30 junio 2018

#OrigiReto2018 Absurda justicia

Relato para el Reto de escritura de #OrigiReto2018 - Ejercicio: 04- Escribe un relato en el que el protagonista se convierta en un asesino.

Bases en:
http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com.es/2017/12/reto-de-escritura-2018-origireto.html
o en
http://plumakatty.blogspot.com.es/2017/12/origireto-creativo-2018-juguemos.html

Son 1047 palabras, quitando cinco asteriscos de separación de escena. Hay un poco de crítica a un sistema judicial que gradúa las penas como le viene en gana. Aquí, la pegatina:






ABSURDA JUSTICIA

Los dos robots que me conducían me bajaron del coche y me obligaron a seguir al robot judicial, que pulsó el botón del ascensor de un edificio muy viejo. Llamaron a una puerta y nos abrió una mujer de mi altura, de pelo castaño, ojos de color marrón claro y piel pálida. Vestía un pantalón negro y una camisa azul claro. La mujer nos guió, a través de un pasillo con cuadros, a un salón de estilo muy antiguo, de los años 30, y los robots me obligaron a sentarme en un sillón rojo. La mujer se sentó frente a mí, en un sofá rojo de tres plazas del mismo estilo que el sillón. Los tres robots se alejaron y se quedaron de pie, quietos en la puerta que daba al pasillo con cuadros. Una mesa pequeña se interponía entre mi anfitriona y yo. La mujer se recostó en su asiento y me sonrió con malicia.

—Hoy es tu día de suerte, Luis. Tengo una propuesta para ti.

Debido a mi asexualización, ni recordaba a aquella mujer ni podría haber dicho si era atractiva o no. Si mi anfitriona había aducido motivos recreativos, quería decir que deseaba acostarse conmigo. Los hombres asexualizados heterosexuales solo podían recuperar su sexualidad si una mujer lo deseaba. Por un lado, ansiaba recuperar la memoria y averiguar al fin quien era en realidad. Por el otro, temía que conocer mi auténtico yo no me iba a gustar.

Mi anfitriona hizo un gesto y el robot judicial me colocó un brazalete en el antebrazo derecho. Le dio un mando a la mujer y regresó junto a los robots policías. De pronto, mi anfitriona pulsó un botón y me empezó a arder el brazo. Anular la asexualización era doloroso y llevaría un cuarto de hora. Por fortuna, el brazalete, además de inyectar la sustancia que eliminaría la mezcla ITSDHH de mi sangre, suministraba un somnífero. Caí dormido al instante.

* * * * * 

Cuando abrí los ojos, la mujer no estaba en el sofá. Los tres robots seguían inmóviles en el mismo sitio. Y yo volvía a ser un hombre. Un hombre mareado, con la mente confusa, pero un varón de nuevo. Doblé el tronco hacia delante y me froté los ojos.

—Toma, Luis, bebe un poco y te sentirás mejor.

Mi anfitriona me tendía un vaso de agua. Y me preocupó advertir que no me pareció ni guapa ni fea. Si había recuperado mi sexualidad, tendría que haber sido capaz de evaluarla como haría cualquier varón heterosexual. La mujer, que sujetaba una copa de vino, se sentó en el sofá, con una forma de moverme que se me antojó seductora, pero que no me lo resultaba en absoluto. ¿Qué estaba pasando?

—Tranquilo —dijo la mujer y bebió un sorbo—. El sueño ha anulado la amnesia, pero aún necesitarás unos minutos de consciencia para poder evocar recuerdos. Bebe un poco y disfruta. Lo vas a necesitar.

No me gustó la sonrisa que me dedicó antes de volver a tomarse otro sorbo. Sin embargo, no tenía más alternativa que esperar. Durante un par de minutos, callamos.

—Bien, Luis, no necesitas recuperar la memoria para saber lo que quiero de ti —dijo y dejó la copa en la mesa—. Te he liberado por motivos recreativos, pero eso es solo la excusa. No tengo intención de follar contigo. Mi trato es el siguiente: tú me darás la mitad de tu sueldo y de todo lo que tienes y yo evitaré tu asexualización. ¿Trato hecho?

Estuve a punto de venirme abajo. Mi sueldo era escaso y con la mitad no iba a tener suficiente para vivir. Mis ahorros eran mínimos, pero mi apartamento era de propiedad. Si aquella mujer se quedaba con la mitad, podría ponerlo a la venta y yo acabaría en la calle, sin dinero suficiente para comprar otro. Mi mitad me daría para pagarme un alquiler, quizá durante un año. ¿Y después? ¿Dónde iba a vivir?

—Creo que no puedo aceptar.

—Espera a recuperar tus recuerdos.

