultrapulpos eran tan inteligentes como malvados. Esperaron a que los humanos estuvieran todos dentro del pasillo. Entonces, atacaron. Con mis últimas fuerzas, abrasé a diez con una llamarada que lancé a través de los huecos de la puerta de la sala con el combustible, pero fue inútil. Los humanos pelearon con fiereza, pero eran demasiado pocos. Los monstruos se enroscaban en los cuellos de los humanos y les tapaban la nariz y la boca.

Me había debilitado tanto que solo me quedaban llamas dentro de la habitación donde quedaban un par de botellas de material inflamable. Devoré una de ellas y lancé una última llamarada, que solo abrasó a un ultrapulpo. Agotado, consumí despacio la última botella de material inflamable, con la esperanza de durar unas horas más.

Sin embargo, mis enemigos no iban a dejarlo así. Abrieron la puerta despacio y no tuve fuerzas para reaccionar cuando vi que varios de ellos sujetaban un barreño. Me echaron encima una buena cantidad de agua y quedé reducido a una llamita diminuta que ardía escondida tras la última botella de material inflamable. Observé impotente como los últimos setenta ultrapulpos atravesaban volando el pasillo, rumbo a su libertad.

Lo siento tanto, papá. Hice lo que pude, luché con todas mis fuerzas, pero los ultrapulpos eran muchos y muy inteligentes. Son animales muy peligrosos y sufro al pensar en los crímenes que van a cometer por todo el mundo cuando se multipliquen y colonicen todos los mares. Confío en que los humanos reaccionen a tiempo y aniquilen a estos monstruos. Espero, papá, que hayas podido escapar y que puedas volver a tu tierra sano y salvo.

Ya no era más que una llamita agonizante. Una gota de agua se deslizó por la botella de material inflamable, ya vacía, y me apagó.

3 comentarios:

Esther S. dijo...

¡Hola de nuevo! Ay, no pensaba que los ultrapulpos fueran a ganar la batalla, yo estaba apoyando al incendio pero no pudo ser... xD.

He disfrutado mucho con este relato, así como con el anterior, y debo decir que están muy bien hilados los dos. Para mí este objetivo era de los más difíciles, pero lo has solventando muy bien.

No tengo mucho más que añadir.
¡Hasta otra!

Stiby dijo...

Buenas!

Mira que no me imaginaba que continuarías con este objetivo aunque creo que me lo habías dicho cuando viste que lo iba a hacer yo también y que además tras leer el primero era bastante lógico que eligieses este para continuarlo.

Me han gustado mucho varias cosas, sobre todo que no gane el fuego sino los ultrapulpos y lo segundo que el fuego tenga claramente una conciencia sobre quién lo creó y con qué propósito. Que sepa que no es un accidente.

Muy entretenido a pesar de la dificultad del objetivo, lo has llevado súper bien.

Sólo un capítulo más.

KATTY COOL dijo...

Ey, Muy curiosi, buena batalla, bien escrito y cumples el objetivo correctamente. Creo que has usado una buena forma de de explicar como el fuego se va alimentando y creciendo para no extinguirse todo el tiempo y poder contraatacar a los ultrapulpos. Me ha parecido muy muy épica la guerra del fuego contra los ultrapulpos en el laboratorio, que siguieras con la historia y el giro final inesperado de los humanos liándola como siempre xD Me ha gustado sí y enhorabuena por tú pegatina completa del mes :3


.KATTY.
@Musajue