28 marzo 2008

Doble rasero

Por desgracia, lo que me mueve a escribir hoy no es algo muy divertido. Y son los últimos fallos judiciales... Ha dicho una responsable, un alto cargo, que estos casos son excepcionales... Lamento disentir... serían excepcionales si fueran uno cada varios años, pero no... delincuentes condenados que están en la calle por cuestiones burocráticas hay más de dos. No hace falta que empiece a dar ejemplos...

Algo que me llama poderosamente la atención de nuestro sistema social es el doble rasero que aplica el poder a la hora de juzgar. Cuando uno ha actuado de mala fé, todo el sistema gira en torno a montar argumentaciones que exculpen al culpable o que reduzcan la pena, por muy forzadas que resulten. Hay un asesinato que sucedió hace muchísimos años, por problemas, parece, de celos. Mientras un hombre estaba cerrando las rejas de un negocio, vino otro por detrás, le dijo: "te voy a matar". Le dio un navajazo por la espada y lo mató. Pues en la sentencia se falló una pena de homicidio, y no de asesinato, porque, según el juicio, el hombre no tenía intención de matar, debido a que, de una navaja de 15 centímetros, sólo le clavó 8. De modo, que lo mató por accidente.

Otro caso de esta clase fue el famoso individuo (lo entrevistaban, y con gran respeto) que fue filmado por las cámaras del metro de Barcelona mientras atacaba a una niña. Pues bien, a pesar de todo lo que se vio en la grabación, el sistema determinó que no había que castigarle por la patada en la cara, porque, por el ángulo de la cámara, no se podía discernir si la había golpeado o si había detenido la pierna antes. Para llegar a esa conclusión, han tenido que pasarse horas y horas viendo el vídeo, buscando cualquier forma de exculparlo.

Sin embargo, cuando el "culpable" no actuaba de mala fé... A un conductor de ambulancias, que llevaba a un enfermo grave urgentemente al hospital, le han quitado unos cuantos puntos de carné y le han puesto una multa por exceso de velocidad. Ha hecho todo lo posible para demostrar que se saltó el límite porque llevaba a un enfermo para el que un retraso de minutos hubiera supuesto la muerte. Pues no ha habido manera. No le han valido ni los justificantes emitidos por sus jefes de que llevaba a esa persona, del hecho de ir en una ambulancia... Nada les sirve. Le exigen que dé el nombre y la dolencia del enfermo, lo que es ilegal por culpa de una de las leyes más restrictivas que existen. Aquí no hay esfuerzo en buscarse la forma de exculparle a cualquier precio, aquí es culpable por mucho que se empeñe en demostrar lo contrario.

Doble rasero...

Y otro día, más.

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