Pasaron unos minutos interminables, que la mujer invirtió en terminar su copa de vino. No fui capaz de beber ni un sorbo de agua. Y, al fin, recuperé la memoria. Y todo cobró sentido. Una mujer me había acusado de violación, pero había sido una identificación errónea: soy inocente porque soy homosexual. Y las sombras que recordaba durante mi asexualización cobraron rostros. Eran Alfredo y Sara. Alfredo era mi amante, que estaba casado con Sara por conveniencia. El padre de Alfredo y el de Sara habían comprometido a sus hijos para que sus dos multinacionales pudieran fusionarse.

Aunque mi acusadora había reconocido su error, seguí siendo culpable, porque según la ley, nadie puede retirar una denuncia por violación, ni siquiera la propia víctima. Solo podría demostrar mi inocencia si demostraba que era homosexual. El único que podía ayudarme era Alfredo, pero el escándalo de revelar que el suyo era un matrimonio pactado le haría perderlo todo. Así que callé y fui condenado.

—No puedo aceptar tu trato. Soy inocente.

—Entonces, Luis, volverán a asexualizarte. Y durante muchos años más, porque diré que intentaste abusar de mí.

Cerré los puños y se me aceleró el pulso. No podía delatar a Alfredo, así que solo tenía dos alternativas: aceptar el trato y, al menos, mantener vivo mi amor gracias a los recuerdos, o volver a sumirme en la oscuridad. Y, como aquel monstruo con cuerpo de mujer había intuido, regresar al olvido tras recordar me resultaba insoportable.

Absurda justicia. Miré a mi derecha y reparé en que había otra opción. Me levanté y me fui a la cocina. Mi anfitriona me lo puso fácil: me siguió insultándome, burlándose, amenazándome. Tomé un cuchillo y corrí hacia ella. No pudo reaccionar y la aprisioné contra una pared. La apuñalé en el vientre una y otra vez, hasta que la mano y mi ropa se mancharon de rojo y el cuerpo sin vida de la mujer se deslizó y quedó tumbado.

Los robots me arrestaron, pero no me importaba. Absurda justicia. Un intento de violación para un reincidente suponía quince años de asexualización y arresto domiciliario. Un primer asesinato, tan solo ocho años en la cárcel, con libertad condicional a los cuatro.

Mientras los robots me llevaban a la comisaría, iba sonriendo: por fin era libre.

2 comentarios:

Stiby dijo...

.Buenas!
Leído este también por fin. La parte de los recuerdos se me hace más coherente que la de la asexualizacion, la verdad. Aunque supongo que es algo más manido y por ello se hace mas fácil de imaginar. Incluso es algo que ocurre en la realidad con algunas enfermedades.

La justicia en tu relato no tiene ningún sentido xdddd supongo que eso también pasa en la realidad.
Me ha dejado un poco fría este relato, sin poder empatizar con ninguno de los personajes.

Por otro lado debo decir que el hecho de que un hombre sea homosexual no le impide poder violar (a una mujer o a un hombre) ya que una violación es mas bien un acto de control y superioridad y en muchos casos no tiene nada que ver con la atracción sexual del atacante hacia la víctima, sino con la situación de poder en la que sitúa al atacante.

Buen giro al final usando ese vacío de la ley que, por desgracia, visto lo visto, también suele ser usado en la realidad.

Sólo un capítulo más - blog de relatos cortos, reseñas y libros.

KATTY COOL dijo...

Hola Juan! El relato está bien logrado, cumple el objetivo y además continua muy bien el anterior relato. Se entiende perfectamente y es facil de leer y aunque es claro y esta bien redactado, creo que la id a me parece algo confusa en algunas partes y me hace llegar ideas contradictorias. Por una parte el es inocente, y no solo lo había olvidado, si no que era gay, y no podia demostrarlo por lo que seguía siendo culpable. M... No sé me parece algo rebuscado tener que basar tu innocencia en tu orientación, pero bueno, tiene su lógica al fin y al cabo, pero luego dice q no puede juzgar a la mujer xq aun no siente nada hacia ella... Pero tampoco importa mucho tu orientacion para juzgar fisicamente a alguien, te atraiga o no, no? Dejando eso de lado, me parece super retorcido que se pueda asexualizar a alguien y revertir el proceso, y más siendo para recreo de una mujer, y que eso le devuelva los recuerdos. Creu que los recuerdos no eran necesarios para eso, pero entiendo que la historia es así. También creo que hacerlo para ademas chantagearlo a cambio de medio sueldo por su libertad siendo inocente ya es el colmo, vamos xD pobre en la que se ha tenido que ver metido.

Tengo que decir que la castracion quimica se usa hoy dia en algunos casos de violadores y es irreversible. Y que lo triste de todo esto, es que en muchos casos, la ley juzga mal la gravedad de los casos, o sin ningun sentido común, eso no es nada nuevo. Buen punto que tenga tantas similitudes con la realidad. Buen relato Juan, i quietante y da que pensar. Enhorabuena por tu pegatina completa ^^

.KATTY.
@Musajue